Escenarios de Futuro: Reflexiones sobre la Realidad Nacional y Mundial (Parte 3)
Moisés Medrano
En la primera parte de esta serie se habló sobre un posible escenario de futuro donde los Estados Unidos de Norte América y la Unión Europea logran hegemonizar el mundo, por 150 años más; en la segunda parte, se discutió sobre el posible escenario de la multipolaridad y los desafíos que ello conlleva. Esta tercera y última parte de la serie, será dedicada a pensar respecto del futuro (posible) de una realidad particular: la realidad nacional nicaragüense.
Es importante recordar, sin embargo – tal y como se mencionó en la primera parte de la serie –, que toda realidad es dialéctica. Así que la realidad político económica y cultural de Nicaragua está, hoy más que nunca debido a las Tendencias actuales civilizatorias Y geopolíticas vinculada A la realidad mundial. Y viceversa: la realidad mundial está afectada – aunque asimétricamente – por la realidad nicaragüense.
Por lo tanto, aquí se discutirá sobre el
futuro posible nicaragüense en relación no sólo a su “realidad propia”, sino en
relación con las influencias y tendencias del mundo actual. Y, para ello, se
tendrán como “telón de fondo” los acontecimientos violentos del 2018, los
cuales, según el autor del presente artículo, deben considerarse como un
intento de golpe de Estado[1].
Se puede afirmar que este evento muestra en toda su crudeza y complejidad, la insignificancia
que las gentes de los países pequeños (no industrializados) representa para los
grandes poderes occidentales hegemónicos del presente.
Es necesario enfatizar, de todos modos, que el escenario de futuro aquí planteado debe entenderse como reflexiones simplificadas, en forma de “enunciados hipotéticos”, que no pretenden dar una descripción o explicación detallada de toda la realidad nacional del país. Es, pues, un esbozo de algo que puede ser más y mejor elaborado; y que, en cualquier caso, es siempre discutible. Veamos pues el escenario de futuro de Nicaragua.
1.
El escenario de futuro nicaragüense
Al presente, las principales posibilidades
que se le abren a Nicaragua son: a) La Realidad nacional nicaragüense,
económica, política y socioculturalmente, gira radicalmente hacia la visión
liberal-occidental; b) la realidad nicaragüense profundiza su proyecto
sandinista actual en los aspectos económicos, políticos y socioculturales.
En el primer escenario (el “giro liberal”),
se contempla, por un lado, el establecimiento de una situación legal, política
e institucional rígida, que impondría–con ayuda de medios de comunicación y
ciertos agentes de la cultura (nacionales e internacionales) – la visión
liberal-occidental de la persona y de la sociedad; y, por otro, la proscripción
del sandinismo y de partidos o movimientos políticos afines a las ideas
sandinistas de la sociedad y del ser humano. Mientras que, en el segundo escenario
(la profundización del proyecto sandinista), se contempla la consolidación de
una situación legal, política e institucional que superará los obstáculos y
amenazas presentes, así como la consolidación de Nicaragua dentro del
movimiento de países por un mundo multipolar. Cualquiera de las dos opciones
dependerá de cómo evolucione la situación nacional, regional e internacional
presente. Vamos a ver esas dos posibilidades, aunque nos enfocaremos más en la
segunda.
a. La
realidad nacional nicaragüense gira radicalmente hacia la visión liberal de la
persona y de la sociedad.
Si en los próximos años – sea en las
próximas elecciones (del 2021) o, de cualquier manera, con posterioridad – la
actual oposición al gobierno sandinista logra asirse con el poder (del
gobierno), se hará un giro radical hacia el liberalismo (filosófico-antropológico,
político, económico y cultural).
Será un giro radical, en el sentido de que
se buscará cómo “refundar” al Estado nicaragüense de modo que este adquiera un
profundo y rígido aspecto liberal para los próximos 30 años – aunque ese Estado
de “aspecto liberal” estaría, ahora, funcionalmente compuesto por una
diversidad de actores que vienen de diferentes espectros ideológicos de la
política nicaragüense. Será, también, un “giro radical”, en el sentido de que
se buscará cómo permear a toda la cultura y sociedad nicaragüense con los
“valores” occidentales liberales, y de vincular las leyes nacionales con entidades
e instituciones internacionales occidentales mediante tratados. Para llevar
esto a efecto, el “nuevo gobierno” contaría con todo el apoyo (político
-diplomático, económico y técnico) y con toda la legitimación
(mediática-discursiva) occidental.
De todos modos, dado el valor que representa Nicaragua para el mundo – sobre todo respecto a su posición estratégica en el centro del Istmo centroamericano y por la posibilidad de un canal interoceánico en ella –, la “refundación” del Estado nicaragüense contemplaría también la proscripción del sandinismo y de toda fuerza, idea u organización opuesta a la “visión liberal” del gobierno. Esto conllevaría, entonces, a que se “combata” con fuerza y de manera radical, en nombre de la “democracia” y de la “seguridad nacional”, a cualquier grupo, individuo, idea o fuerza que se oponga a la visión liberal de la sociedad y del ser humano; conllevaría, además, a que se den violaciones abiertas a los DD.HH. – esta vez con el apoyo occidental mediante el silencio – tal y como se ejemplifica en otros países de la región: en Brasil, luego de Dilma Rousseff; en Argentina, luego de Cristina Fernández; en Ecuador, luego de Rafael Correa; en Colombia, en la actualidad, etc.
De gran importancia para el “giro liberal”, será la cooptación del empresariado. Esto conllevaría a que todo el pequeño y mediano empresariado – aquel empresariado exitoso (sobre todo sandinista), que sea contrario a la idea liberal de la sociedad del posible nuevo gobierno – se vea reducido (llevado a quiebra o forzado a vender sus empresas), o a que sea alineado con la “visión liberal” del nuevo gobierno. El propósito último sería la “berlinización”[2] de la economía de Nicaragua: aquellos grupos económicos que podrían sostener y que darían fuerza al sandinismo o a toda fuerza opuesta a la “mentalidad liberal”, buscarían como ser suprimidas o cooptadas.
Siempre en relación con el campo
económico, se buscará como “especializar” al país, como lugar “agrícola” y de
“manufactura”. Lo primero, hará que se haga énfasis en carreras universitarias
afines a la “especialidad agrícola” del país; lo segundo, hará que cada vez más
se fomenten los tratados de libre comercio con occidente. En todo caso, la
“especialización” del país buscará también que la universidad trabaje cada vez más
con la empresa privada y que llegue a depender, de manera profunda, de esta
última – tanto en sus finanzas, como en sus proyectos de investigación y en los
resultados de estas investigaciones. Conectado con esto último, se espera que
haya cada vez menos inversión en becas nacionales y que unos ciertos
privilegiados sean becados internacionalmente (la nueva élite) hacia occidente.
Esto lograría una nueva pirámide social a nivel nacional; y una nueva forma de
penetración y control internacional a través de la “nueva” élite “profesional”
y “académica” formada en el exterior. Esta élite social contará con un pequeño
grupo especializado en tecnología de la información, dadas las tendencias actuales
del mundo. Por ello, el “nuevo gobierno liberal” endeudará al país con occidente
para invertir en tecnología e infraestructura informática, a fin de controlar
la información a nivel nacional y hacer frente a las “amenazas de seguridad” –
sobre todo de los que se opongan a la “mentalidad liberal”.
Por otra parte, la educación (formal e informal) será de suma importancia en un posible “nuevo” gobierno de corte liberal. Aquí, se fomentarán – mediante clubes deportivos, libros de texto, literatura científica y no científica, las iglesias (protestantes y católica), los medios de comunicación, programas televisivos y radiales, conferencias y charlas especializadas y no especializadas (masivas) – una comprensión liberal de la democracia, de la sociedad y de la persona. Se hará énfasis en los “valores” de “libertad”, “derechos humanos”, “unidad”, “amor”, “paz”, “no violencia”, “cooperación”, “confianza”, “orden” y “ciudadanía”. Se fomentará, además, una visión funcional de la sociedad: división nacional del trabajo.
En el campo específico de la educación superior (universitaria), se buscará cómo “refundar” también esta institución. Se buscará la “compra” de la universidad mediante cierto tipo de “inversión económica” que exigiría, como condición, una nueva orientación de las carreras, en lo particular, y, a mediano plazo, de la universidad en general: la “actualización” de pensum y programas de estudio (con enfoques más “ecológicos” y “democráticos”), la “actualización” del personal y de los “recursos humanos” (despidos y “nuevos contratados); la creación de “institutos de pensamiento” a favor de la “mentalidad liberal”; la capacitación de personal académico, fuera del territorio nacional.
La religión, por su parte, jugará siempre
un rol cohesionador, pero cada vez más cultural (menos religioso en el sentido
tradicional). Esto último significa que, en principio, el liderazgo religioso
(católico y protestante), servirá para difundir los “valores” de “amor”, “paz”,
etc., de la mentalidad liberal, en el pueblo nicaragüense; y también para
difundir la “comprensión verdadera” de lo que significa la fe cristiana y los
valores-conceptos que la “caracterizan”. En otras palabras, la religión
(cristiana) servirá para sostener y consolidar la nueva “espiritualidad
liberal”, a lo interno del país.
Sin embargo, producto del interés de
agentes externos, se buscará como ir quitando poder a la religión “popular” y
al liderazgo de esta, de manera gradual, a fin de ir orientando la religiosidad
nacional hacia el “laicismo burgués”. En este sentido, se buscará que la
religión no entorpezca ciertos procesos económicos, políticos y culturales, que
serían convenientes para el gran capital internacional.
En cualquier caso, lo más importante para la refundación del Estado por parte de un posible gobierno liberal, será la construcción de una “gran narrativa” sustentadora y legitimadora de la “mentalidad liberal”, que movilice los espíritus hacia su defensa cuando ella esté amenazada. La mayor ambición (meta de largo plazo), entonces, sería hacer de cada nicaragüense un “defensor” de los “valores” cristianos occidentales: una conquista de los espíritus. Tal conquista, será posible, entre otras cosas, gracias a la gran cantidad datos (Big Data) Que se tienen en occidente (en Los principales servidores y plataformas occidentales) respecto del “comportamiento” y “sensibilidad” nicaragüense, en diferentes temas – lo cual se debe al uso que se hace por parte de la población nicaragüense de aquellas plataformas. Esto también tiene que ver con información nacional disponible en línea: estadísticas gubernamentales de consumo e información demográfica, etc.
Hasta aquí, de manera muy simple y generalizada, se ha visto el primer escenario de futuro para Nicaragua. Veamos ahora el segundo escenario.
b. La realidad nicaragüense profundiza su proyecto sandinista actual (en lo económico, político, cultural).
En este escenario, Nicaragua ha superado
los obstáculos económicos, políticos y culturales que impedían su desarrollo en
esas mismas dimensiones de la realidad; y se consolida su participación dentro
del movimiento por un mundo multipolar. Tales situaciones sólo se alcanzarían
si, por un lado, el actual gobierno sandinista preserva el poder en la elección
del 2021 y, por otro, si el movimiento por un mundo multipolar logra
consolidarse, sobre todo en la región latinoamericana.
Ahora bien, el actual gobierno sandinista logrará mantenerse en el poder sólo si presta atención a la dimensión objetiva y subjetiva de la realidad, de manera dialéctica. Esto significa lo siguiente: por un lado (en lo subjetivo), si, previo a las elecciones del 2021, logra captar a los espíritus de todos los nicaragüenses con un discurso o narrativa englobante, que apele a los más altos valores y misterios humanos (la realidad más profunda); y que logre penetrar en la memoria, los pensamientos, los sentimientos y las expectativas de futuro de todos los nicaragüenses (sobre todo los “nicas de a pie”); por otro lado, si logra la creación de bienestar lo cual implicaría el uso inteligente de recursos económicos, instituciones, “personal”, y de las relaciones internacionales.
Respecto a la captación de los espíritus, el gobierno sandinista tiene un gran “activo” con el cual no cuentan ninguna de las otras fuerzas del país y que se deberá aprovechar en toda su plenitud: una gran base popular que está unida por una “filosofía” cohesionadora (una forma de comprensión de la persona y de la sociedad). Esta es: el pensamiento de Sandino y del sandinismo. De una “filosofía” de tal tipo carecen las otras fuerzas a lo interno del país. De esto ha tenido cierta consciencia la oposición al gobierno y ciertos ideólogos internacionales, y por ello han buscado cómo desprestigiar y destruir, de raíz, la imagen del sandinismo[3].
Ahora bien, la base sandinista es el mejor “activo” con que cuenta el sandinismo para poder permear a la población, con sus valores e ideas. Esto, sin embargo, demanda un gran esfuerzo de reflexión y de organización, así como de investigación, para poder movilizar a la base sandinista de manera bien informada, planificada, organizada y dirigida bajo ideas y objetivos claros y puntuales. En tal sentido, el discurso englobante debe ser muy claro y estar clarificado en las bases sandinistas. También, esta narrativa englobante debería transmitirse desde la base: desde las comunidades hasta las instituciones. Pero debería también transmitirse de manera amplia y de generación a generación, a través de conversaciones, capacitaciones, medios de comunicación, etc.
Para la elaboración, clarificación y trasmisión del discurso englobante, se hace necesario la academia, institutos de pensamientos, agentes de la cultura, medios de comunicación. De especial importancia aquí serán los intelectuales orgánicos y los líderes de comunidades. Los jóvenes intelectuales y el liderazgo joven (sobre todo femenino) debería ser el principal sujeto. Sumado a todo ello, se debe pensar en el rol fundamental de la fe cristiana y de la religión en general (religión no cristiana), para combatir a los valores individualistas, burgueses y alienantes de la comprensión liberal de la persona y de la sociedad. En este sentido, la religión deberá enfatizar su tarea “sanadora” y “liberadora”. A esto último podría ayudar la teología de la liberación, aunque, contextualizada a la realidad contemporánea: hoy por hoy se hace uso del lenguaje, terminología e ideas de la teología de la liberación, por parte de pensadores liberales, para combatir a gobiernos progresistas del mundo a los cuales acusa de “neoliberales”.
Por otra parte, también el gobierno sandinista cuenta con el poder institucional, a nivel nacional e internacional (embajadas). Esto ayuda a tener una comprensión más objetiva y clara de lo que ocurre en el país y de lo que le afecta (positiva y negativamente) a este. Sumado a ello, el gobierno cuenta también con relaciones internacionales que le pueden contribuir a fortalecerse nacional e internacionalmente. En este sentido, Nicaragua debe acercarse cada vez más a aquellos actores internacionales que le permitirían mayores logros tanto a nivel diplomático como económico y tecnológico. Esto significa que Nicaragua deberá, poco a poco, ir revisando el orden de prioridad de sus relaciones: hay actores que más bien le obstaculizan el camino hacia su soberanía e independencia en aquellos campos.
El futuro de Nicaragua, de lograr afianzarse el sandinismo, debería contemplar una cuidadosa observación de los valores de una posible “nueva clase media”, a fin de que no caiga en la “tentación liberal” de nuevo. Esto requeriría una constante formación y revisión de la situación “cultural” de la academia y del “espíritu” de la sociedad.
Un gran futuro espera a Nicaragua, de
mantenerse el gobierno sandinista en el poder y de lograr, la multipolaridad,
ganar terreno por sobre la unipolaridad o bipolaridad. En cualquier caso, hay
muchas otras variables (los “gustos generacionales”, las tecnologías del
futuro, la geopolítica del futuro, etc.), que afectarán el futuro de cualquier
país, y que no pueden ser previstos de antemano en la forma que impactarán a las
sociedades y culturas. Por ello, se debe pensar que aquí las cosas están dichas
de forma muy general y simplificada.
*Texto
publicado originalmente en el CEDMEB*
[1]
Aquí
no se brindará una explicación del porqué se señala como “intento de golpe de
Estado” a los
eventos ocurridos el 18 de
abril de 2018, en Nicaragua. Esto requeriría referirse a cuestiones más
“técnicas” como las
siguientes: ¿qué es un golpe de Estado? ¿Qué es el “Estado de Derecho” ?, etc;
También haría necesario
hacer un recuento histórico sobre la realidad política nicaragüense, entre
otras cosas. Este tipo de
cuestiones se abordarán en otro artículo, en proceso de escritura, que se
titulará: “El Intento de
Golpe de 2018: Racionalización del Crimen y Desvalorización de la Persona
Humana en Nicaragua desde Occidente”.
[2]
Es
interesante que las industrias y la economía de la zona del este de Alemania,
sobre todo en
Berlín del este – es decir,
la antigua Alemania Democrática (la antigua RDA, te tendencia socialista)
– fue reducida en su poder
económico, a tal extremo que, luego de la “reunificación” de las “dos”
Alemanias, el este alemán se
convertiría en la zona más pobre del país. Por supuesto, el occidente
alemán le echa la culpa de tal situación de pobreza al antiguo
sistema socialista.
[3]
Esto
mismo sucede, por ejemplo, con la filosofía cohesionadora de China: el
confucianismo.
Occidente busca cómo
desprestigiar esta filosofía, la cual es fundamental para la cohesión china y
para la identidad cultural.
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