Algunas Consideraciones sobre la Revolución Popular Sandinista

*Leonel Espinoza*


Acerca del texto
Editorial Ideario Popular

El escrito que se presenta a continuación corresponde a la transcripción del discurso pronunciado por el compañero Leonel Espinoza, encargado en ese momento de la educación política del FSLN. Siendo designado por la Dirección Nacional del Frente Sandinista para representar al partido y llevar el mensaje de la Revolución a los pueblos latinoamericanos, así como plantear los principales intereses del gobierno sandinista, en un contexto difícil para Nicaragua bajo el asedio y la imposición de una guerra por parte de Estados Unidos.

Dicha intervención tuvo lugar en Cuba, entre el 26 y 28 de abril de 1982, con motivo de la celebración de la Conferencia Teórica Internacional de partidos comunistas de América Latina y el Caribe, teniendo por objetivo expresar las características generales y particulares de los procesos revolucionarios en la región.

El equipo de Ideario Popular agradece que se nos haya facilitado y autorizado la publicación de este documento de relevancia histórica, puesto que su contenido es vigente y pertinente en el escenario actual, considerando que cualquiera que se interese en la Revolución tendría que leerlo. Este discurso recoge los principios de la Revolución Sandinista, así como su justificación histórica y política, explicando con claridad la visión del Frente Sandinista de Liberación Nacional como instrumento de los sectores populares para construir un país en justicia e igualdad. 

Introducción

A nombre del Frente Sandinistas de liberación Nacional, les traigo el más caluroso saludo y el abrazo fraternal de todo nuestro pueblo, seguros de que, en estos momentos críticos y decisivos de nuestra historia, no seremos héroes solitarios. Está con nosotros los pueblos amantes de la democracia, de la libertad, de la paz y el progreso, porque juntos construimos la historia de los días de la redención de los oprimidos.

Las ideas que expondremos a continuación no pretenden agotar este tema, son, sin embargo, una síntesis de nuestra modesta experiencia y de las idas fundaméntales que constituyen nuestros puntos de vista acerca de la característica de nuestro proceso revolucionario.

I. CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN.

1. Las premisas para el triunfo de la revolución según nuestra experiencia puede resumirse en:

a) El dominio prolongado de una dictadura militar autoritaria represiva y antinacional impuesta por el imperialismo en la década de los años 30, para garantizar sobre todo sus intereses geopolíticos.

b) La existencia de una economía decadente qué trasmitía a toda la sociedad el atraso, subdesarrollo y miseria.

c) El descontento cada vez más creciente de amplias masas sometidas a la explotación y a la miseria.

d) La existencia de una organización revolucionaria, al frente Sandinista de liberación Nacional con la firme voluntad de librar una lucha cotidiana, sin cuartel y que supo:

- Encontrar las raíces de las tradiciones heroicas, las formas de lucha que el pueblo había empleado y que son las que conoce y practica,

- Ubicar en cada momento la forma de lucha predominante, determinando adecuadamente cuando el peso de la lucha debe recaer en las tareas de organización, en la movilización política o en lo militar y cuando deben combinarse todas estas formas para lanzarlas como una sola fuerza en contra de la fortaleza enemiga.

e) La decisiva participación de un pueblo combatiente de obreros y campesinos que, dirigidos por su vanguardia, lucha denodadamente hasta derrocar a la dictadura somocista.

F) La unidad revolucionaria que cohesionó al movimiento sandinista temporalmente dividido, para golpear al enemigo con un solo puño y desde una sola dirección. Esa unidad generó un eje de tensión y de energía que atrajo hacia si a todos los sectores de la nación, incluyendo a las capas democráticas de la burguesía. Debemos decir que no hay unidad nacional que no favorezcas la revolución, sin una previa y sólida unidad de revolucionarios.

2. Objetivo estratégicos de la Revolución.

El objetivo estratégico de nuestra Revolución es crear una sociedad nueva, que liquide definitivamente la explotación, supere el atraso heredado y le proporcione a nuestro pueblo bienestar, felicidad y paz.

Para ello, debemos conjugar dialécticamente las leyes generales con las particulares de nuestro país, evitando así la traspolación mecánica de otras experiencias o la sobrevaloración de los elementos originales de nuestro proceso.

3. Fases de la revolución y principales tareas en cada una de estas.

La Revolución Popular Sandinista se encuentra en una etapa de democracia popular y anti imperialista. Se caracteriza por el pluralismo político y de economía mixta, entendida como la existencia de diversos regímenes económicos que van desde un modo de subsistencia, casi al margen de las relaciones mercantiles, hasta un régimen de empresas en proceso de socialización, pasando por la pequeña producción mercantil y la gran propiedad capitalista. Solo en este sentido puede hablarse de “economía mixta” en Nicaragua.

Las principales tareas de esta fase y que constituyen algunos de nuestros puntos programáticos son:
a)      Velar por la defensa de la Independencia Nacional.
b)      Transformar al FSLN en el partido de los Trabajadores nicaragüenses.
c)      Desarrollar la capacidad defensiva, militar y de seguridad de la Revolución.
d)     Organizar sólidamente las fuerzas fundamentales de la Revolución: los obreros y los campesinos, fortaleciendo su alianza.
e)      Perfeccionar y consolidar el Gobierno Revolucionario, principal instrumento para aplicar la política de la Revolución Popular Sandinista.
f)       Restablecer y desarrollar la capacidad productiva del país.
g)      Llevar a cabo el proceso de transformación agraria.
h)  Consolidar el Área de Propiedad del Pueblo (APP) para convertirla en el eje rector y dinámico de la economía nacional.  


II. LA VANGUARDIA DE LA REVOLUCIÓN SOCIAL

Después del asesinato de nuestro General de Hombres Libres y Padre de la Revolución Popular Antimperialista, se abre un periodo negro en nuestra historia patria, el periodo de la dictadura, a mediados de la década sombría de los años 30, cuando el mundo entero sufría la ofensiva fascista, corriente nefasta en la que se nutrió el Somocismo para ejercer su dominación por la fuerza.

La dictadura Somocista fue instaurada por el imperialismo para ejercer por su medio la dominación y explotación imperial; pero, además, y principalmente, fue concebida como “Centro de Conspiración” contra regímenes de Centroamérica y el Caribe legítimamente constituidos, que en mayor y menor grado han manifestado voluntad de proteger los derechos elementales de los pueblos.

Así, Carlos Castillo Armas contó con aviones somocistas para derrocar al régimen de Arbenz que afectaba con su posición democrática a la United Fruit Company. El gobierno de Figueres, en Costa Rica, que en cierto momento hizo reclamo a los monopolios, fue agredido por Somoza, en 1955. Igual cosa sucedió con Villeda Morales en Honduras. Y también el pueblo cubano fue masacrado por Batista con la ayuda de armamento que Somoza la facilitó. Prestando, además, en abril de 1961, el territorio nicaragüense para la invasión mercenaria derrotada en Playa Girón.

En este marco histórico, los nicaragüenses buscaron ansiosamente las vías y las formas para derrocar a la dictadura, o sustituir a los Somozas, sin pensar en un cambio revolucionario popular. Carlos Fonseca, jefe de la revolución, será quien estudie a profundidad nuestra realidad, a la luz del legado histórico del Sandinismo.

El Comandante Fonseca analizó el comportamiento de los partidos tradicionales (el partido Conservador, el partido Liberal Nacionalista de Somoza) y el de los nuevos movimientos que surgirán en busca de un camino de liberación.

Partidos como el PLI, el Social Cristiano, Partido Movilización Republicana; movimientos como el de la Unión Nacional de Acción Popular (UNAP); la Unión Nacional Opositora, y también organizaciones como la Juventud Democrática Nicaragüense y el denominado Frente Interno de Resistencia (FIR), fueron estudiados por el Comandante Carlos Fonseca y de donde extrajo, entre otras, las siguientes conclusiones:

1.   Hace falta en la Nicaragua de los 60, un instrumento cívico organizado que conduzca al pueblo nicaragüense al poder, porque hasta este momento ninguna de estas organizaciones ha podido vincularse a las masas. Es fue la tarea central del Comandante Carlos Fonseca, materializada el 23 de julio de 1961, con la creación del FSLN, vanguardia histórica de los trabajadores nicaragüenses. 

2.  La creación y el desarrollo de los instrumentos revolucionarios se encuentran dificultados en gran medida debido a la ofensiva antidemocrática que por esos años asolaba al mundo.

3.  La lucha armada en Nicaragua requiere inusitados sacrificios que solamente se pueden soportar siendo dueños de los combatientes de una alta moral, nacida del profundo interés del derrocamiento de la  tiranía, de la miseria y horrorosas vidas  que flagela a nuestros amados compatriotas.

4.  La lucha legal tanto del bloque de ADU (Bloque de Acción Democrática Universitaria) como de otras organizaciones populares que deberá servir de auxilio a la lucha clandestina del Frente interno de la Resistencia, a la lucha armada del Ejército defensor del pueblo Nicaragüense.

5.     La insurrección popular armada es la medula de la lucha  contra la dictadura. De acuerdo con las circunstancias geográficas de nuestro país, de la gran fuerza material del ejército de la dictadura, tendrá de ser de tipo guerrillero.

6.   La unidad es necesaria, fundamental para el progreso de la insurrección. Sobre la unidad hay que aclarar muchos puntos para que se llegue al convencimiento de que no es una cuestión formal y pasiva, sino todo lo contrario: un factor vivo, esencialmente dinámico. Incluso podemos decir que la unidad sin acción no es unidad, sino grotesca caricatura.

7.     En su lucha el ejército defensor del pueblo Nicaragüense deberá juntar con el auxilio del Frente Interno de la Resistencia. El FIR debe emplear métodos clandestinos, secretos, al margen de las leyes reaccionarias de la dictadura y deberá preparar las condiciones para la huelga general.

Estos pensamientos, rectores de nuestra acción revolucionaria de vanguardia, fueron redactados en 1960 por el comandante Fonseca y constituyen sin lugar a duda, el punto estratégico de partida, el FSLN, que nos condujo a la victoria. Por ello es preciso anotar aquí que nuestra organización nace fundamentando su acción en el pensamiento Sandinista, en la experiencia histórica de otros pueblos del estudio consiente de la condiciones concretas en que se desarrolló nuestra organización y nuestro proceso  de Liberación Nacional.

Nuestra organización se nutrió, y se sigue nutriendo de los obreros campesinos principalmente, aunque también acoge en su seno a compañeros provenientes, de las otras clases siempre y cuando claro está, acepten su ideología sus principios organizativos y sus programas políticos.

Derrotada  la Dictadura somocista el 19 de julio de 1979, se conquista plenamente a nuestro pueblo dos grandes tareas históricas:

Conquistar plenamente nuestra independencia nacional, liquidar todas las formas de explotación y opresión económica y construir una sociedad democrática y popular. Ya hemos comenzado a cumplir esas tareas -aunque lógicamente-, en esta etapa adquiere un peso principal la lucha por la soberanía y la independencia. Es indudable, sí, a la culminación de estos objetivos no se llega por un camino recto sino todo lo contrario por, uno lleno de curvas y bordeado de precipicios y desfiladero. Pasaremos por innumerables coyuntura difíciles, que debemos vencer con habilidad, Ingenio y flexibilidad sin perder jamás de vista los objetivos estratégicos.

Asimismo, las nuevas tareas que enfrentamos no podrán ya contar como en el pasado, con la unanimidad nacional que tuvo la lucha contra el somocismo. Las nuevas condiciones históricas necesitan una base social fundamental que sea su indiscutible fuerza motriz. Aunque  nuestros obreros sufran de un gran atraso político ideológico como resultado de la debilidad del capitalismo independiente (que produjo un proletariado disperso, poco numeroso y para colmo en la mayoría de los casos estacional) , de la feroz represión que se mantuvo siempre contra el movimiento obrero y la penetración en su seno de corrientes ideológicas ajenas a sus intereses; entendemos que los objetivos estratégicos de la clase Obrera son los mismos que los de la Revolución y por tanto constituye su fuerza motriz.

El frente Sandinista de Liberación Nacional, es un destacamento de vanguardia que aplicando creadoramente los principios revolucionarios va construyendo las bases del futuro partido de los trabajadores y de todo el pueblo.

Sin embargo, para evitar malas interpretaciones, debemos decir también que el FSLN ha sido y es, con sus aciertos y limitaciones, la vanguardia de los trabajadores y de todo el pueblo. Que hemos actuado siempre en defensa de sus intereses estratégicos. No hemos sido como algunos han querido calificarnos en épocas pretéritas y presentes, una organización pequeño-burguesa. ¡Hemos sido y somos vanguardia histórica del Heroico pueblo de Nicaragua!

Es necesario, además, disipar otra falsedad difundida con cierta amplitud de que el FSLN no se ligó a los obreros, que subestimó las posibilidades revolucionarias de éstos. No  sólo desde cuándo José Benito Escobar, Enrique Lorente, Orlando Castillo, Filemón Rivera y otros dirigentes destacados del FSLN trataban de organizar las primeras células sandinista en su centros de trabajo, sino también, cuando el FSLN estuvo presente en todas las grandes luchas obreras del país y cuándo creó organizaciones de obreros revolucionarios y organizaciones sindicales sandinistas, como los comités Obreros Revolucionario (COR), el Movimiento Sindical Pueblo Trabajador (MSPT), los Comité de lucha de los trabajadores. Muchos de nuestros héroes y mártires se forjaron en esas organizaciones y mucho de nuestros actuales dirigentes sindicales también se forjaron en esas organizaciones.

El FSLN, se vincula a las grandes masas populares a través de sus organizaciones, y directamente por medio de sus militantes “que están dispuestos siempre a sufrir y a derramar su sangre por el pueblo”.  Porque nuestra mayor honra es nacer todos los días para la Revolución, como Carlos Fonseca y Silvio Mayorga; ser militantes para meter en el puño los mismos principios que guiaron la vida de aquellos hombres extraordinarios que hicieron posible nuestra victoria. Es pensar las 24 horas en los pobres, en los humildes, en los explotados; para quienes se construyó el FSLN.

El FSLN se vincula a la clase obrera industrial y agrícola, por medio de sus sindicatos, de su Central Sandinista de Trabajadores y de la asociación de Trabajadores del campo (ATC, a quien corresponde la defensa y explicación abierta de los intereses estratégicos de los trabajadores sin olvidar el significado de las tareas actuales.

A los campesinos, pequeños y medianos, por medio de la unión Nacional de Agricultores y Ganaderos a quien corresponde velar por los intereses de los campesinos ante el Estado Revolucionario y desarrollar el proceso de cooperativización.

A los más amplios sectores populares, mediante los comités de Defensa Sandinista, que tienen como tarea central la vigilancia revolucionaria, representa a sus bases, ante el Estado y apoya todas las medidas del gobierno relativas al abastecimiento, la especulación y los servicios sociales.

A la mujer nicaragüense mediante su organización (AMNLAE), que apoya la tarea de la producción y la defensa y defiende los derechos de la mujer.

A los maestro y profesionales, mediante sus organizaciones: FETSALUD, UNE, CONAPRO (Héroes y Mártires), que representan las aspiraciones y derechos ante el Estado de los trabajadores de la salud y de los profesionales.

A los trabajadores de la cultura, mediante al ASTC, cuyas tareas además de defender el derecho de sus afiliados, son rescatar la cultura nacional, la promoción de los valores populares, el fomento de nuestras tradiciones y la integración de las actividades artísticas y de los artistas mismos al seno del pueblo para expresar y desarrollar su creatividad y dinamismo.

A los periodistas, mediante la UPN, quienes se esfuerzan por desterrar la práctica amarillista, hasta convertir el periodismo en un verdadero vinculo que permita contribuir eficazmente a la educación diaria del pueblo. La objetividad, el espíritu constructivo, la defensa decidida de los principios revolucionarios, deben de caracterizar a nuestros periodistas.

Nuestro país y nuestro proceso, al igual que otros, no ha estado exento de las corrientes ultra izquierdistas, oportunistas.

El mal llamado Partido Comunista de Nicaragua y el Movimiento Acción Popular (MAP) con su corriente sindical llamada Frente Obrero (FO), por el mecanismo y la mentalidad mesiánica de sus dirigentes, han asumido posiciones ultra izquierdistas que objetivamente ha lesionado los intereses de la Revolución Popular Sandinista y han confundido a algunos trabajadores. Con esta corriente usamos la persuasión y la coerción si es necesario. El oportunismo, el ultra izquierdismo en el seno de la clase obrera es un fenómeno que ninguna revolución verdadera puede permitir.

III. ACERCA DE LA TÁCTICA Y LA ESTRATEGIA

En todo lo que va de la historia de la humanidad, ha sucedido que las revolucione sociales se producen de una manera violenta, mediante guerras e insurrecciones armadas. Sin embargo, teóricamente, se plantea la posibilidad de que, en algún momento de la historia, el triunfo revolucionario en algún país cualquiera, puede efectuarse de manera pacífica. Nosotros coincidimos con esta posición teórica y por tanto respetamos la escogencia de una u otra por cualquier movimiento o partido revolucionario. En nuestro país, la historia mantuvo su constante. La vanguardia histórica de los trabajadores, el FSLN, condujo al pueblo a la victoria mediante la insurrección popular, conjugando en un periodo histórico de 20 años todas las modalidades de lucha. Cuando el FSLN era golpeado militarmente y le eran diezmadas sus fuerzas, el movimiento entraba en reflujo, y la forma predominante de lucha era legal, de denuncia, de restablecimiento de fuerzas, de crear bases organizativas en el pueblo, pero también se impulsaba el trabajo clandestino, secreto y militar, tanto en la ciudad como en la montaña, donde se concentraban nuestros esfuerzos estratégicos: las guerrillas, concebidas como el embrión del Ejército Defensor del Pueblo de Nicaragua. En esos momentos no predominaba la lucha armada, pero toda la acción legal de organización se realizaba para poner la lucha armada en primer plano, esto es, creando las condiciones objetivas y subjetivas para desencadenar a insurrección armada del pueblo.

En los momentos de ascenso de la lucha del pueblo contra la dictadura, el FSLN logra ya combinar simultáneamente todas las formas de lucha: legal, ilegal, clandestina, de pequeños grupos, en masa, acciones espontaneas de recuperación de armas y ajusticiamiento de esbirros, acciones tácticas de combate, lucha guerrillera en la montaña y el campo, insurrecciones parciales y generales, hasta guerra de posiciones de tipo convencional.   

Particular experiencia representó la lucha diplomática y de solidaridad, desarrollada por el FSLN, sobre todo en los últimos años de lucha contra la dictadura somocista, porque fue un factor fundamental para el triunfo de la Revolución

Desde aquí, de esta conferencia, expresamos nuestra infinita gratitud a todos los pueblos de América Latina y al mundo que apoyaron nuestra causa, y nos solidarizamos con los que aún luchan por la libertad, la paz y el progreso social.

IV. LA POLÍTICA DE ALIANZAS, TANTO EN EL PLANO NACIONAL COMO INTERNACIONAL.

Somos vanguardia revolucionaria y tenemos el deber de unir a los amigos, neutralizar a los vacilantes y vencer a los enemigos. En este periodo no es nuestro objetivo liquidar la presencia política de la derecha. La RPS admite la existencia de los mismos dentro de las reglas que impone la revolución, es decir, que admitan la institucionalidad revolucionaria, el respeto a las leyes y la práctica de sus derechos y deberes de acuerdo a los principios declarados por la revolución. El pluralismo político que propugna y defiende la RPS consiste en el respeto a las libertades democráticas mientras no se usen para lesionar la institucionalidad revolucionaria.

Nuestra política en el campo de las alianzas gira  en torno a la defensa de la nación y la Reconstrucción Nacional y se expresa en el desarrollo de la línea de compromiso y concesiones en las áreas económicas, de gobierno y en el Consejo de Estado. Los pilares fundamentales de la Revolución, vanguardia, masas y armas no admiten concesiones de ninguna clase.

La unidad de las organizaciones obreras y campesinas tiene particular importancia para el FSLN por lo que priorizamos la atención política-organizativa a la Coordinadora Sindical de Nicaragua y a la Unión Nacional de Agricultores y Ganadores.

En esta fase de democracia popular es importante la consolidación de un bloque revolucionario que una políticamente a todos los sectores progresistas de la nación. El FPR es en este momento la principal alternativa hacia ese objetivo.

Para nuestra causa es importante el fortalecimiento de los vínculos revolucionarios con la comunidad socialista y el desarrollo de la cooperación en todas las esferas.

Nuestra Revolución cualitativa su amistad con la IS porque su política hacia la RPS y las luchas revolucionarias en El Salvador y Guatemala han  contribuido a neutralizar la política del imperialismo en Centroamérica. Sus postulados anti intervencionistas, sus políticas alrededor de la paz, de la distensión internacional y algunas modalidades comerciales (como transferencia tecnológica) coinciden con algunos principios e intereses de la revolución, lo que sumado a sus posturas políticas la hace un aliado ponderable para nosotros.

En Latinoamérica nuestra alianza es con aquellos países que han jugado y pueden jugar un significativo papel en la neutralización de las políticas agresivas contra Nicaragua. En síntesis, la RPS procura relaciones de cordiales a amistosas, con todas las fuerzas democráticas y progresistas, independientemente de sus matices. Es lícito y correcto aliar a nuestra Revolución a toda fuerza política que podamos alejar de la influencia imperialista. Sólo de las dictaduras antipopulares deberemos transparentemente distanciarnos. 

V. IMPORTANCIA DE LA UNIDAD CON LOS CRISTIANOS.

Para el FSLN la libertad de profesar una fe religiosa es un derecho inalienable de las personas, que el Gobierno Revolucionario garantiza a plenitud y ha estado inscrito siempre en nuestro programa revolucionario.

Hay autores que afirman que la religión es un mecanismo de alineación de los hombres y que sirve para justificar la explotación de una clase sobre otra. Esta afirmación indudablemente tiene un valor histórico en la medida en que en distintas épocas la religión sirvió soporte teórico a la dominación política.

Nuestra historia registra que alrededor de las grandes coyunturas políticas los miembros de la iglesia católica tomaron siempre posiciones distintas y hasta contradictorias. A la par de los colonizadores españoles, vinieron los misioneros a terminar con la CRUZ la labor esclavizadora que había comenzado la espada. Pero frente a ellos se alzó la firmeza de Bartolomé de las Casas, el defensor de los indios liberados del yugo colonial; encontramos posiciones antintervencionistas de Monseñor Pereira y Castellón, llamado a defender los intereses de la nación ante la invasión norteamericana; y ya en la etapa final de la lucha el sacerdote revolucionario Gaspar García Laviana regó con su sangre heroica la tierra de Sandino.

Por ello la participación consecuente de los cristianos revolucionarios en nuestro proceso, desde muchos años antes del triunfo, es una experiencia del despertar de los pueblos cristianos de Latino América, y que tiene una expresión positiva de nuestra revolución. Esta experiencia estimulada y desarrollada por la Revolución Popular Sandinista, tiene por tanto, a nuestro juicio, una importancia estratégica para la integración de los Cristianos Revolucionarios a la Revolución en América Latina. De allí que los sectores progresistas y revolucionarios de la Iglesia, especialmente los católicos, sean aliados importantes de la Revolución Popular Sandinista. Ejemplos vivos de esta afirmación a nivel continental, lo constituyen sin lugar  a dudas Camilo Torres Restrepo y Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

Compañeros, permítanme decirles una últimas palabras. Para el pueblo de Sandino ya no habrán más murallas inescalables. La soberanía nacional se ha hecho carne en la conciencia popular nicaragüense.

 A través de 20 años de dura lucha, nuestro pueblo ha comprobado que el FSLN compartirá siempre con él, los reveses en el combate o en las victorias, en el peligro y la gloria.

Díganle a sus pueblos que el FSLN y el pueblo heroico de Nicaragua seguirán luchando por la paz justa, que es la de los pueblos soberanos;  por la paz verdadera que es la de los pueblos libres.

Díganle que somos amantes de la Libertad y que somos solidarios de los pueblos oprimidos que luchan por su liberación, que amamos la paz y estamos decididos a defender nuestras conquistas al precio que sea necesario.

Díganle que somos un pueblo con práctica de liberación y con la vista puesta en la sociedad del futuro, las Sociedad de Hombres Libres.

PATRIA LIBRE O MORIR.

Muchas Gracias.


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