Pancasán: 13 vidas se apagaron para alumbrar a millones.

*Editorial Ideario Popular* 

Este es un relato de experiencia que ha nutrido el pensamiento y formación sandinista de jóvenes, y que de la misma manera desean que sirva para profundizar la conciencia revolucionaria de otros miles de miles más.

 Han transcurrido 54 años de aquella noche oscura, gesta heroica y valiente, misma que lleva consigo la sangre derramada de 13 héroes y mártires.  Jóvenes soñadores que marcaron un precedente en la historia nacional y del Frente Sandinista, una acción de la que hoy todos vemos los frutos y rendimos honor para sostener esta Revolución que es de todo el pueblo, inclusiva y solidaria.

En el acto de conmemoración a Pancasán, llegaron niños, jóvenes, ancianas, hombres y mujeres de todas las edades y con todo el entusiasmo y compromiso. Habían muchos jóvenes, habían niños corriendo con sus botitas de hule llenas de lodo, con los rostros asoleados, sudados, cansados de caminar hasta el sitio emblemático donde reposan los restos de algunos de los compañeros caídos, venían bajando de la montaña desde tempranito campesinos con el rostro tostado por el sol, con sus sombreros, una señora que chineaban en sus brazos a sus bebé y el hijo mayor la tapaba con una sombría y levantaba con mucho orgullo la bandera roja y negra, pasaban los jóvenes con sus pañuelos amarrados en el cuello entonando canciones y consignas sandinistas, iban todos con la mirada llena de compromiso y revolución.

Un grupo de jóvenes se escuchaba a lo lejos, venían corriendo y uno gritaba ¡Sandino Vive! y los demás contestaban ¡La Lucha Sigue!, otra vez uno gritaba ¡Por esos muertos, nuestros muertos! Y los demás continuaban ¡Juramos defender las victorias!, y mientras se acercaban más fuerte resonaban las consignas, más claro era el mensaje y venía un chavalo adelante corriendo con una antorcha encendida, representando la libertad y la Paz por la que otros lucharon y murieron, la libertad de la que hoy disfrutamos.


El chavalo que iba corriendo con la antorcha encendida llevaba en su rostro una expresión de satisfacción, de agradecimiento y de orgullo, iba corriendo mientras el grupo lo seguía y subían y subían, cada vez más cansados, el camino se hacía más empinado y continuaron corriendo y corriendo, sudados pero nunca se detuvieron, llegaron al monumento de las 13 tumbas y el muchacho colocó la antorcha, ahí estaban esperándolos un tumulto de gente, los mismos campesinos de la comunidad y de las montañas, gente de la ciudad y de otras partes del país, había una sensación indescriptible, a unos se nos erizó la piel. Era una sensación de plenitud, pero también de pesar por esos muertos, nuestros muertos, quienes empuñaron el fusil hasta el último momento, jóvenes visionarios que luchaban contra una tiranía que determinó que ser joven era un delito de muerte.

Entre la multitud había una señora, una anciana, con su cabello platinado por las canas que le adornaban el rostro, con una expresión en la mirada de vigor y orgullo, alzaba con una mano su bandera roja y negra atada a un palo y con la otra levantaba el puño mientras gritaba ¡Viva el Frente!, ¡Viva Sandino!, ¡Viva el comandante Daniel!, a todos nos dió una lección, el Sandinismo es permanente, es un pensamiento vivo que nadie lo podrá apagar, es un proyecto de vida, de comunidades, de ciudades y de nación. Esa señora, con sus fuerzas ya desgastadas y seguramente sus huesos frágiles estaba ahí arriba en ese alto, valiente y victoriosa con el mismo entusiasmo que los más jóvenes.

A un señor que estaba alejado viendo todo desde lejos se le acercó una muchacha para platicar con él y le comenzó a preguntar sobre la historia de Pancasán y después se acercaron otros chavalos más y lo rodearon, mientras el señor entusiasmado compartía su experiencia, su historia como defensor de la patria, no era egocéntrico, era muy humilde, sincero y reflexivo, les dijo a los chavalos que en esos años y como ahora “La revolución se sentía como propia, pero sobre todo era el futuro”, también les dijo que la “Revolución es de todos los nicaragüenses, porque no anda distinguiendo entre color de piel, ni posición económica, ni ideología política, es un proyecto del pueblo y para el pueblo”.

De repente una señora muy enérgica que andaba regalando pañuelos rojinegro, se le acercó al señor y le dijo ¡tome, para que se lo ponga! Y el serenito le respondió, -uuuh, esa bandera yo siempre la ando aquí adentro, en el corazón- mientras se palmeaba el pecho. Es decir que él no necesita lucirse y exaltar su sandinismo, porque él sabe muy bien lo que es y lo que siempre defenderá, no necesita presentación, él es sandinista con la acción.

A los chavalos les aconsejó que siempre fueran humildes, que nunca se sintieran más que nadie, que siempre fueran amables y tolerantes con el otro, les dijo que “Para ser sandinista siempre hay que tener humildad, sinceridad y cariño”, también les dijo “19 hombres empezaron en Pancasán enfrentado al somocismo, hombres que apenas tenían armas con cinco tiros para enfrentarse al arsenal de la guardia somocista y luego nos enfrentamos a la contra, dos grupos bien entrenados. Pero derrotados por los Sandinistas. Hasta aquí vinieron los dos y salieron derrotados”. 

Ese señor se llamaba Isidro, continuó hablando por un largo rato con los chavalos y les dijo: “Democracia es libertad, de eso carecíamos los pobres durante la dictadura somocista y en la era neoliberal nos empobrecieron. Pero el pueblo sandinista es organizado, es inteligente, disciplinado, de capacidad trasformadora y creativa” salimos adelante y volvimos a conquistar el poder. También aseveró:-“Si, es verdad que somos ahora una dictadura, pero somos la dictadura del pueblo, dictamos progreso para el pobre”.

En la actualidad Pancasán es una comunidad que tiene acceso a sus derechos humanos básicos, un puesto de salud, una escuela bien bonita, una casa materna, una plaza y hasta  hay una cooperativa de campesinos cafetaleros, se han hecho realidad los sueños de Sandino, de Carlos, de Silvio, de Rigoberto Cruz, Carlos Reyna, Otto Casco, Fermín, Oscar, Fausto y otros tantos más que quedaron en el anonimato por ser hijos de la clandestinidad, ese mismo progreso que se ve en Pancasán se extiende en todo el camino que lleva a ese lugar.

También se logró observar la participación y empoderamiento de las mujeres, de todas las edades y en especial de campesinas, quienes en los años de la dinastía somocista representaban uno de los sectores más excluidos, no sólo de la sociedad nicaragüense sino también de Latinoamérica. Hoy ellas orgullosas alzan su bandera sandinista sabiendo que tienen la oportunidad de ser partícipes en la toma de decisiones, donde su voz es verdaderamente escuchada. 

En el camino a Pancasán había casitas con sus banderas roja y negra colgadas en las puertas, bien cuidadas, limpias y ondeando vivamente, el camino está en condiciones para tener acceso a la comunidad, pero también para que los campesinos puedan fácilmente comunicarse con la ciudad y sacar su producción a vender, la gente vive esta segunda etapa de la Revolución en estabilidad, tranquilidad y progreso, comprendiendo que todavía hay mucho por hacer y mucho por cambiar.

Los jóvenes de hace 50 años hoy convertidos en abuelitos siguen honrando y conmemorando este hecho histórico, reconocen la realidad dura que les tocó vivir para que nosotros ahora pudiésemos contar con todos los derechos que tenemos restituidos, gracias a la voluntad de un gobierno que se preocupa por su pueblo y así lo han demostrado más de catorce años de progreso y desarrollo.






*El equipo de Ideario Popular realizó colocación de ofrenda floral en el sitio histórico de Pancasán, el día 27 de agosto del 2021, en conmemoración del 54 aniversario de la gesta heroica de Pancasán*

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