SANDINO PARA LAS NUEVAS GENERACIONES

General de hombres y mujeres libres, guerrillero, héroe de las Segovias, héroe nacional, defensor de la soberanía, internacionalista, antiimperialista, patriota, de extracción humilde, místico,  son todas los atributos con los que la historiografía nacional e internacional describen a una de las figuras más representativas de Nicaragua y del mundo. 

Sobre el legado de Sandino prolifera una amplia bibliografía que exponen la magnitud de su gesta libertaria y revolucionaria. La expusión del ejército invasor yanque y la dirección de un pequeño, pero valiente ejército compuesto de campesinos, hombres y mujeres son parte de la historia de su lucha que casi siempre se destaca de él. 

Sin duda Sandino y toda su lucha marcó para Nicaragua el inicio de un proyecto nacional que reivindica a las clases populares, y los ubica en la centralidad de la historia. Su defensa por la soberanía nacional tanto de los invasores como de los traidores de la patria nos un mero capricho o un signo de demencia, sino la garantía de que solo siendo una nación soberana y con autodeterminación lograríamos forjar nuestra propia identidad política, serían posible nuevas formas de organización social y la garantía de transformar las condiciones de vida de los sectores populares que no por designio de la historia han estado sometidos a la miseria, al oscurantismo y a la explotación.

Para las nuevas generaciones Sandino no solo debe ser un personaje icónico, ese al que solo le debemos admiración, como lo que normalmente pensamos de los grandes hombres y mujeres de gran calado tanto de la historia como los de la ficción. Sandino y su legado ha de verse desde una mirada encarnada en nuestra propia condición de sujeto histórico. 

Los jóvenes sobre todo necesitamos no solo leer a Sandino desde los libros, sino desde de nuestra condición  de clase, desde la memoria histórica, se puede interpretar a Sandino desde una síntesis actual que demuestra que el pensamiento de sandinista no es ideología vacía, sino que es un proyecto de nación volcado hacia hacer más digna la vida. Por  ejemplo, una escuela de primaria o hospital público es un monumento de Sandino. 

Las nuevas generaciones a quienes el legado de Sandino nos alcanza tenemos la tarea de garantizar que el pensamiento de Sandino no quede relegado en los libros de la biblioteca. El pensamiento sin praxis es puro discurso. Todavía y quizás siempre tendremos  que seguir librando batallas como Sandino, que no solo lo hizo desde el fusil, sino desde las ideas. Para lucha de las ideas se requiere de consistencia ideológica, política e histórica de la que Sandino representa nuestra base.

Autor: Jonathan Flores 

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