¡Defendamos la patria de sus malos hijos!
*Raysa Serrano*
En el contexto del Bicentenario por la Independencia de Centroamérica, es pertinente reflexionar sobre el valor de la Soberanía Nacional y como esta se vincula al sentimiento nacionalista. Por lo tanto se pretende observar de forma somera la evolución del nacionalismo en los distintos escenarios históricos. Resaltando el principio patriótico y antiimperialista que caracteriza al pueblo de Sandino.
La construcción de la soberanía es una colección de valores y principios que son para el pueblo indisputable, que cumplen el fin de reencarnar la visión que se tiene sobre la preservación del territorio nacional. En el transcurso de la historia nicaragüense, se intenta enterrar el fervor y sentimiento patriótico que nace en medio del pueblo trabajador, indígena y campesino. El poder a disposición de las mayorías es una manifestación de soberanía, sobre esto son razones constantes en la lucha el uso de las tierras y sus recursos, la producción y la distribución equitativa de las riquezas. El concepto de soberanía es amplio y en nuestra memoria histórica, la soberanía reside en la emancipación de las masas populares ante fuerzas externas e internas que impiden el desarrollo del bien común.
La soberanía nacional, en reiteradas ocasiones ha sido violentada. En las diversas etapas de nuestra historia en la que se vulnera la soberanía, surgen defensores de este derecho irrenunciable del pueblo. Es parte de la identidad nacional de los nicaragüenses considerar al General Augusto C. Sandino, como el mayor promotor de la defensa de la soberanía. El General Sandino líder del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, libró una lucha de liberación contra las fuerzas de ocupación norteamericanas. Las potencias extranjeras de continuidad ejecutan a través de diversos medios, injerencias en Nicaragua, las más recientes han sido las agresiones norteamericanas. Por lo tanto no podemos concebir una lucha por la defensa de la soberanía, sin tener en cuenta el principio antiimperialista.
Las oligarquías como la expresión rancia y caduca de la clase gobernante en la historia de Nicaragua han antepuesto el interés general, al margen de la acumulación de capital y la supervivencia del statu quo. Las elites aburguesadas, se han atrevido a llamar a la compenetración de la intervención extranjera -financiera y militar- de los asuntos internos de la Nación.
¿Quienes vulneran la soberanía en Nicaragua?
Las oligarquías desde la fundación del Estado nicaragüense, han menoscabado el principio de soberanía, embozados en sus interés de clase son capaces de hipotecar el país, a cambio de unos cuantos privilegios. Desde 1821, la “Independencia de Centroamérica” y la creación de la Federación Centroamericana, no se adjudicó una ruptura del régimen colonial. La oligarquía, descendiente de los españoles, asumen como heredad los instrumentos de dominación y explotación que dejó el sistema político español. Investidos de sus nefastos complejos de superioridad, se disputan la hegemonía sobre el país. La oligarquía Granadina (Conservador) y la Leonesa (Liberal), extienden por 34 años inestabilidad política y guerras entre sí. Este comportamiento evidencia lo adverso que es para la oligarquía construir un proyecto de Nación, que de facto impide asumir algún ideal nacional alrededor de la defensa de la soberanía.
Con el auge de la producción de café en 1870, empujó a que el sistema económico se reestructura abriendo espacio para la instalación de la burguesía. La agroexportación y los intereses de la burguesía se convierten en el motivo por el cual se reforma la Constitución. Las reformas al Estado se basan en las ideas liberales importadas de Europa. En este sentido, la imposición del régimen liberal benefició de inmediato a las élites económicas dejando al margen al campesinado.
Aunque la imposición de estas ideas por parte de José Santos Zelaya, hizo cesar la disputa entre liberales y conservadores, dejando a su paso “modernidad'' y “progreso”, la posición del General Zelaya difiere de las insistencias de Estados Unidos y sus intereses geopolíticos. Por las presiones norteamericanas, y el tibio nacionalismo hacen que José Santos Zelaya se retire del poder.
La dinastía somocista, creada e instalada por el Gobierno norteamericano, mancilló la integridad. Los Somoza entregaron totalmente el país en manos del capital extranjero, las empresas norteamericanas roban y destruyen nuestras tierras. Sin omitir la sumisión en la pobreza del pueblo nicaragüense y la continua represión de la Guardia Nacional. Sin embargo en 1979, se consolidó décadas de lucha contra la oligarquía vendepatria y los emisarios del imperio. En el 79 se expulsó al último marine norteamricano. El Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, es el parteaguas de la concepción de soberanía, es hito que marca un traspaso y define claramente que la conservación de la soberanía y su defensa; solo lo asegura el pueblo.
Retomando la actualidad, esta corriente oligárquica del nacionalismo, fue muy utilizada para el intento fallido del Golpe de Estado a mediados de abril del 2018. El discurso de “Lucha cívica” y “Nicaragua volverá a ser República”, el atrevimiento desvergonzado del uso de los símbolos patrios, los nombres de los héroes nacionales y mártires caídos de la revolución, que lucharon por la soberanía y la independencia. Fueron parte de las mugrientas etapas de manipulación, que corresponde al plan tergiversar a su favor el profundo sentir patriótico de los nicaragüenses. Pero el tiempo lo aclaró todo. La desestabilización socio política es la única forma que las clases oligarcas conocen para alcanzar el poder, de otra manera les sería imposible, ya que han perdido toda credibilidad, si alguna vez la hubo.
¿Cómo defendemos la soberanía nacional?
Cultivar la identidad nacional es un proceso que permite que los y las nicaragüenses nos apropiamos de nuestras luchas e historia. Retomar los ideales del General Benjamín Zeledón, El General Augusto C. Sandino, El Comandante Carlos Fonseca y todos aquellos hermanos y hermanas que dieron su vida en defensa de la patria. Debemos inspirarnos y honrar sus sueños de vivir en libertad y de disfrutar de la paz, que hoy tenemos.El proceso revolucionario nos ha garantizado mantener con dignidad nuestra soberanía. Defender la revolución, es defender la soberanía nacional.
Por lo tanto concluyo afirmando que la voluntad para la defensa de la soberanía, surge del indómito interés de los sectores populares por apropiarse de la idea de que la soberanía además de ser un elemento indispensable para la estabilidad y conservación del Estado, es primordialmente una expresión de resistencia, lógica inherente a nuestra identidad nacional.
Fuentes consultadas
Microsoft Word -
Merlet_1990_Nicaragua_SigloXIX_SJ_corr.doc (agter.org)
Proceso de la intervencion norteamericana en Nicaragua.pdf
(uca.edu.ni)
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