Carlos Fonseca y el Patriotismo Nicaragüense

Por Leonardo González Estrada* 

Gracias a los Matagalpas, esas tierras del centro norte de Nicaragua, que dieron la vida al ciudadano Carlos Fonseca Amador, de clase pobre y obrera, sin derecho a dignidad ciudadana y humana, pues fue hijo ilegítimo, que ya eso era nacer con estigmas, sin derechos dentro del Estado oligárquico Somocista proyanqui. 

La subjetividad sobre la libertad de Carlos Fonseca tenía expresiones claras, vendía en las calles desde niño y estudiaba, y no hay acto y conducta más irreverente contra el capitalismo y un Estado oligárquico que un hijo de obrero y campesino estudie y se emancipe de las condiciones de exploración. Carlos siempre fue una antorcha de humanismo y de revolución en sí. Pues fue excelencia académica y un sujeto social muy crítico entre las condiciones que la sociedad le imponía. 

En 1955 siendo el mejor estudiante de Matagalpa, tierra de Andrés Castro, Indio Flechero, Sargento y héroe Nacional, llega al Instituto Nacional Ramírez Goyena de Managua, la capital de Nicaragua, el cual fue recibido por el director Guillermo Rothschuh, Carlos se presentó como poeta ante el poeta. Así que de letras y consciencia iba a tener una matriz de ideas genuinas entre ambas genialidades. 

Carlos no solo escribía poesía motivado por el Bardo Rubén Darío, sino que sus inquietudes humanistas que eran inquietudes políticas, históricas, eticas y económicas, servían estas para formular ideas tales como la de RECREAR LA GESTA DE LA HACIENDA DE SAN JACINTO. Pues ya este joven contaba con una clara consciencia histórica antiimperialista, y consideró que los jóvenes estudiantes a través de el arte, la historia y la pedagogía se podían dotar de principios políticos a partir de la misma historia de los Nicaragüenses que habia sido negada, para la posteridad. 

La historia contada por los vencedores, o sea, los Yanquis y sus súbditos criollos, que dieron el golpe de estado en 1909-1914 al presidente Zelaya y zelayistas; impusieron una sociedad sumisa ante el capitalismo norteamericano, que iba a ser predestinado a imponerse por manu militari de otro Nicaragüense. Hasta 1926 iba bien ese plan, pero surgió el LIBERTADOR de Nicaragüenses, el ciudadano también hijo ilegítimo de la sociedad de oligarcas, quién hace el quiebre de la historia lineal colonial de los vencedores, el general de hombre y mujeres libres, de.un pequeño ejército loco diría Gabriela Mistral, Augusto Cesar Sandino, quién levanta al máximo nivel el estandarte antiimperialista en Latinoamérica y el Caribe, venciendo y expulsando a los terroristas marines sanguinarios soldados norteamericanos. 

Capítulo glorioso y triunfante como si de recrear la marcha triunfal del Bardo se tratara. Duro poco, pero no pudo ser borrada totalmente de la memoria y corazones de los Nicaragüenses.  Entonces Carlos Fonseca, identifica que los jóvenes, el pueblo y sectores sociales no tienen gestas nacionales que reivindicar desde la cultura y educación, con amplio significado de Patria e identidad, pues siendo una colonia regentada por Somoza, no es posible que se le permita a la población de una Nación, critique la historia, el sistema político ni los valores por los cuáles son explotados por el capitalismo. 

Por tanto, este matagalpino con dieciocho años hace la propuesta al profesor Rothschuh, que recreen la gesta heroica de la Hacienda San Jacinto, el 14 de septiembre de 1956, con la participación de dos Institutos más, el de Chontales y el de Matagalpa, y así lo hicieron. Constituyendo éste, el primer acto patrio, con significación antiimperialista. 

Pues, la proclama elaborada por el mismo Carlos, recreó detalles tales como colgar en la Hacienda San Jacinto al filibustero Byron Cole, mercenario y socio de William Walker. O sea, la defensa de la Patria fue a muerte y debe ser a muerte, a riesgo de perder la propia vida. Pues recordar la bravura de Andrés Castro que con piedra mata a un yanqui, siendo el David del Xolotlán, contra el Goliat del Michigan. 

El alcance de dicha actividad pedagógica, cultural y patriótica fue realizada, al margen de las autoridades pues el dictador Anastasio Somoza solo hacia alguna actividad musical, sin significado alguno. 

De modo que es, en términos antropológicos, políticos e históricos el ciudadano Carlos Fonseca Amador quien desde su amplia conciencia antiimperialista, Sandinista, Zeledonista y Dariana, que nos trae a la sociedad el principio de antiimperialismo y el de defensa de la soberanía nacional. Dos criterios proscritos por el pacto de Tipitapa o del Espino negro del 4 de mayo de 1927, cual obligaba al titular, es decir al General Somoza, a defender por ministerio de ley, los intereses de los Yanquis y de crear el Estado oligárquico enciernes, al que Carlos Fonseca iba a enfrentar a muerte, con todo su vigor, juventud y amor patriótico. 

Las nuevas generaciones de Nicaragüenses deben enaltecer aún más, la gesta del 14 de septiembre de 1856, donde el vigor más alto, más determinado enfrentó y derrocó a los invasores blancos de Norteamérica; héroes quienes con amor patrio, crearon la mayor gesta de defensa de la Soberanía para todos los Nicaragüenses.

Hay que acotar que en 1836 los Nicaragüenses, a pesar de todas sus diferencias y poca cohesión política y económica, propusieron la primer Constitución Política de Centroamérica, rompiendo también el colonialismo criollo centroamericano, que estaban ya conspirando tanto con el imperio británico como el norteamericano yanqui de Monroe, desde la proclama del 15 de septiembre de 1821, que no conllevó a la creación de Naciones libre, sino, a la conspiración contra los intereses del territorio de Nicaragua y de su pueblo. 

Por tanto, el mérito que reviste este gesto pedagógico, pero político pero sin ingenuidad, sino con toda la intención de irrumpir en la historia popular, la lucha de clases como la participación determinada y consiente del joven, Revolucionario, Patriota y Libre. 

Es en suma, Carlos Fonseca Amador quien prosigue la defensa del decoro nacional desde el aula de clase, con los estudiantes, quienes proponen tanto a la sociedad y al Estado que dichas fechas no son días gratuitos, sino momentos que determinaron la historia del pueblo de Nicaragua. 

Es desde entonces, el Antiimperialismo y la Defensa de la Soberanía, hechos históricos y hechos políticos que son factores objetivos del Nicaragüense del siglo 21,  del ciudadano nuevo, hombre y mujer libre, que son parte de los procesos políticos y que como lo establece la Constitución Política del Estado de Nicaragua, debemos defender la Soberanía, la Independencia y Autodeterminación, que son derechos y obligaciones de cada ciudadano. Carlos Fonseca Amador es, además del fundador del FSLN, protagonista activo/vivo, prócer de la Patria Azul y Blanco, del Cocibolca, del Xolotlán, del Momotombo y el Masaya, del Río San Juan y del Sikia, hijo de Diriangen, de Tomás Ruiz, creyente de la Libertad, del Socialismo y de la Justicia social.

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