Se rompió el silencio. Llegaron los que no estaban invitados.

 

27 de diciembre de 1974, Nicaragua. 

Pablo Cáseres

Las festividades de fin de año 1974, se esperaban para la dictadura, de manera tranquila, los capitales que lo apoyaban, para Somoza este año había sido un periodo de mucha actividad económica, exploró más espacios, para continuar lo que desde el terremoto de managua venia habiendo, copar todas las oportunidades de enriquecimiento que dejaba por fuera y  sin acceso a las migajas económicas, a los capitales con los que tradicionalmente compartían ganancias, continuando lo que su padre y su hermano que le precedieron en la dictadura, venían haciendo, permitiendo a otras fuerzas políticas y sus expresiones económicas participar en la distribución del pastel del estado.

Desde el año 1967, Somoza había propiciado duros golpes a la organización político militar que con su estrategia guerrillera era la única que establecía verdadera oposición, el FSLN[1], había conseguido una victoria militar en la zona de Pancasán, en el año 1970, 300 guardias somocistas apoyados por una tanqueta  cae heroicamente Leonel Rugama, Róger Núñez Dávila y Mauricio Hernández Baldizón, gritando la consigna “Que se rinda tu madre” y en 1973 en el municipio de Nandaime, son asesinados de Ricardo Morales, Oscar Turcios, Juan José Quezada y Jonathan Gonzales, duro golpe para la organización guerrillera. Somoza, envalentonado declaraba la victoria sobre el FSLN, y lo presentaba como exterminado.

En esas circunstancias el FSLN, decidió ejecutar una estrategia de acumulación de fuerzas en silencio que consistía en mantener las operaciones mínimas, que le permitían oxigenar a las fuerzas guerrilleras en la ciudad y la montaña con avituallamiento y armas en absoluto silencio.

Con esa acción se rompería el silencio y se establecería una ofensiva estratégica que le permitiría al pueblo de Nicaragua reconocer que el FSLN estaba vivo y que continuaba siendo su instrumento político en la conducción de los combates que permitirá el derrocamiento de la dictadura y la construcción de una nueva sociedad.

El 27 de diciembre del año 1974, mientras el país se preparaba para una navidad con una propaganda de un país en normalidad, los ministros de un Somoza envalentonado preparaban todo tipo de actividades festivas con el objetivo de agradar al embajador norteamericano, y consolidarse frente al dictador, a las ocho de la noche, aproximadamente, mientras José María Castillo Quant, destacado esbirro somocista ofrecía una fiesta en honor a Turner Shelton, embajador (pro cónsul, norteamericano en el país) y representantes de la empresa privada somocista, diplomáticos extranjeros acreditados en nicaragua un comando sandinista irrumpió con fuerza la casa donde se celebraba el festín, ese momento fue recordado por el coronel judío László Pataky, en una nota escrita posteriormente como “Llegaron los que no estaban invitados.” 

Con esa acción se propinó uno de los golpes más duros a la dictadura somocista, uno de los objetivos de la acción fue liberar a los compañeros que estaban prisioneros por Somoza, entre ellos los miembros de la Dirección Nacional, José Benito Escobar y Daniel Ortega, otros como, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque, Oscar Benavides, Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Arguello Pravia, Adrián Molina, Daniel Rodríguez y sus dos hermanos y Lenin Cerna.

Un grupo de compañeros, Leticia Herrera, Hilario Sánchez, Javier Carrión, Omar Halleslevens, Joaquín Cuadra, Alberto Ríos, Róger Deshon, Eduardo Contreras “Cero”, Germán Pomares Ordóñez 'El Danto', Hugo Torres, Olga Avilés, Eleonora Rocha y Félix Pedro Picado fueron los militantes del FSLN que demostraron combatividad, lucidez, firmeza revolucionaria, comprensión de los objetivos parciales y finales de la lucha revolucionaria, comprensión y confianza en el papel para el cual habían sido convocados por la Dirección Nacional, en otras palabras demostraron ser militantes de la organización revolucionaria, poseídos con los valores de los militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional, dispuestos a dar su vida si fuera necesario y fieles al grito de combate de “Patria Libre o Morir.” Ejecutaron la gigantesca acción que hizo llorar[2] al dictador.

Las exigencias fueron:

1.    En un plazo de 36 horas a partir de la comunicación de las demandas debían disponer de un avión de la empresa LANICA para marchar a Cuba.

2.    Cinco millones de dólares reunidos en el mismo plazo, que serían usados para financiar la lucha revolucionaria.

3.    Inmediato decreto de ley elevando el salario mínimo en todo el país de acuerdo al sector:

a.    Trabajadores en general: 2.50 córdobas la hora.

b.    Trabajadores industriales: 3 córdobas la hora.

c.     Trabajadores del campo: 2.5 córdobas la hora, con alimentación y alojamiento.

d.    Trabajadoras domésticas: 350 córdobas mensuales, con alojamiento y alimentación, descanso semanal y vacaciones pagadas.

e.    Aguinaldo sobre el 100 % de su salario mensual a los obreros de las siguientes ramas en todo el país: trabajadores hospitalarios, trabajadores de la construcción, obreros textiles, estibadores, choferes y auxiliares, obreros de la Siemens, trabajadores de los ingenios azucareros y trabajadores de las fincas bananeras contratadas por la Standard Fruit Company.

f.      Aumento de 500 córdobas mensuales a los rasos de la Guardia Nacional.

g.    Suspensión total de las medidas represivas.

h.    Inmediata e íntegra   publicación   de   este mensaje con letra clara y en lugar destacado de los diarios La Prensa, Novedades y El Centroamericano, el mismo mensaje en los noticieros de Radio Extra, Radio informaciones, Reportaje, Sucesos, Diez en Punto y La Verdad, y los de Televisión, Extravisión y Telemundo. Léase así mismo con voz clara y sin tergiversaciones e íntegramente, en la Cadena Nacional de Radio a mediodía durante dos días consecutivos.

i.       Absoluta libertad de información a los medios hablados y escritos para divulgar los sucesos relacionados con esta acción.

Se especificaba que todo lo que era comunicado se cumpliría con mano firme y segura.  Que los miembros del comando fueron educados en una férrea disciplina consciente y están dispuestos hasta las últimas consecuencias a resistir.

Inicialmente el dictador se resistió al cumplimiento de las demandas, pero ante la fuerza y contundencia del comando, tuvo que ceder y el día 30 el pueblo de Nicaragua con asombro y alegría escucharon los comunicados del comando del FSLN, como prueba fehaciente de que la dictadura y su instrumento la Guardia Nacional era vulnerables y se les podía vencer.

A 49 años de aquella gesta heroica los militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional tenemos la tarea moral de no olvidar a aquellos que regaron con su sangre el terreno donde se sembró la semilla de la revolución social cuyos frutos hoy cosechamos.



[1] Frente Sandinista de Liberación Nacional.

[2] En declaraciones posteriores a la liberación de los prisioneros, Somoza visiblemente abatido, lloró y prometió triunfar sobre el FSLN.


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