EL GRITO DE LEONEL RUGAMA


Pablo Cáceres



En 1967 en pleno actividad conspirativa para organizar la jornada heroica de Pancasán, que significaba la primera experiencia guerrillera  organizada en el territorio nacional, un muchacho que había salido del seminario, de naturaleza obrera, (su padre es carpintero y su madre maestra), había trabajado como profesor de Matemática, era un excelente jugador de ajedrez,  estableció contacto con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, nunca dejó de escribir poesía, en León donde fue ubicado, después de estar en la montaña, se matriculó en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, con el nombre de Francisco Rugama, pero trabajaba para el Frente Sandinista como Marcial Ocampo, porque su finalidad no era graduarse, sino otra, el trabajo político entre los estudiantes universitarios, como lo expresó a su padre en una carta que le escribió y le hizo llegar.

 

Leonel Rugama, de Matapalos, Estelí, “cometió el atroz delito de tomar la vida en serio”, una vida tan corta, 20 años, no fue obstáculo para construir un valiosísimo ejemplo, el cual nos dejó como herencia a los militantes de la causa revolucionaria, y en cada poema un mensaje, y detrás de cada mensaje una acción de la revolución…… desde su “epitafio”:

 

Leonel Rugama

gozó de la tierra prometida

en el mes más crudo de la siembra

sin más alternativa que la lucha,

muy cerca de la muerte,

pero no del final.

 

Leonel decía lo que podía cumplir, y hacia lo que él decía, la actitud de Leonel, es y continúa siendo una lección de vida, su entrega a la causa, su muerte en plena juventud, su firmeza revolucionaria, vivió y pudo ver las condiciones de marginalidad en que la mayoría del pueblo de Nicaragua vivía, y esas condiciones lo condujeron a asumir el compromiso de la lucha, y no renunció a ese compromiso, se enfrentó al poder oligárquico que detentaba Somoza apoyado por la guardia y los capitalistas criollos.

 

Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían

(menos hambre que los abuelos.

Los bisabuelos se murieron de hambre).

Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían

(menos hambre que los padres.

Los abuelos murieron de hambre).

Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos

(hambre que los hijos de la gente de allí.

Los padres se murieron de hambre).

La gente de Acahualinca tiene menos hambre que los

hijos de la gente de allí.

Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen

por hambre,

Y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.

Bienaventurados los pobres porque de ellos

(será la luna).

 

Omar Cabezas que lo conoció bien afirma en su libro La montaña es más que una inmensa estepa verde. “Leonel siempre apuntaba a una sola cosa y a medida que fue madurando, esto llegó a ser un rasgo fundamental de su personalidad Leonel te planteaba la cuestión de ser hombre, pero no ya en el caso del macho, sino del hombre que adquiere responsabilidad histórica, un compromiso para con los demás, de quien lo da todo para felicidad de los demás” y lo hizo se graduó de hombre, adquirió la más alta responsabilidad que un hombre puede asumir, la lucha por los demás, así vivió y así murió.

 

Nunca fue extraño a la realidad en que vivía, asumió sus compromisos como hombre, siempre buscaba la lucha, no la evitaba, siempre era capaz de hacer lo que decía, era meticulosamente coherente y más cuando se trataba de hablar y hacer, y la palabra el hablar la convertía en consigna, y está en guía para el duelo a muerte, por la vida, por la felicidad de los demás.    

 

Un 15 de enero de 1970, la oficina de seguridad nacional de la guardia nacional recibió una información anónima que les decía que, en una casa celeste, cerca el cementerio oriental estaban unos jóvenes que hacían cosas raras, de inmediato batallones de la guardia acompañados de un helicóptero de observación, se hicieron presente en el lugar, ubicaron la casa y un general somocista, que comandaba a los contingentes de guardias después de rodear la casa, les grito…. RINDANSE ... y desde el interior de la casa una voz de joven, casi niño, respondió con una seguridad que paralizó a los agentes somocistas…. “PATRIA LIBRE O MORIR … QUE SE RINDA TU MADRE”, y continuaron disparando, hasta que se hizo el silencio…. 

   

Con Leonel Rugama otros jóvenes también niños Roger Núñez Dávila y Mauricio Hernández Baldizón desafiaron a todo un batallón de la guardia nacional, provisto de tanques y cañones, mucha gente del sector y de más allá, pudo ver las acciones militares, como las de Julio Buitrago jefe de la resistencia urbana, y excepcional ejemplo de firmeza revolucionaria, que como Leonel, se enfrentó a la guardia bien armada con tanques y aviones y tuvieron que matarlo, resistió hasta que ya no tenía municiones, ante ello Leonel…. Amigo y compañero de Julio escribió:

 

 … en julio nació Julio

seis más nueve quince

de seis y nueve sesenta y nueve

nació matando al hambre (aunque sea antipoético)

nació peleando solo

contra trescientos

es el único que nació en el mundo

superando a Leónidas

a Leónidas el de las Termópilas.

“Viajero ve y di a Esparta que morimos

por cumplir sus sagradas leyes …

 

No sabía que estaba narrando su propia muerte, tampoco se imaginaba que ese grito muestra de la firmeza de los revolucionarios sandinistas, se repite hoy entre los jóvenes cuando responden a los intentos de someter a la revolución sandinista, …” QUE SE RINDA TU MADRE” …  suena en los salones de la casa blanca, en el oído de los imperialistas europeos que sueñan con doblegar a la Revolución Sandinista, sin imaginar que en ella han regresado ya millones de cachorros hijos de Sandino y hermanos Carlos Fonseca de Julio Buitrago y Leonel Rugama…… 

 

QUE SE RINDA TU MADRE…. POR QUE LA NUESTRA COMBATE A MI LADO.


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