MANAGUA, ¿UNA CAPITAL CON UN CENTRO INCONCLUSO?

 Por: Jorge Bautista*

Algunos dirían que técnicamente la ciudad de Managua aun no logra constituirse, ni consolidarse, después del terremoto de 1972, como una verdadera ciudad. Menos aún como capital de Nicaragua. Y al referirnos a esto no hablamos desde el punto de vista jurídico, al estar reconocida como tal en la Constitución Política del país (art. 12 Cn), ni desde el punto de vista histórico, en tanto lo es desde el año 1852 por medio de un Decreto de Gobierno, nombramiento que se emitió en un momento (no poseía aun infraestructura adecuada), como una medida jurídico política que pretendía pacificar los conflictos armados entre las ciudades de León y Granada.

En este artículo a lo que nos referiremos, cuando tocamos este tema hoy día, se sustenta en un punto de vista más urbano. Ante la observación de una cantidad de espacios vacíos aun existentes, sobre todo en su centro. O de espacios subutilizados a lo largo y ancho de Managua. Así como por elementos incompletos del tejido urbano, aun no concluidos en ciertas áreas (aunque se encuentren en desarrollo e interés de completarlos por parte del gobierno local). Siendo parte de la justificación de la existencia aun de este problema, el que seamos como una sábana urbana de extrema extensión que encarece, dificulta financieramente, la realización de obras para dotarlos de los servicios públicos básicos.

Se podría argumentar un segundo razonamiento apuntando a la gran diseminación de su población, de extensión y no densificación, con interconexión aun inconclusa, por su carácter policéntrica. Que nos da la impresión y sensación de un “no lugar”, de una “no ciudad”. Y esto se coteja, para explicarnos, en ejemplos como las ciudades de León, Granada, Matagalpa, Masaya, entre otras. Que caminas en ellas, percibes una ciudad, sabes dónde está su centro y lo identificas por su estructura, atractivo urbana y funcionalidad. La misma ciudad transmite una cierta personalidad que le singulariza. Pero hablamos aquí de ciudades pequeñas, de cabeceras departamentales. En el caso tratado es otro nivel: Capital.

En Managua caminas, y eso no lo percibes. Y los parámetros de exigencia urbana suben y son de cotejo y homologación con capitales de países de Centroamérica, en el punto de primer escalón. Es decir, si en el cotejo urbano local no estamos aún completos ¿Cómo se queda a nivel de capitales de América Latina? No diríamos que estamos mal, sino incompletos y pendientes aún de algunos temas y tareas. Pese a que vamos en el camino. Todo esto desde la perspectiva urbano, y con vistas a focalizarlo al centro urbano de Managua. Punto desde donde parte la cuenta de kilómetros en el país, y desde donde se ostenta y “vendemos” la imagen urbana ante cualquier visita de una delegación oficial de cualquier otro país al nuestro, o a nivel de turismo.

Una ciudad se observa e identifica en tres direcciones; su historia, su presente y la cara de futuro. Las tres visiones y arquitecturas deben convivir y mostrarse permanentemente en ella. Y el Centro es el lugar geográfico llamado a contener, recoger, gran parte de la carga de esa historia y de cultura del país. Donde la parte de la infraestructura y diseños de modernidad, suele tenerse el cuidado de separarlas como parte de una política pública de las ciudades en el presente a nivel mundial. Y con ello tratar de no ocupar ni opacar, en la medida de lo posible, la parte de historia y cultura, que muestran la identidad de la ciudad.  Que funciona como el rostro profundo y filosófico de una ciudad, su parte culta.

En un imaginario, que es muy factible, que un centro ha sido dañado por cualquier factor natural, social, por siniestros, o bien por perdida del uso mismo dentro de la lógica del desarrollo de la misma población de la ciudad, en estos casos, existe siempre la voluntad política y económica de los distintos países, en la planificación de reparar, reconstruir o renovar su uso. El transformarlo, en última instancia, en un museo ese edificio o conjunto de edificaciones. Más no la opción de perderlo, y menos aún borrarlo. En tanto son locales irremplazables por su valor histórico y de arquitectura, dignos representantes de una época de la ciudad que merece preservarse. Teniendo presente que la arquitectura muestra y reconstruye la historia, lo que fuimos y somos.

Establezcamos algunos señalamientos para detectar dónde es que no estamos completando la tarea. Donde está el déficit con el que se está quedando y desarrollando el Centro de Managua. Con una visión constructiva en el análisis.

Anotemos que Managua ha logrado transformarse en estos últimos años, en un lugar con infraestructura deportiva a nivel de competencias incluso internacionales. Algo que representa un hito en nuestra historia. Esta transformación comprende áreas como turismo por sus instalaciones para distracción y de servicios de consumo, que ha llegado a niveles emblemáticos con el desarrollo del Puerto Salvador Allende. Encontrándonos, en estos momentos, en vísperas de la inauguración de un centro de juegos mecánicos denominado “Parque de la Alegría”. Con lo que se va completando el atractivo y destino turístico del Centro de Managua, como un excelente generador tributario.

Luego, está pendiente la densificación de ese Centro. Pero en un reciente informe de Gobierno, se ha dado a conocer el inicio de un proyecto que comprenderá la realización de tres mil viviendas en el centro de Managua. Los modelos están concluidos, y la fase de venta y lotificación está en marcha. Y podríamos valorar que el elemento de una densificación de población va en camino a resolverse en el corto o mediano plazo.

Y si valoramos Managua desde su significado y trascendencia en el ámbito político internacional, es indiscutible que las plazas de Managua, lo son y transmiten ese sentido por su constante actividad. Llegando a ser símbolos políticos y referente a nivel internacional.

En las edificaciones de Poderes del Estado, encontramos que tanto el Legislativo, Ejecutivo y Judicial (Complejo Judicial ubicado en el Centro de Managua que comprende los juzgados de competencia en Managua), están presentes. Por lo que tiene cabida afirmar que existe la presencia de los poderes del Estado en el centro de Managua. Añadiendo otra institución como la cede de la Cancillería y la del Ministerio de Hacienda y Crédito Público.

Entonces ¿Cuál es la tarea pendiente sobresaliente en el Centro de Managua? La cultural e histórica.

Si usted visita el Centro de Managua, se encontrará con un edificio majestuoso, imponente, soberbio y sereno a como es el Palacio Nacional, hoy Palacio de la Cultura. Por ejercicio visual, de una vuelta en su contorno. No dejara de admirarlo en su diseño. Tiene un símil, en lo imponente, con la Catedral y Centro Histórico de León, e igual con el Centro de Granada. Pero luego vuelva la vista en su contorno y, salvo el parque donde descansan los restos de Carlos Fonseca, el edificio de la casa de Gobierno, Teatro Rubén Darío (un poco más distante) y el de una preciosa y antigua catedral de Managua, abandonada. Luego… nada más. No existe más conjunto arquitectónico de edificios equivalentes que lo acompañen en su entorno, que nos completen ese centro. Que nos lo hagan hermoso y digno de caminarlo.

A la par encontramos la Escuela Nacional de Ballet de Nicaragua, que reside en el edificio del antiguo Gran Hotel. Algo que da gusto ver como entran niños y jóvenes con trajes de ballet en distintos horarios. Hacen respirar cultura en ese corto espacio de Managua. Algún otro detalle se nos escapará, pero luego…nada. No tiene más Centro de Cultura la capital de Nicaragua.  Ahí está el vacío del que hablamos.

¿Un vacío? ¿Cómo es posible? cuando existen tantas cosas por hacer en asuntos de cultura, y de lo cual tenemos mucho que dar y mostrar. Debiendo ser nuestra primera muestra al visitante, al turista o al nacional, la presentación de estructuras magnificas con Museos en ese centro. Donde se podrían ocupar de modelos, la recreación y reconstrucción, de algunos edificios como la antigua cede del gobierno Municipal de Managua, de estilo greco romano. Cuyas fotos existen. Que encaja con la arquitectura del Palacio Nacional. O bien ocupar de modelos como la antigua casa de Presidente José Santos Zelaya López, de estilo francés, cuyas fotos también existen, etc. Así traemos al presente un conjunto de edificios que previamente existieron en Managua, que fueron admirados por la belleza arquitectónica en la vieja Managua, con los que la modernidad no puede competir por desfasarse en la brevedad en su atractivo. Un edifico moderno deslumbra al momento, luego se ordinariza. En cambio, los modelos que citamos son modelos que pertenecieron a nuestro patrimonio histórico y nos dan idea, y referente, para entender por qué le llamaron a nuestra capital la Suiza de Centroamérica. Observamos esas fotos y se les admira. ¿Qué tal si los reconstruimos? Esos edificios serían los “locales” para albergar la segunda parte que son los museos.

Solo para dar una idea de las tareas pendientes, demos una lista posible de museos que nos darían una imagen de cultura e historia; 1.- De la historia de lucha de Nicaragua que incluya el de la ofensiva final. 2.- Rubén Darío. 3.- Carlos Fonseca (¿Cómo es posible que, excepto el de Matagalpa, no se tenga un museo a quien fue ideólogo y padre de nuestra revolución?). 4.- Un museo a Sandino. 5.- Pintura (el Centro de Arte Ortiz Gurdian de la ciudad de León puede ser un referente). 6.- Artesanía (por región o municipio). 7.- Arqueología. 8.- De trajes de Huipil, en coherencia a su reciente declaración del día nacional del Huipil (8 de septiembre), que incluyan por región, entre otros. Y como cereza del pastel, la Construcción de un “Teatro Municipal de Managua”, cuya belleza arquitectónica recoja la historia de la vieja Managua, modernidad en su interior, y coherencia con el conjunto del Palacio de la Cultura.  Un teatro Municipal que complete ese centro de cultura de nuestra capital. Un teatro con dotación de un parqueo propio y adecuado en dimensión, punto que resulta el eterno olvido y el espacio insuficiente en las construcciones.

Uno observa la Escuela de Ballet, su acertada creación y precisa ubicación. Y encontramos que su estructura y espacio proporcionado es a todas luces insuficiente en el presente y más de cara al futuro. Un espacio que se tiene posibilidad de ampliar de manera natural, sin mayor esfuerzo ¿Cómo? Anexando a su competencia el antiguo Teatro Gonzales, cuyo edificio permanece dentro de la misma manzana de construcción, en lindero natural de edificio con edificio. Tengamos en cuenta que, en poco, con las 3,000 casas que se construirán en el Centro de Managua, se densificará la población y en consecuencia la cantidad de jóvenes inscrito a esta escuela. Donde su existencia y ubicación dotará de mejor imagen al Centro de Managua, proporcionando ese aire natural de cultura.

Recién se firmó un memorando de entendimiento entre China y Nicaragua (dentro del marco de firma de un TLC, que entra en vigencia el 1 de enero del 2024). El que contempla en uno de sus puntos el desarrollar la cooperación para dar a conocer la historia, cultura y tradición de cada uno de los firmantes. Y China, ese otro firmante y parte, es un país con un grado de cultura consistente y milenario, por lo que la dotación de museos en el centro de Managua, se vuelve prioridad en el corto tiempo ante la avalancha de turistas de otro nivel de cultura que nos visitará en breve y querrá saber de nosotros. Ellos querrán saber de Sandino, cuya fama trascendió en el momento histórico de su lucha en la China misma.

Nos preguntamos ¿Cómo nos queremos mostrar, que nos vean e identifiquen, al turista y visitante? ¿Solo como un país de turístico y de esparcimiento, comida y con servicio de hotelería? ¿Y la riqueza de nuestra cultura e historia como la mostraremos?

Somos, así nos estamos mostrando, una capital con un centro que permanece inconcluso. Donde se puede hacer y completar lo faltante de manera gradual y planificada, en los espacios que aún permanecen vacíos y permiten construir una Managua hermosa para caminarla. Dejemos un verdadero Centro de Managua construido como herencia a las próximas generaciones.

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