PUENTES PEATONALES PARA MANAGUA
Por: Jorge Bautista Lara*
Manuel
Herce en su libro “Sobre movilidad en la ciudad”, analiza que la movilidad de
las personas se reconoce como un Derecho Humano, el Derecho a ese libre desplazamiento
de los ciudadanos. Esa trascendencia llega a los efectos políticos. Por lo que
debe contemplarse en programas de gobiernos y presupuesto público, su inversión
en obras e infraestructura que lo posibiliten y faciliten. De manera que, desde
lo Local y Nacional, es meritorio y necesario el abordar y resolver la tarea de
la movilidad de las personas, y sobre todo la movilidad urbana por el grado de
concentración de población. Algo que se vuelve altamente complejo en el tiempo
en la medida que las ciudades van creciendo y desarrollándose. Solo veamos la Managua
de 1972 que llegaba a los 600,000 habitantes, y en el año 2023 supera la cifra
de 1,600,000 habitantes.
Cuando
hablamos de la posibilidad de movilidad urbana, en las cortas distancia, la
reina de esa modalidad de transporte es el de los pies de las personas en
cualquier parte del mundo. Ciertamente han entrado en la colaboración y
participación a estas distancias cortas en Nicaragua instrumentos mecánicos
como las Caponeras y las Moto taxi. Pero aún estos mismos medios nuevos llevan
a las personas, y llegan, a un punto y luego deben caminar ir un trecho a pie.
Por lo que son los pies los que siempre resuelve el traslado definitivo al
punto programado final desde el punto de partida. Y es en ese movimiento humano
urbano constante, en lo local, donde se requiere de manera apremiante construir,
en lugares apropiados, la infraestructura por donde, y donde, podamos caminar
(andenes, acera, puentes peatonales, etc.).
Existe
el transporte en la modalidad motorizado de los colectivos urbanos (buses) y el
selectivo (taxis) que ayudan y se constituyen como columnas vertebrales para la
movilidad a mayores distancias en ciudades como Managua, cuya geografía es
extremadamente extensa. Pero, aun con esto, siempre existe un momento previo en
que se debe caminar para acceder a su uso, y aún después de su uso (de la
unidad de transporte), se debe utilizar nuevamente las piernas.
El
mayor problema surge cuando se da el cruce en los espacios y tiempos
compartidos entre el transporte de motor y el peatonal. La realidad nos plantea
que no deben existir espacios compartidos, sino claramente diferenciados y
separados físicamente. En tanto privilegiar la protección del ser humano en su
vida y salud, y por otro lado no alterar la circulación vehicular. Cuando esto
no se da, o no se resuelve, nos encontramos un alto riesgo físico en la
humanidad de los grupos de población que caminen por el sector.
Así es
claro que las calles, carreteras, puentes a desnivel y avenidas están
construidas exclusivamente para el desplazamiento y circulación de vehículos. Y
las aceras y puentes peatonales son y están para el desplazamiento de las
personas. Aquí nuestro punto de partida.
Citar
esto, que parece una obviedad, nos resulta en la práctica de la vida urbana diaria
un verdadero dolor de cabeza. Ante un crecimiento de Managua en su población, del
parque vehicular, se da un aumento del número de calles y avenidas (ampliación
de las existentes), en clara respuesta a la necesidad de multiplicar los
lugares que permitan esa libertad de movimiento de los vehículos y búsqueda de
resolver horas pico. Y esta movilidad tiene una incidencia en la misma vida
económica, laboral y financiera de la ciudad.
Y este
aumento de población y vehículos, aumentan en paralelo las posibilidades reales
de compartir los espacios.
Buscar
solución nos presenta, de partida, dificultades que deben abordarse al momento
de querer dotar de la infraestructura de puentes peatonales. A citar algunos: 1)
Una cultura muy pobre de la población, sino casi inexistente, en el uso de los
puentes peatonales. 2) El seleccionar las Administraciones Públicas (Locales y
Nacionales) “el lugar más adecuado” donde se deba construir ese puente peatonal
para que cumpla su función de “ser usado” en el lugar que se le necesita, y
ello implica la pertinencia de consultar un mayor número de sectores sociales
donde se construirá ese puente (directores de Colegios, Representantes de
Barrios, etc.), y no quedarnos con la opinión de Arquitectos e Ingenieros.
Anotando que la idea no es hacer una consulta vinculante, porque no se trata
tampoco de eliminar o ralentizar los criterios técnicos, sino una consulta que
resulte tributaria de información, antes de pasar a la selección del lugar para
su construcción. 3) Lograr el diseño más apropiado para que las personas
puedan ocuparlo, y aquí ameritará consultar especialistas como ortopedistas,
gerontólogos, entre otros. De manera que se logre un diseño que va a ser usado
por el ciudadano de a pie. Y en esto último no está funcionando tan bien la
cosa, según se ve en los actuales puentes peatonales existente en Managua. Y
esto redunda en una experiencia enriquecedora para hacer los ajustes necesarios
y adecuados en los diseños de futuros puentes peatonales.
Manuel
Herce llama, en sus estudios, a un pragmatismo al querer resolver las realidades
de movilidad locales urbanas y sociales. Si es que se desea realmente abordar y
resolver en pos del bien común, y asegurar la multiplicidad de las conexiones.
¿Cuál
sería el elemento condicionante a un diseño? Es algo simple y básico; que el
modelo a construir “sea usado” y responda a la solución de los objetivos
planteados en su construcción. Y si este puente presenta mayores grados de
dificultad su uso, igualmente ocuparé el mismo verbo; NO LO USARÁN. Buscarán
los peatones una manera más fácil para desplazarse, y eso está resultando hoy
día que es el cruzar la vía. Y aquí se presenta una ecuación de cruce en el
mismo espacio y tiempo de los vehículos y peatones, que elevan la estadística de
víctimas de accidentes en Managua.
En
Honduras han creado mallas en torno a los puentes peatonales para que se vean
obligadas a usar el puente. Y su legislación no penaliza con tanta dureza al
conductor que colisiona a la persona que cruza la vía, si existe una cercanía a
puente peatonal. De esta manera la legislación sanciona y encuentra
responsabilidad penal no en el conductor sino en el peatón por su imprudencia. Se
diría inicialmente que el contemplarlo en la legislación, en Honduras, es una
buena medida. Aquí no señalamos el diseño de esos puentes peatonales.
Regresemos
a Nicaragua, hagamos a un lado el asunto de la falta de cultura en el uso de puentes
peatonales, en tanto esto tiene solución si nos proponemos una educación de la población
por medios de comunicación tradicional y redes en un mediano plazo. Y los primeros
resultados se podrían detectar en el corto plazo. De manera que si combinamos
una legislación parecida a la hondureña y la educación se concluiría,
falsamente, que el asunto está resuelto. Y anotamos “falsamente” porque existen
otros elementos que no están dependiendo de una ley ni de la educación,
factores de otra índole, y que es meritorio no obviarlos.
Abordemos
de previo, antes de numerar esos elementos, un asunto muy estrechamente
vinculado a lo anterior, y es el diseño. Cuando éste no está respondiendo a la composición
de la realidad social y demográfica de la población usuaria para la cual fue
construida. Y es aquí donde se revelan puntos clave en la búsqueda de esa
infraestructura para que responda a esa necesidad y grados de composición
social (por ejemplo, el envejecimiento de la población).
Cuando
se diseña un puente peatonal, participa generalmente arquitectos e Ingenieros
en el diseño y construcción. Y entre estos profesionales se nos presenta el
problema del autismo por especialidad, y no alcanzan a ver en muchos casos más
allá de la rama de su especialidad. A esto agreguemos que muchos de estos
profesionales no andan a pie ante la mejora de sus condiciones económica, y su
desplazamiento es en vehículos es lo normal. Unamos esto al punto del riesgo
del autismo, ahora el de la pérdida de la empatía con el peatón, el que si anda
a pie. Es decir, sufren estos profesionales de una “desconexión” con la
realidad en la cual van a incidir con sus obras de infraestructura.
El
párrafo anterior es trascendente en tanto señalar algunos de los problemas que
de hecho aquejan, condicionan o afecta a una cantidad mayor al 50% de la
población urbana, particular y específicamente en Managua, que es nuestro
punto, y que deben de tenerse presente. Citaremos una parte de esos problemas:
el sobrepeso del peatón, personas con dificultades en rodillas u otras partes
de las articulaciones de las piernas, personas con muletas, un embarazo, claustrofobia
a las alturas (es más de lo que creemos), claustrofobia al encierro (colocando
propaganda que transforman el puente en un túnel), personas de la tercera edad,
niños pequeños, personas en sillas de rueda, personas con cargas de mochilas o
que porten pesos de consideración, personas con dificultades respiratorias o
cardiacas, estudiantes con mochilas llenas de útiles escolares, etc.
Por tanto,
resultando un error tener por presunción que el uso del puente será, y es, por
personas que no tienen dificultades para subir números gradas y que bastará
educar en su uso.
Por
último, tengamos presente el bono demográfico a nivel de país, y en
consecuencia el envejecimiento de nuestra población. Vamos en dirección a una
población que aumentará su edad en los próximos años. A la par estamos
visualizando que los puentes peatonales existentes están ya presentando serios
problemas con las personas de la tercera edad. Es decir, el mismo presente nos
invita a modificar los modelos de puentes peatonales existentes. Por no estar
dando respuesta en facilitar a la población su movilidad, en el uso específico
para lo cual fueron diseñados y construidos. Y ello es una seria advertencia y
alerta que los próximos puentes a realizarse no deben ser la repetición de los
mismos modelos, sino tendremos los mismos resultados.
Cotejemos
algunos de los puentes peatonales existentes a la fecha, y de ello tomemos
nota; a) Metrocentro frente al Consejo Supremo Electoral, es de estructura de
hierro y tiene 32 gradas, dato que me han corregido una vez que lo comente, y
me dicen que no son 32 sino 64 (32 de subida y 32 de bajada), así que ese es el
dato. b) El puente peatonal ubicado entre Cancillería y la Escuela Nacional de
Ballet en el Centro de Managua, tiene 42 gradas (84 en total), c) Los 2 puentes
recién construidos ubicados frente al Parque Las Piedrecitas, y el segundo
cerca del 7 Sur, cada uno posee 42 gradas (84 en total), etc. En cuanto a
modelos de puentes se encuentran 1) Los que se ubican frente al CSE que se
repite en la misma Rotonda de Metrocentro frente a Pizza Hut, la Universidad
Casimiro Sotelo, y otros puntos de Managua. 2) El que presenta la alternativa
de un ascensor que se ubica en el puente a desnivel de Veracruz y que ofrece a
la par las gradas de subir y bajar, 3) El modelo de 7 Sur y Las Piedrecitas presentan
una propuesta de gradas. 4) El modelo que se observan de Ciudad Sandino a
Mateare que ofrecen dos alternativas al peatón; las gradas y el acceso por
rampas en ambos lados. 5) Otros.
Estos
pocos ejemplos nos ilustran que, en Managua, pese a no existir tantos puentes
peatonales, los que existen no presentan modelos únicos ni uniformes, y difieren
en sus propuestas a los peatones.
Es
posible ver y detectar entre esos modelos puntos fuertes a tomar en cuenta, así
como debilidades que deben ser superadas. Encontrar cuál de ellos es el que más
es utilizado por los peatones es algo a tener en cuenta para futuros puentes
peatonales. Ver cuál es el que está presentando propuestas de invitación a su
uso de manera más pragmática para la población. O bien observar si realmente ninguno
de ellos satisface ni presenta solución viable. El tema está servido. Y se
tendrá que hacer nuevos diseños de puentes. Y esto no es más que una idea de
pragmatismo social urbano.
Unamos
otros elementos como el tener presente factores como el clima: el sol y la lluvia
que se vuelven inclemente para con los peatones en ciertos meses del año.
No se
trata de “salvar modelos” de puentes peatonas porque “nos hemos enamorado del
modelo”. De pasar algo así estaremos creando las bases de problemas a futuro.
El asunto es, el buscar un modelo que responda a las características y
necesidades de movilidad en la ciudad de Managua, de sus habitantes, y ello
llama a una búsqueda con creatividad.
Tenemos
Universidades con canteras de estudiantes, que andan a pie y tienen absoluta
empatía con lo que les pasa al caminar y querrán plantear propuestas para resolver
el problema desde sus carreras de Ingeniería y Arquitectura. Y la solución
puede ser incluso al final de costos más bajos que los proyectados inicialmente.
Esta búsqueda no tiene por qué estar divorciado, desde ningún punto de vista,
de belleza y estética en los diseños arquitectónicos.
Este
artículo está motivado por la próxima construcción de unos 12 puentes peatonales
en un tiempo de 3 años, incluidos dentro del proyecto de ampliación de la
Avenida que va del 7 Sur hasta carretera norte. En un trayecto de unos 9.4
kilómetros.
Para
escribir este artículo, hemos tenido que sentarnos por horas y días cerca de
puentes peatonales para observar el comportamiento de los ciudadanos en Managua
ante el dilema de usar o no el puente peatonal. Para constatar que un alto
porcentaje de la población no los están ocupando, sino solo marginalmente.
Hemos
mencionado la necesidad de hacer consulta con Directores de Colegio, que es una
forma de involucrar al sector de la educación, que serán los usuarios
sustanciales de los próximos puentes referidos. Quienes podrán indicar el mejor
lugar para ubicación del puente peatonal más cercano a ellos. Y podrían hacer otro
tipo de propuestas que invitarán a tenerlas presentes por su valor, a la hora
de realizar los diseños. Y si anotamos el número de colegios que están ubicados
a cada lado de la pista en su cercanía en esos 9.4 kilómetros de pista,
encontraremos que es una cantidad importante de Centros Educativos. Si a ello
anexamos el número de alumnos que en razón de esto serán afectados,
encontraremos otros datos interesantes. Y si ese desplazamiento no encuentra
satisfactorio la seguridad de tránsito por los modelos de puentes peatonales,
encontraremos un desplazamiento y migración de estudiantes a otros colegios por
criterios de los padres de familia ante el temor que sus hijos opten por cruzar
la nueva ampliación de la vía. Nada dramático, sino realidad cruda que hoy
vemos, como víspera, en la actualidad de los puentes peatonales existentes. Con
el detalle que ahora la pista presentara cuatro carriles en cada dirección. Así
serán en total 8 carriles a cruzar por los estudiantes.
Sumemos
a esto la necesidad de consultar a los Rectores de las Universidades como UNI,
UNAN y la nueva UCAS (Universidad Casimiro Sotelo) por ser directamente
afectados por la ampliación en la circulación de sus profesores y estudiantes.
Esto
resulta un reto de la ciudad para la Municipalidad, en la búsqueda de las
mejores propuestas de puentes peatonales para futuro de Managua. Que sería un
decir que Managua requiere construir Puentes Peatonales el día de hoy, para su uso
de futuro.
Muy interesante el blog , ojalá sea tomado en cuenta.
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