El fascismo derechista ha sido derrotado en Nicaragua por el FSLN

by Leonardo González Estrada

Un sistema político que promueva la unidad y el amor entre todos los ciudadanos es una revolución en sí. En el poder debe ser celoso con sus procesos en la administración del poder, de lo contrario según el caso de los nicaragüenses sería caer en el fascismo, del cual tuvimos su última expresión en el 2018, con una articulación y resonancia del fascismo global anglosajón y occidental, así como criollo latinoamericano.

El fascismo es la expresión violenta, racista, militar, cultural e ideológica de determinado grupo político contra otro grupo político cultural antagónico.

En términos dialécticos es la modalidad política menos democrática, racional y humana, que, desde el origen del Estado, -aunque se practica desde las tribus y clanes-, los grupos sociales han dominado política y militarmente a los demás miembros de su organización o de otras naciones.

En Centroamérica como toda otra región invadida por los cristianos del Mediterráneo, tiene experiencias en su historia con la modalidad del fascismo. Toda la división administrativa en los nuevos Estados independientes ex colonias Española, iniciaron procesos políticos, nada democráticos es decir cuasi fascistas, para el control político interno, o determinar la vigencia de su soberanía territorial ante otra nación.

Ya no eran provincias teocráticas ni extensiones de las monarquías, sin embargo, tampoco eran estados democráticos. El acta suscrita en 1821, no fue un pacto social ni político el cual procuró la libertad tal como lo expresa el documento, pues aquellas costumbres sobre el ejercicio del poder, quedaron vigentes.

La idealizada revolución francesa rompió el esquema esclavista de la monarquía, permitiendo que la clase media y burguesía mercantilista propusiera un nuevo modelo político y pacto social, pues le arrebataron el monopolio del poder del Estado al Rey, convirtiéndose en la primera expresión de gobierno racional de un Estado. Surgen aquí los conservadores y extrema derecha, como la izquierda o liberalismo burgués. No obstante, la condición de imperio francés no se desvirtuaba.

El fascismo como expresión política tiene tres vértices el poder político y militar, las castas económicas y el culto religioso, pueden ser fácticos o legítimos.

En términos reales es la modalidad práctica del ejercicio del poder de aquella facción dentro de un Estado, que niega a este y hace prevalecer los intereses de las clases capitalistas a través de élites criollas burguesas, por sobre el interés general. Ocupa a la religión como plataforma del discurso político, dijo Marx es el opio que se les propone a los pueblos para que permitan su propia explotación, nieguen sus derechos humanos, o lleguen a tomar las armas contra sus conciudadanos.

La experiencia en Nicaragua y el fascismo han sido crueles como toda tiranía de derecha. El conservadurismo sería entonces la primera experiencia del fascismo, lograron ampliar los derechos del clero y de la burguesía por encima de las mayorías, tuvieron el monopolio de la tierra, negociaron con hegemonías imperiales la soberanía territorial, las fronteras y límites territoriales, desde su posición de élites aristócratas.

El poder de los privilegios hace que un grupo político fundamentalice la organización política dentro del Estado, y para que los trabajadores y mayorías no se rebelen deben imponerse por las vías de las armas. Pero hay pueblos con más vigor de libertad que otro. Y el nicaragüense ha demostrado tener ese vigor.

No obstante, la historia política del Estado de Nicaragua ha sido condicionada por los intereses extranjeros, como las condiciones internas del pueblo.

Si bien es cierto, el germen del fascismo convertido en ideología política y programa político tanto por el partido conservador y todas sus denominaciones, como el liberal, ambas identificadas como paralelas históricas, es decir con origen en las mismas causas. Estos movimientos políticos giran en torno al mismo programa político, el fascismo, o sea, organizar el poder del Estado y construir un sistema político para privilegiar a la élites económicas y poderes fácticos, sostenido mediante la exploración de sus trabajadores, como el endeudamiento extremo del Estado a favor de dichas élites.

He aquí, donde entran en Nicaragua aquellos procesos emancipatorios, la lucha de clases se organiza por primera vez por el General Augusto C. Sandino, contra los fascistas burgueses criollos, como sus patrocinadores interventores Imperialistas de Norteamérica.

Si bien es cierto, Sandino vence en 1933 a las fuerzas militares interventoras del fascismo, habían otros estamentos de ese sistema bien fuerte, como la diplomacia y el clero. Una vez urdida la traición, reformularon la historia, y todo el pueblo fue sometido a un terrorismo de estado, estigmatizando a Sandino y el Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional. La lucha de clases fue decretada por esos héroes, una lucha que iba a ser Anti fascista y antiimperialista.

Mientras el somocismo se convertirá en el nuevo fascismo, liberal y yanqui, el pueblo hacía resurgir la lucha militar y armada, Anti fascista. El General Ramón Raudales, con Colindres, en 1957-1958 con el Frente Revolucionario Sandino, hicieron su última gesta épica. Ya el ajusticiamiento del fascista Somoza García en 1956 había sido un gran llamado al pueblo a la lucha Anti fascista, Anti Imperialista.

El pueblo desde Sandino no paró, no tuvo recato en sus diferentes modalidades Anti fascistas. Fue adquiriendo conciencia de la magnitud del enemigo, mientras tanto en el Chaparral, Rayti y Bocay, Pancasan, Alajuela, fueron caminos tomados que formaron el vigor y la voluntad Revolucionaria y Anti fascista, de la nueva vanguardia política nicaragüense. La nueva organización política se surtió y formó de otras experiencias, las cuales iban a ayudar a vencer a un sistema político bien diseñado desde Washington, este iba a ser el modelo fascista colonialista del plan cóndor, anti tesis del programa emancipatorio de la Revolución Cubana.

Afirmar lo anterior, es decir, y traer a colación de dónde se proponen estos modelos políticos fascistas. Y es que, desde el origen de las colonias del norte, sostuvieron un modelo político aristocrático y esclavista, lo que se mantuvo a pesar de la magnificada independencia de 1776 en Filadelfia, las bases del fascismo occidental iban a seguir siendo la guía y los principios, convertidos en el tratado político en la doctrina Monroe y su destino manifiesto.

Los nicaragüenses los trabajadores, enfrentaron al fascismo norteamericano en el mayor auge de su hegemonía continental y global. Ningún otro pueblo hizo tal época gesta Anti fascista frente al mayor de los imperios en el siglo 20. Aquella Guardia Nacional era el proyecto sobre el posterior y consumado programa fascista, surgido en el pacto de Tipitapa o del Espino Negro en 1927. El CONDECA vendría ampliar ese pacto fascista de Washington, cuya anti tesis fue la Legión de Caribe, movimiento de guerrilleros Anti fascista en Centroamérica y el caribe, que fue traicionado en 1948 por el fascista disfrazado de Revolucionario El Tico Figueres.

El alto vigor anti fascista del pueblo nicaragüense, fue un gran acontecer no solo para los pueblos latinoamericanos y caribeños, aquel 19 de julio de 1979, sino para las hegemonías colonialistas occidentales. Vencer al fascismo y todos sus sistemas solo puede lograrlo una revolución Política, cultural, económica, militar y sobre todo social.

El FSLN desde su fundación estableció sus tres programas de acción, denominado programa histórico del FSLN, este conllevaba un nuevo pacto, social, económico, político y militar, transformar el Estado, que en Nicaragua como herencia de todas las intervenciones colonialistas, siempre fue un Estado oligárquico. Entonces, desde 1979 el Consejo de Estado, se convierte por primera vez es órgano político de todos los sectores de la sociedad, como de sus poderes necesarios para la planificación y regulación de la función pública y los administrados.

En suma, derrotar al fascismo no sé consigue con retórica, sino, con un compromiso y vigores Revolucionarios, de modo que cada acción dentro del Estado, transforme y anule aquellas memorias del fascismo de la derecha, en cada pueblo.

En Nicaragua, su pueblo y el movimiento político Revolucionario FSLN, logró subvertir el orden de nuevo en el 2006, dentro del Estado, que ya no era oligárquico según la Constitución Política de 1987, pero según la derecha fascista de facto lo involucionó, suspendiendo las garantías constitucionales de los ciudadanos, pues entró en vigencia el nuevo programa fascista global el consenso de Washington en 1989. Pues, esta derecha logró retomar el poder en 1990, disfrazadas de democracia, no obstante, el poder nuevamente seguís en las élites y en la embajada norteamericana, de dónde se ejecutaba y hacia cumplir el programa de políticas públicas de Washington.

Es decir, de lo anterior se deduce que no se había vencido ni derrotado el fascismo de derecha en Nicaragua, no obstante esto iba a comenzar a suceder a partir del 10 de enero del 2007, cuando el FSLN, dirigido por el máximo Revolucionario antiimperialista centroamericano el Comandante Daniel Ortega, y con una militancia sandinista comprometida con el programa histórico del FSLN, determinados a vencer a la derecha local y regional, que no es más que el fascismo, conscientes que transformar las condiciones instaladas por el fascismo global, requieren de esfuerzos Revolucionarios para transformar al Estado.

De modo que, se puede afirmar que en el 2021 el pueblo de Nicaragua reafirmó el tipo de Estado que quiere, uno social y democrático, apegado a su Constitución Política originaria de 1987. El haber enfrentado a las últimas expresiones de la derecha fascista en el 2018 y 2019, fue la síntesis sobre esta contradicción histórica, que gracias al General Sandino y Carlos Fonseca, se le propuso al pueblo, y este lo asumió. Si hay que profundizar sobre este tema pues, la mayoría de los Estados latinoamericanos y caribeños aún, no enfrentan a sus grupos fascistas internos, es decir, no se acercan a un proceso Revolucionario, como lo determinaron Cuba, Nicaragua y Venezuela. Bolivia está comenzando, el Perú sus pueblos del Sur podrían proponer un Estado plurinacional multi cultural.

En definitiva, la lucha Revolucionaria en Latinoamérica y el Caribe, debe con llevar un programa Anti fascista, pues este está teniendo mucha presencia dentro de la doctrina de la derecha, el racismo, irracionalismo, violencia y terrorismo, vienen como parte de la moral política de estos. Por ello profundizar el proceso Revolucionario es imperativo.

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