Jacinto Suárez Espinoza: Incansable luchador de las causas justas y revolucionarias de los pueblos hermanos.

 Por: Leonel Espinoza Linarte*

Jacinto nace el 24 de julio de 1947, recién ha concluido la II guerra Mundial, los Estados Unidos de América han salido fortalecidos económica, política y militarmente, gracias a que proveyeron a sus aliados de recursos y créditos, más las materias primas de uso militar, que extrajeron del continente americano, tanto del Sur como de Centro América.

Establecieron sin consultar con ninguno de los afectados, esta zona del hemisferio occidental como su patio trasero.

En Nicaragua, la guerra de Liberación Nacional liderada por Sandino había sido concluida mediante una victoria indiscutible del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, ejemplo y bandera de lucha antiimperialista de toda la América hispana y más allá.

Entre el año de 1934 y el 7 de mayo de 1945, al finalizar la II guerra mundial, en Nicaragua se ha instaurado la dictadura somocista gracias al apoyo del gobierno de los Estados Unidos. Al mismo tiempo se ha mantenido una resistencia armada, aunque sin éxito, de patriotas que se enfrentaban abiertamente contra la dictadura Somocista. Siendo el acto, más sobresaliente por su heroísmo y su martirio, la acción de Rigoberto López Pérez, que como él bien lo expresó con su sangre y su heroísmo, que nos heredó a las futuras generaciones: ser él quien inició el principio del fin de la Dictadura.

Es este el entorno en el que Jacinto y sus compañeros de niñez y juventud van a vivir, en donde va transcurrir su qué hacer, de modo tal que ya en secundaria, van a organizarse movimientos estudiantiles, con carácter político, en contra del régimen dictatorial de los Somoza.

Desde ese entonces se van agrupando jóvenes de la talla de Silvio Mayorga,Tomás Borge Martínez, poeta, guerrillero, escritor y agitador por excelencia; Víctor Tirado López, Pedro Aráuz, el organizador de la conspiración urbana y clandestina; José Benito Escobar, cuya filosofía de herrero forjador de temple, conciencia, mística y disciplina (ante una crítica que le hicieran, en cuba, de que muchas huelgas de hambre habían provocado la destrucción física de sus compañeros), les replicó; que como responsable tenía que  mantener la moral firme,  y que, contrario a sacarlos moralmente destruidos, prefería sacarlos destruidos físicamente, prefería sacarlos moralmente fortalecidos aunque fueran físicamente destruidos.  Daniel Ortega, la síntesis de nuestro origen, nuestro secretario General, dueño de la maestría necesaria para conducir a nuestro partido y a nuestro pueblo. Humberto Ortega, Selim Shible, quien en vez de alejarse de la guardia corría hacia ellos disparando, y también los vergueaba en sus oficinas; Jorge Navarro, Francisco Buitrago y modesto Duarte; David Tejada, Jacinto Suárez, Francisco Moreno, Alí Rivas Vallecillo, Lenin Cerna, quien ya para esos tiempos reclutaba jóvenes para el FSLN, Juan José Quezada, Jhonatan González, Jorge Guerrero (el cuervito), Adrián Roque Fonseca,  Rolando Roque, Ajax Delgado, Julio Oscar Romero, Saúl Arana Castellón, Carlos Agüero, Leopoldo Rivas, Emmet Lang, Silvio Casco, Leonel Rugama, René Núñez, Germán Pomares, Patricio Arguello, Cristian Pérez, Edmundo Pérez, Orlando Núñez, Santos Medina (el pintor), Oscar Danilo Rosales, Nicho Marenco, Alesio Blandón, Marcos Antonio Rivera, Aníbal Castrillo Palma, Julio Buitrago, Casimiro Sotelo, Ricardo Morales,  Oscar Turcios, Mauricio Hernández, Roger Núñez, Julian Roque Cuadra. Enrique Lorente; Tita e Indiana Valle, Gladys Báez, Doris Tijerino, Gloria Campos, Luisa Amanda Espinoza, Leticia Herrera, Olga Avilés, todos bajo la conducción de nuestro Fundador. Carlos Fonseca Amador.

 El 27 de Octubre de 1966, durante la inauguración de la liga de beisball, murieron a causa de la acción asesina de la guardia Nacional: Roberto Silva Téllez de 17 años, Felicita Valle Jarquín de 11 años y José Jarquín Laguna de 8 años, y  más de 100 heridos.

Con el devenir de las luchas posteriores se irán incorporando a las luchas estudiantiles, mas jóvenes, inspirados principalmente por las movilizaciones de los estudiantes del  Instituto Ramírez Goyena.

De manera que, para  1962, a sus 15 años, Jacinto es ya todo un guerrillero urbano hecho y derecho, militando en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, siendo todavía un menor de edad, pero con responsabilidad de hombre.

Así pues, no se puede escribir de Jacinto, si queremos también escudriñar las mentes de esta generación de niños-hombres, que se constituyeron ellos mismos en las bases del FSLN, el mismo que se fue construyendo y cohesionándose en la lucha, conservando e imitando el valor, el arrojo y la mística de los fundadores de nuestra organización.

Estos niños y jóvenes fueron a su vez testigos y víctimas de los innumerables actos de represión y violencia en la carne de sus madres, padres y familiares, habiéndose dado caso, en que el padre interpuso su cuerpo entre la bala que le segó la vida y el cuerpo de su hijo (Carlos Najar Padre en  1962, citado en Desde la cárcel yo acuso a la dictadura CFA); testigos también de los asesinatos de sus hermanos, tíos y amigos, torturados y asesinados tan solo por querer una patria libre justa y pacífica.

Sin duda este ambiente va a generar un fuerte sentido de solidaridad y compromiso con la causa por la libertad y el derrocamiento de la dictadura, los jóvenes de entonces que buscaban también un cambio social y político que les ofreciera un futuro esperanzador. Esto en otras palabras significaba no solo derrocar a la dictadura sino también un cambio de la estructura económico-social y política. Así lo consigna Jacinto en su auto biografía.

Fue el ejemplo vivo de Sandino, y de sus generales, de Rigoberto López Pérez y la práctica de estos hombres-niños, lo que concentró en esta joven generación la potencia humana, la incalculable energía movilizadora que impulsó a toda esta generación, fue su ejemplo y su sangre lo que motivó a todo un pueblo, los que promovieron e incitaron los actos de desobediencia civil, las expresiones artísticas subversivas, la negación a cumplir con las reglas impuestas por la dictadura; fueron  los que despertaron la conciencia política en los sindicatos, entre los pobladores, las mujeres, los estudiantes, tal y como  lo describe Jacinto cuando nos relata su trabajo organizativo entre los pobladores y campesinos; incitaron así mismo, a la  burguesía nacional opositora, a levantarse, a organizarse bajo la dirección de nuestra vanguardia en un solo frente, para finalmente derrocar a la tiranía.

Son épocas en que la ideología revolucionaria aún no ha sido difundida ampliamente en el territorio nacional, apenas si se van a estudiar a Politzer y a Marta Harnecker, a Nikitin, A Sandino de Gregorio Selser. y alguno que otro libro marxista. Será Carlos Fonseca el que dará vida a la ideología política, nacional, de nuestro partido.

En el ambiente prevalecía la represión de la guardia somocista, contra todo opositor al régimen, incluyendo a las familias de la oligarquía conservadoras, de manera que, lo que provocaba la agitación, eran las condiciones de pobreza de las clases desposeídas, la concentración de poder económico entre la familia Somoza, y los oficiales de la guardia y sus allegados políticos.

Los conservadores eran hostigados por el régimen, boicoteaban su labor comercial, empresarial y financiera, mediante los instrumentos de poder económicos, aduaneros, fiscales, financieros, lo suficiente como para que estas fuerzas y los sectores medios, que no eran funcionaros del Régimen, repudiaran a la dictadura, sin que no dejaran de aparecer, claro está, los vendidos, que mediante lisonjas establecían pactos con la dictadura, a fin de montar las farsas electoreras, que enardecían al pueblo en general y que a su vez constituían fuente de agitación popular.

Así, es en ese entorno, que se fue desarrollando la idea en la juventud temprana, de que había que luchar mediante una organización, que fuera más allá de los pactos y componendas, capaz de derrocar a la dictadura por la vía armada, agitada por la reciente victoria del movimiento 26 de julio, en el año de 1959, en Cuba, bajo el liderazgo de Fidel Castro.

Pero lo glorioso de esta generación, es que sabía que era una lucha desigual, que nada estaba escrito todavía, que se estaban viviendo los meses más crudos de la siembra, y que la victoria estaba aún muy lejos, pero que nadie olvidaría a los luchadores, guerreros, gladiadores que morían abrazando a la muerte, su compañera inseparable, con cariño.

Esos primeros tiempos, similares a los sacrificios de los primeros cristianos que servían de alimento a las fieras en las fiestas romanas, quedarían grabados con tinta de sangre en las memorias del pueblo; lucha que había que iniciarla a como fuese. Costara lo que costara.

Solo se tenía la voluntad y la determinación que había que desarrollar el instrumento político, para derrotar a la sanguinaria dictadura y a la guardia de Somoza, por ese entonces guardada en la mente de Carlos Fonseca Amador, en ese programa y estatutos escritos por el fundador del FSLN.

Por su liderazgo, valentía y dedicación al servicio del pueblo. Por ser luchadores de causas justas, por promover el bienestar social y trabajar para mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto, desde muy tierna edad, no puede dársele otro calificativo de héroes políticos, y Jacinto supo mantener esa condición a lo largo y ancho de sus 73 años, hasta su muerte.

Jacinto:

Fue combatiente urbano.

Organizador de pobladores, obreros y campesinos.

Estuvo preso 7 años.

Representante del frente a nivel internacional, ordenado por Carlos Fonseca.

Secretario ejecutivo del ejército Popular Sandinista.

Vice canciller de la República.

Embajador de Nicaragua en Moscú.

Único diplomático en recibir cursos de inteligencia en Moscú.

Segundo jefe de la Dirección General de la Seguridad del Estado.

Jefe de Inteligencia de Nicaragua.

Diputado del Parlacen y en un tiempo presidente del mismo.

Diputado de la asamblea Nacional y jefe de la comisión internacional de la asamblea.

Fundador del Foro de Sao Pablo.

Jefe de la secretaria internacional del FSLN.

En fin, fue Incansable luchador de las causas justas y revolucionarias de los pueblos hermanos, y también dirigente de nuestro pueblo guerrero, porque si bien es cierto que sin el pueblo no se pueden lograr las tareas más altas de una revolución, también es cierto, que no se puede sustituir la labor individual del líder, que ha de realizar, si quiere asumir las tareas para él, asignadas por la historia. Y Jacinto supo ubicar más que bien su objetivo de vida que le encomendó su destino.

Fue también un militar, un hombre de acción que puso en riesgo su vida, en el mes más crudo de la siembra, como bien titula su libro autobiográfico.

Se destacó por su valentía, su habilidad y sacrificio en el campo de batalla, en los asaltos y acciones de los que participó directamente, que nos inspiran a las distintas generaciones de sandinistas a seguir su ejemplo, no solo ayer, y ahora, sino siempre, de manera que también fue un héroe militar, dada la época en que tuvo que actuar junto a los otros guerreros niños.

La frase: en el mes más crudo de la siembra es una frase de un profundo significado, para Nicaragua, de la autoría de otro mártir guerrero, y poeta Leonel Rugama.

Simboliza un período de adversidad, de grandes desafíos y dificultades, en el que se requiere esfuerzo y dedicación para lograr pequeñas victorias. Simboliza un periodo critico de toma de decisiones difíciles, donde las condiciones son adversas, de intensas luchas y sacrificios, en el que a toda costa se debe sembrar la semilla de la victoria, que esta  allá a lo lejos en el tiempo, siendo si,  el presente de esos niños guerreros, que sentaron las bases sólidas, los cimientos de una moral revolucionaria impresa con sangre y determinación, que nos iluminaron el camino a seguir y que seguimos, llenos de mística, conciencia, valor y determinación, educados en una disciplina férrea, que caracterizó a nuestro partido, en esa época dura, y que nos dió también la inteligencia para diseñar la estrategia y la táctica política, que al final de ese  túnel, que los comandos de esa época pretérita, nos indicaron bajo su luz, el camino de la victoria.

Con la forma de morir nos enseñaron el camino y la fuerza para alcanzar su pasión de ver una patria libre. Son héreoes que desdeñaron la muerte con una férrea determinación, con tal intensidad que nos alumbró camino del triunfo, contra la dictadura oprobiosa. A ellos, nuestra generación les debe, la formación del carácter, la voluntad de crear conciencia y asumir la ideología política para conducir al pueblo a construir su propio destino.

Por eso, porque marcaron con fuego y sangre en nuestra consciencia la ruta que esta generación debía seguir, no podemos permitirnos que esas muertes sean borradas de la mente de las nuevas generaciones, que quizás tan solo han oído a lo lejos sus nombres legendarios sin más; permitirlo sería destruir el sentido grandioso de esas vidas entregadas, no solo para que el pueblo de Nicaragua viva mejor, sino también para que la humanidad viva mejor. Ellos son la potencia motriz de nuestra organización, el corazón que palpita y da vida a nuestra organización.

Estos relatos de estas vidas ejemplares es lo que nos hace un pueblo indestructible. Difundirlo a las generaciones venideras nos permitirá recordar siempre todo lo que estimamos y amamos, darle permanencia a nuestra historia, a nosotros y a los demás pueblos. Hay que recordar y memorizar para no olvidar que las únicas respuestas validas son las que nosotros mismos hemos forjado con sangre, sudor y lágrimas.

Gloria eterna a nuestros héroes y mártires que nos iluminaron ayer y nos iluminan ahora el camino hacia un mundo mejor, de bienestar y paz para los nicaragüenses.

Gloria eterna a Jacinto Suárez Espinoza.

Patria libre o Morir!

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