"Mi Padre: Un ser humano de otro mundo"
*Editorial Ideario Popular*
Tomás Borge Martínez de niño, junto a mujeres de su familia y su mamá doña Ana. Foto cortesía de Valeria Borge, hija de Tomás Borge. |
Los grandes referentes en la vida de Tomás
Tomás tuvo la dicha de haber tenido la atención de una madre excepcional, cariñosa y siempre leal a su hijo, además fue hijo único. Doña Ana, una mujer valiente que heredaría a su hijo estas cualidades, sobre todo la fortaleza de madre y de mujer que se aferra a la vida para luchar.
Doña
Anita, como le llamaba Tomás, representó una figura muy importante en su vida,
en el poema Doña Anita y Don Tomás,
al final se lee: “En el minuto de morir me bendijo y, desde entonces, soy
inmune a las balas y al miedo del infierno”. Es esa sensación de protección y
seguridad que percibía de su madre la que se expresa en el hecho de que Tomás colgara
en la habitación de su oficina de descanso, un cuadro de su madre hecho al óleo,
que el diera a pintar para recordarla por siempre.
La relación de Tomás y su madre contribuyó en gran medida a su formación y visión del mundo, su mamá le dio la instrucción y educación que a él lo formarían como hombre y persona, y es precisamente ese vínculo especial el que lo lleva a pensar que las madres son esenciales en la vida de un hijo, pues deben aportar herramientas para forjar el carácter, así como valores y principios que los guíen en sus vida; Tomás consideraba que son las madres las que deben incidir en sus hijos, tal y como lo hizo la suya. Su hija Ana Josefina, recuerda que para su papá, Doña Anita era como su diosa, la amaba profundamente, era muy especial e incluso hablar de ella era un tema doloroso para él.
Doña Ana, Mamá de Tomás Borge. Foto Cortesía de Valeria Borge |
También era doloroso para Tomás hablar de Carlos Fonseca, su compañero de lucha y hermano de la Revolución. A Carlos lo admiró con gran respeto y cuando hablaba de él se lo ponían los ojos llorosos. Carlos era como el ideal de persona, dice su hija Valeria, pues además existía una relación profunda y muy cercana, ambos confiaban el uno del otro, sabían que existía de por medio lealtad y compromiso a una misma causa, ambos amaban al Frente Sandinista y a la Revolución, entregando toda su vida.
Uno
de los primeros recuerdos de Tomás con Carlos, fue cuando se vieron por primera
vez en una actividad, a la que Somoza también asistiría. Cuando Somoza se
acercó a darles la mano a los estudiantes y era el turno de Carlos, él se negó
a dársela, Tomás lo quedó viendo y tampoco le dio la mano a Somoza, esto como símbolo
de rechazo y rebeldía, siendo esa acción el primer ejemplo que le dio Carlos. Más
allá de la rebeldía y el rechazo hacia todo lo que representaba Somoza, era un
acto de dignidad, equiparable a la actitud de Sandino cuando se negó a firmar
el pacto del Espino Negro en 1927. Sin duda alguna, Carlos Fonseca fue una
figura relevante en la vida de Tomás, tanto así que uno de sus deseos era que
lo enterraran al lado de la tumba de Carlos, para al menos acariciar sus
huesos.
Tomás, Carlos Fonseca, Daniel Ortega, Roberto Amaya, Oscar Turcios y otros |
Juramos ser fieles a tus horas difíciles
a tu certidumbre
a tu sangre
y a tu resurrección.
Otro referente de su vida y a quien siempre admiró y consideró como el “hombre más respetable de la revolución latinoamericana”, es Fidel Castro. Para Tomás, “Fidel es el origen, la causa, la génesis de las revoluciones de América Latina” (agosto, 2010). Incluso su hijo Óscar, recuerda que su papá admiraba y respetaba muchísimo, pero demasiado a Fidel. Un día, Tomás señaló a su hijo de haber cometido una travesura, como cualquier niño; aunque en realidad Óscar nunca fue el responsable de esa travesura, y Tomás le dijo: “Mirá, a Fidel Castro lo respetan sus amigos y enemigos, lo respetan sus enemigos porque siempre, siempre dice la verdad”. Esto se lo decía con la intensión de motivarlo a no mentir nunca y ser sincero en todo momento, pero también evidencia ese hondo reconocimiento que tenía Tomás hacia Fidel como una persona ejemplar, tanto así que lo retomó como una lección y consejo para su hijo.
Implacable en el combate, Generoso en la Victoria.
El Comandante Tomás Borge Martínez,
se entregó al Pueblo y a la Revolución por totalidad. Su inmenso afecto por el
pobre, el oprimido y el marginado; en fin por la humanidad, reposan sobre su
corpulenta conciencia revolucionaria y su determinante pasión por erradicar las
injusticias; un hombre revolucionario y de
espíritu visionario, como se le presencia en la complejidad y
profundidad de sus discursos, que
trascienden y no se conformaron en quedar registrados únicamente en tinta y
papel, sino, en lo más intrínseco de todo aquel que los escucha y que esté
anuente al igual que él, a vivir para los demás.
El egoísmo como una influencia
antirrevolucionaria, es un antivalor, del cual el Comandante Tomas sentía una
profunda impaciencia, sus hijos coinciden en que, su naturaleza fue en
definitiva antagónica al egoísmo, acompañado de otro aspecto importante como lo
es la lealtad. Los sentimientos egoístas cargan consigo el efecto de
traicionar, esto producía en él una grave decepción.
La generosidad y la solidaridad son
dos valores que describen la razón y el actuar de toda la vida del Comandante,
según describen sus hijos, él no era un hombre que exigiera un comportamiento
predeterminado, sino que conciben que para él, la mayor lección que su padre
les dio fue a través de su ejemplo.
Tomás cargando a su nieto Alejandro. Foto Cortesía de Valeria Borge |
Su generosidad era un principio
desbordante, sus hijas lo describen como alguien que no escatimaba la
oportunidad de ayudar a otros, actuando sin reproche y compartiendo todo lo que
estaba a su alcance. Él anteponía el bienestar de los demás al propio, según
narran sus hijas, una de las acciones que demuestran estas cualidades, se
aprecia cuando él estaba internado en el Hospital, y con gran preocupación
cuando su amigo Samuel Santos[1],
llegó a visitarlo, él le dijo que preguntara por el hombre que estaba en la
habitación de al lado, y tuviera todo lo que necesitara, este hombre era Silvio
Linarte[2],
quien al igual que él llevaba un tiempo internado en el hospital.
“Mi papá era el tipo de persona que paraba todo el tráfico sólo para ayudar a una anciana a cruzar la calle”, sus hijos expresan que el carácter de sus padre se puede definir como un hombre generoso, solidario, que se conmovía con el dolor del Pueblo.
Tomás junto al Pueblo |
Sin duda alguna, es importante
mencionar el gesto solidario que tuvo Tomás cuando adoptó al hijo de Germán
Pomares (el Danto). Germancito, como le decían de cariño, fue acogido con mucho
amor y afecto por los Borge, siempre fue visto como un hijo más. El Comandante le
dio el calor de padre y lo acompañó en su infancia, sin hacer nunca diferencias
entre sus demás hijos, Germán Pomares Herrera fue muy especial para Tomás y
siempre quiso ser un buen ejemplo para él; en honor y compromiso con su padre,
un guerrillero destacado y valioso dentro del Frente Sandinista.
Al Comandante Tomás, no se le
asociaba para nada con la vanidad, sino con la ausencia del apego a lo
material, en una ocasión sus hijas le regalan un lapicero y de manera
instantánea alguien le dijo que estaba muy bonito y con mucha espontaneidad, él
se lo regaló, sus hijas entendieron que su padre era un hombre desprendido de
lo material, siendo así de continuo en todos los aspectos de su vida.
En otra ocasión, su hijo Óscar
admiraba la biblioteca personal de su padre, de la que expresa que era enorme
“cuatro paredes llena de libros, con una altura de dos metros y medios” con
mucha curiosidad le preguntó “¿ya te los leíste todos?” tratando de provocar
una reacción en él, a lo que su padre le respondió con mucha naturalidad “la
mayoría”. Con frecuencia Óscar le pedía libros y su padre siempre se los daba,
aunque a veces le decía, “estás muy joven para ese libro”, pero nunca se negó a
darle el libro que le pidiera.
Memorias y
Recuerdos sobre Tomás
Para Valeria y Ana Josefina, su papá nunca fue una persona convencional, no era el tipo de persona que se sienta a ver una
película en familia, por ratos las acompañaba a ver los pitufos, pero en cada
ocasión que podía le gustaba tener tiempo de calidad con sus seres queridos. Valeria,
aunque estaba muy pequeña, recuerda que cada mañana Tomás se sentaba en un desayunador redondo que tenía en su cuarto a leer correspondencia, a leer el
periódico con una rapidez increíble, tenía una capacidad de retención sorprendente. Tomás, sus hijas y Germancito.
Foto Cortesía de Valeria Borge
Sus dos hijas concuerdan que para Tomás el desayuno
era súper especial, era el tiempo que les podía dedicar y acostumbraba a desayunar
huevo con cebollas bien doraditas, tortillas bien tostadas casi quemaditas, por
las noches en la cena cambiaba los huevos por carne desmenuzada bien tostadita
acompañada de frijoles, tortilla y cuajada, y cebolla picada con limón, esa era
la comida de cada día, siempre comía lo mismo. Además, que era una persona muy
disciplinada, cuando empezó a tener problemas de diabetes tuvo que cambiar la
cuajada por cuajada de soya, que la verdad no sabía nada bien según recuerdan
sus hijas.
Tomás siempre hacia ejercicio, no tenía un horario establecido,
pero siempre que tenía tiempo salía a correr, caminar, a hacer abdominales, su
deporte favorito era la natación que incluso a sus 76 años durante una
actividad con jóvenes, demostró su pasión por este deporte al cruzar de extremo
a extremo la laguna de Tiscapa.
En la memoria de sus hijas, a Tomás nunca le gustó
usar el tipo de ropa occidental, el saco, la corbata, prefería algo sencillo,
relajado y cómodo. Para la boda su hija Ana Josefina se negó a usar saco y
corbata, a cambio su hija le pidió el licor como para la boda en son de chiste,
a lo que él sin dudar accedió, exagerando en la cantidad.
Su hijo Óscar, al igual que sus hermanas recuerda
también a un Tomás al que en ningún momento le dio miedo demostrar sus
sentimientos, que además siempre le dio la libertad de elegir lo que quisieran
ser, recuerdan a un hombre desprendido de las cosas materiales y que siempre
les demostró que su único deseo, es que fueran felices con lo que hacían.Tomás y su hijo Óscar.
Foto cortesía de Óscar Borge
Indudablemente Tomás era terco, sentimental, ingenuo, temerario y desconfiado, amó el sol, el agua, a los niños, a los animales, amó la exactitud de la imperfección, siempre nos inculcó valores como la lealtad, la solidaridad, y la generosidad, recuerdan con nostalgia sus hijos, Ana, Valeria y Óscar.
El comandante fue un hombre multifacético, entregó su vida
a las causas justas y éticas, sacrificó incluso su vida familiar por la
Revolución, pudo haber cometido muchos errores como humano, pero a Nicaragua
jamás le falló, como lo dirían sus hijos. Tomás fue un hombre excepcional, hablar
sobre él es hablar de un gigante, de un hombre visionario y leal en cada
momento de su vida.
Tomás mantuvo una estrecha relación con el comandante Daniel Ortega y ofreció siempre su apoyo y lealtad inigualable, en los momentos más difíciles del Sandinismo estuvo con él y Daniel en el momento más duro para los hijos de Tomás estuvo firme y les brindó todo su apoyo, tal y como lo hubiera deseado Tomás.
Tomás y Daniel
Tus poemas clandestinos aquí reunidos
Son los que los sembradores de sueños
Han convertido en victorias.
Tu palabra es la historia de la América Nuestra
Resistiendo siempre.
Aquí esta Tomás
Abriendo camino.
(Daniel Ortega, Managua 25 de abril, 2014)
Agradecemos
de forma especial las entrevistas brindadas por su hijos Ana Josefina Borge
Cerda, Valeria Borge Cerda y Óscar Borge Mejía, realizadas los días 26 y 28 de
abril del 2021, respectivamente, para la
redacción de este escrito en homenaje al noveno aniversario del tránsito a la inmortalidad del comandante Tomás Borge Martínez.
Ideario Popular.
[1] Ex Ministro de Relaciones
exteriores para la República de Nicaragua, durante el período 2007-2017.
[2]Integrante del grupo
nacional “Los de Palacagüina”
[3] Huracán que afecto fuertemente a Nicaragua y
Centroamérica en 1988.
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