El arma injerencista de occidente
*Carlos Robles*
Derechos Humanos y Democracia, son dos
conceptos que denotan una cosmovisión ideal sobre el rumbo que los países deben
seguir, es decir, el primero como las garantías fundamentales e inalienable de
las personas de manera tal que no se repitan acontecimientos lamentables e
inhumanos como los campos de concentración nazis o las miles de personas
muertas o afectadas en Japón producto de las bombas atómicas arrojadas por
Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki que hasta el día de hoy persisten los
daños en esa zona.
El segundo concepto va directamente
ligado con el primero, siendo que, la democracia es teóricamente considerada
como la mejor forma de gobierno, etimológicamente democracia se refiere al
poder del pueblo o la decisión del pueblo, aunque este ultimo concepto es de
antigua data y ha venido evolucionando a lo largo de las décadas, no es sino,
hasta la segunda mitad del siglo XX que este comienza a tener mayor apogeo y fuerza
dentro de los estados, debido a las dictaduras fascistas y militares existentes
en el mundo en esos años, que tenían sumida en la pobreza y miseria a la mayor
parte de la población bajo un modelo despótico de explotación por parte de la élites.
De manera tal que la concepción de Derechos
Humanos y Democracia nace bajo un ideal de buscar herramientas efectivas que
impidan la repetición de los actos más despiadados vividos en la historia de la
humanidad, además, garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales de
todos mediante un régimen democrático en el cual los gobiernos respondan hacia
la población dejando atrás los oscuros días de dictadura.
Sin embargo, estos términos han sido tergiversados
de lo que en un inicio pretendían alcanzar, de manera tal, que hoy en día son
meras herramientas de intromisión política por parte de las potencias
occidentales, principalmente por los Estados Unidos como el gran hegemón, interviniendo
en los asuntos internos de los países, implantando pequeños y grandes satélites
alrededor del mundo como las ONG, organismos internacionales y las grandes corporaciones
mediáticas que responden a la agenda pre elaborada desde la casa blanca, a las
cuales financian con millones de dólares para desestabilizar internamente a los
países no alineados con los intereses capitalistas o para ejercer presión
internacional desde estos organismos, o bien sea mediante el discurso manipulador
emitido desde las grandes cadenas televisivas, además, el uso de las redes
sociales para implantar en la mente de las personas una realidad ficticia mediante
los ejércitos de cuentas falsas (boots en inglés).
Es así que, podemos ver en cada país de
nuestra América a estas ONG y las grandes cadenas mediáticas en sus diversas
formas (televisivas, digitales, radiales) preocupadas por los Derechos Humanos
y la Democracia. A primera vista parece una labor loable por parte de estas
organizaciones y medios, sin embargo, cuando se observa detenidamente se pueden
encontrar grandes incongruencias en sus discursos.
La primera es la doble vara de medir a
la hora de determinar sobre cuando es violación a los Derechos Humanos y cuando
no, así podemos ver el primer ejemplo de ello en el caso de Nicaragua en donde,
se encarcelaron con pruebas ofrecidas por la policía nacional a los lideres y
principales promotores del intento de golpe de estado y además, asesinos de
cientos de nicaragüenses victimas de crímenes de odio, conspiradores contra la
patria siendo agentes extranjeros financiados por Estados Unidos e incitadores
de violencia. Ante tal hecho las ONG de derechos humanos y los mal llamados medios
independientes condenaron tal acción y calificaron al gobierno de violación a
los derechos y antidemocrático.
Sin embargo, con el encarcelamiento de
los manifestantes extremistas republicanos que tomaron el capitolio ninguno de
estos medios condenaron el encarcelamiento, por el contrario, se hablo de un
hecho gravísimo a la institucionalidad democrática la toma del capitolio. Pero,
por qué en el primer caso que las acciones cometidas contra el pueblo y el
estado nicaragüenses que fueron evidentemente más trágicas, tanto en el costo
invaluable de las vidas, así como también altas perdidas económicas y
materiales, sumado a la crisis socio-política creada por el golpismo, son
catalogadas como violación a los Derechos Humanos y el segundo evento siendo más
leve fue divulgado como un proceso democrático.
Otra característica es hacerse de la
vista ciega con algunos países y tener los ojos muy abiertos y alarmados hacia
otros. Así podemos ver que los mínimos sucesos que acontezcan en Cuba,
Venezuela, Bolivia y Nicaragua son noticias mundial producto de las grandes
corporaciones mediáticas que establecen en el imaginario colectivo una falsa
crisis a lo interno como a lo externo, no obstante, cuando de países serviles al
imperio se trata como Chile, Colombia y Ecuador con grandes protestas sociales por
el sistema de explotación elitista, en donde la población es masacrada y
asesinada por defender sus derechos, estos satélites se hacen de la vista ciega
y guardan total silencio ante tales hechos, sin embargo se apresuran a
denunciar dictaduras y violación a Derechos Humanos en otros.
Otro factor es la Hipérbole y la
minimización dependiendo de los involucrados. Tal es el caso de Assange, quien
ha sido perseguido por más de una década por los Estados Unidos, Suecia y Reino
Unido, tras la masiva filtración de documentos secretos del Departamento de
Estado de Estados Unidos entre los que destacan la invasión a Iraq y Afganistán,
además de múltiples cables diplomáticos.
Lamentablemente para el periodismo
internacional la persecución e imputación de múltiples cargos creados contra
Assange no han cesado por parte de estos países, su único crimen ha sido
informar la verdad, no ha manipulado la información ni agregado o quitado algo,
los Estados Unidos no quieren extraditarlo por desinformar o mentir, sino más
bien, por traer a la luz los secretos más oscuros del pentágono y la diplomacia
estadounidense. Ante tal violación a la libertad contra Assange, se contempla
un rotundo silencio por parte de los grandes defensores de Derechos Humanos, y
los que apenas se atreven a comentar la noticia no señalan de violar los
derechos o ser antidemocrático a los Estados Unidos.
Sin embargo, en el caso de Nicaragua grandes
cadenas de medios y un sinnúmero de periodistas sin valores y moral fueron
financiados totalmente por países extranjeros para crear un enjambre de
mentiras y verdades a medias difundidas masivamente a nivel nacional e
internacional para desestabilizar al país y fomentar una imagen negativa del
gobierno sandinistas, así lo demostró la investigación realizada por Benjamín
Norton en la que se desvela que la fundación Chamorro funcionaba como
lavandería y coordinadora de las grandes mentiras, e incitadores de violencia y
difundidores de mensajes de odios que conllevaron a grandes crímenes, por lo
cual, el Estado nicaragüense mediante sus poderes e instituciones tomaron
medidas para proteger a toda la población en base a la constitución nacional y
en respeto a los Derechos Humanos, no obstante, las ONG, medios pagados y los
organismos de injerencia no repararon a denunciar al gobierno sandinista.
Por lo tanto, los conceptos de Derecho
Humanos y Democracia son utilizados como armas discursivas de intromisión e
injerencia en los asuntos internos de los países, e incluso como la excusa
perfecta para intervenir y saquear sus riquezas, es por ello que se encuentran
tan empecinados en difundir sus condenas de violación a los Derechos Humanos por
parte de los países dignos que se mantienen en la lucha por la soberanía, independencia
y autodeterminación, para poder así, intervenir en ellos. Las agendas mediáticas
impuestas contra los países revolucionarios no son más que una estrategia para
volver a esos años en los cuales saquearon y robaron nuestros recursos
naturales y riquezas, regresar a los años de Walker y todos los vende patrias
entreguistas.
Sin embargo, en Nicaragua como en el
resto de países revolucionarios de América los gobiernos han sido elegidos democráticamente
por el pueblo, y estos gobiernos han trabajado por y para el pueblo, de manera
tal que, el pueblo defiende su soberanía e independencia y no permite intromisión
alguna en sus asuntos, los problemas de Nicaragua se resuelve entre nicaragüense,
no con países extranjeros.
Ningún gobierno puede dar lecciones de
democracia a Nicaragua, mucho menos
gobernantes corruptos que asesinan vilmente a activistas y líderes
sociales (como Iván Duque), tampoco uno que invade, roba y saquea en nombre de
la democracia (como el gobierno de EE.UU), menos de gobernantes corruptos
(Carlos Alvarado). La verdadera democracia y Derechos humanos son los que
demanda el pueblo: salud, educación, vivienda digna, calles para el pueblo, 97%
de cobertura eléctrica, apoyo a los pequeños y medianos productores; un
gobierno para todos y no para unos cuantos.
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