Democracia mediatizada en Nicaragua: medios de comunicación independientes e intento de golpe de Estado
*Jonathan Flores*
El presente artículo procura
abordar la situación política de Nicaragua a partir del intento de golpe de
Estado en Nicaragua en el año 2018, tomando como análisis clave el rol de los
medios de comunicación en la mediatización de la realidad nacional. El objetivo
radica en analizar la relación entre poder político, medios de comunicación y
las nociones de la democracia desde la realidad política de Nicaragua,
enfatizando concretamente en la narrativa mediática de los medios de
comunicación independientes, particularmente el ejercicio mediático de su
agenda política.
El contexto
sociopolítico a partir del año 2018 ha situado a Nicaragua en una espiral
mediática que claramente dimensiona la realidad nacional desde una virtualidad
política que influye todas las esferas de la vida nacional. En el año 2018 los
medios de comunicación orientaron su agenda comunicacional hacia temas de
matices políticos o politizados de la propagación de una narrativa política que
estimulaba a la ciudadanía a la ruptura y menosprecio del orden institucional y
buscaban monopolizar mediante el uso de las tecnologías de la comunicación su
influencia en la opinión pública.
El artículo se sustenta en la idea de que los
medios de comunicación han alcanzado un poder determinante en la consolidación o
vulneración de los sistemas democráticos mediante el establecimiento de regímenes
mediatizados o mediocracia[1] que ejercen un fuerte
control en la producción y difusión de noticias o discursos sobre aspectos relevantes
para la sociedad, influyendo de manera directa en la opinión pública con
amplios matices de polarización y ampliación de los discursos de descontento
social con las instituciones públicas.
El aparato mediático
antigubernamental en Nicaragua posee unas características que permiten entender
el papel que jugaron en la desestabilización política de 2018, orientada hacia
un intento de golpe de Estado. Entre esas características se pueden destacar la
financiación externa de los medios de comunicación digitales y convencionales mediante
la asignación de fondos por parte de entidades extranjeras, especialmente
capital norteamericano. El caso más conocido de esta red de operación y
financiación del aparato mediático antigubernamental y antisandinista es la Fundación Violeta Barrios Chamorro, que
tras las investigaciones del Ministerio Público sobre la operación de la
fundación, la principal fuente de financiamiento expresó mediante un funcionario
de la administración Biden que: “el USAID continúa dedicado a respaldar a la
prensa independiente en Nicaragua en sus esfuerzos para mantener sus reportes
de noticias veraces bajo condiciones adversas”
La política de
injerencia mediante el financiamiento a diferentes actores nacionales es una
estrategia política exterior definida en la cooperación estadounidense por
medio de la USAID. El financiamiento a la prensa independiente constituye un
eje relevante para la designación de presupuesto y financiación mediante los criterios
de cooperación no bilateral, que se caracteriza como no alineada las
prioridades nacionales. La cooperación funciona como una herramienta política y
geopolítica que reconfiguran los procesos sociopolíticos nacionales de los
países receptores de ese tipo de cooperación. Para el año 2022 la administración
Biden-Harris solicitó un presupuesto discrecional del presidente donde se
destaca como aspecto clave la ampliación del apoyo a los medios independientes
bajo el lineamiento de “defensa de la democracia” desde la concepción
estadounidense.
“La
Solicitud de Presupuesto del Presidente para el Año Fiscal (AF) 2022 para el
Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID) es de $ 58.5 mil millones, que incluyen $ 27.7 mil
millones para cuentas de USAID administradas total y parcialmente, $ 2.9 mil
millones (11 por ciento) por encima del AF 2021 nivel promulgado. (USAID , 2021)
Los medios de
comunicación desde su concepción de agentes socializadores y actores políticos han
jugado un rol estratégico en la producción de discursos políticos y en la
generación de matrices de opinión y modelos de conductas frente a los fenómenos
políticos del ámbito nacional e internacional, a su vez, juegan un rol de fijación
de determinadas concepciones de la realidad política que terminan polarizando
de manera acelerada a la sociedad y condicionando la participación ciudadana
hacia una concepción anárquica que
justifica violencia como acción política.
En Nicaragua el
aparato mediático antigubernamental no es auto sostenible financieramente,
depende en gran medida del financiamiento externo o del capital privado
nacional, razón por la que se ven alineados políticamente a intereses
extranjeros y fomentan una cultura política mercenaria. Este aparato mediático
autodenominado “medios independientes” sostienen una agenda alineadas a los
propios discursos de los agentes cooperantes y de los propietarios de los
medios. El despliegue de una agenda antigubernamental radicalizada restringe la
posibilidad de que desde estos medios se contribuya al consenso social, a la
institucionalización del debate racional de la agenda pública, al mismo tiempo,
remarcan sistemáticamente una amplificación del conflicto social que se orienta
a la deslegitimación mediática de la institucionalidad política y estatal.
La vinculación de la
democracia y los medios de comunicación y particularmente con el derecho a la
libertad de expresión ha sido una relación predominante en la narrativa
política y científica sobre la democrática, sin embargo, esta vinculación no
trasciende a ampliar un enfoque crítico sobre el hecho que los medios de
comunicación se constituyen en actores políticos influyentes en la opinión
pública en representación de intereses reducidos o dominados por élites
políticas o económicas nacionales y transnacionales, que agudizan las
contradicciones en virtud de fomentar el consenso.
La
desinstitucionalización de los procesos políticos es un rol predominante en los
medios de comunicación que conjugan la realidad nacional con el imaginario colectivo
de que las soluciones de los problemas de la sociedad nicaragüense se
solucionan desde la intervención de un poder exterior, desde una potencia
extranjera, particularmente Estados Unidos o la Unión Europea.
En Nicaragua, a partir
del proceso de desestabilización política en abril del 2018, los medios de
comunicación autodenominados independientes lograron crear un clima altamente
polarizado y orientado hacia la deslegitimación de los procesos institucionales
del gobierno y del Estado de Nicaragua. La violencia mediática se sobrepuso a
los procesos de estabilización política en Nicaragua, se construyó una plataforma
discursiva orientada para que la ciudadanía desconociera los mecanismos
institucionales que permiten la funcionalidad del poder, implicó una acción
periodística enfocada a la maximización de contenidos de violencias, de
exacerbación del descontento social, boicot de las operaciones económicas y estigmatización
ideológica.
De acuerdo con Vallés (2010) en relación a los rasgos que posee la lógica
comunicativa dominante según análisis expertos son:
“—
la atención preferente por los sucesos, los episodios circunstanciales, y no
por los procesos prolongados y complejos; — la preferencia por los elementos de
sorpresa/novedad, no por los rasgos de normalidad o de regularidad; — la
predilección por los contenidos más próximos al impacto emocional que a la
exposición racional; — la afición por la crisis o la ruptura, no por la
estabilidad o la continuidad” (p. 15).
Desde la crítica
liberal sobre democracia y medios de comunicación ampliamente se ha criticado y
rechazado la intromisión y acumulación estatal sobre los medios de
comunicación, definiéndola como una amenaza a la libertad de expresión y por
ende un peligro para la democracia, no así la concentración de medios en el
ámbito privado y la propia espectacularización de la política y la sobre
posición del interés privado y corporativo sobre lo público.
“…la
arbitrariedad privada, cuyo desempeño, lejos de ser neutral, se reduce más bien
al desahogo de una agenda de intereses. Un conjunto de políticas internas que
desdibujan la estampa de la objetividad, resultando en una programación que
favorece proyectos políticos afines y ataca a los contrarios” (López, 2007, p. 53).
Los medios de comunicación “independientes”
funcionan como aliados o como voceros de las políticas de injerencia e
intereses externos, articulan procesos de desacreditación de las instituciones
públicas, híper politizan problemas sensibles de la sociedad nicaragüense,
(salud, educación, precios del combustible, flujos migratorios, pandemia,
violencia de género, religión, …). Estos medios deslegitiman sistemáticamente
las acciones gubernamentales, fomentan la apatía entre la ciudadanía y las
instituciones públicas.
El modelo de
democracia ideal ha sido construido desde una agenda mediática no ajustada a la
realidad política de Nicaragua, sino a los intereses de grupos de poder
(empresarios, el clero y una red de ONG’s con estatus de agentes extranjeros)
que ejecutan junto con los medios de comunicación una agenda política de
confrontación de la sociedad con el Estado y con el gobierno. Otra de las
características de la agenda mediática es la búsqueda de audiencias fuera del
ámbito nacional en especial de agentes políticos con interés de intervenir en
los asuntos internos de Nicaragua.
Los medios de
comunicación como actores políticos polarizadores se han convertido en
elementos estructurales de desestabilización de la democracia en Nicaragua, se
han encargado de crear las condiciones mediáticas para impulsar y legitimar las
acciones anti sistémicas articulados con los intereses de sectores influyentes
nacionales y extranjeros. La empresa privada, los medios, y la iglesia católica
se atribuyen roles que constitucionalmente corresponde a los partidos
políticos, logrando con ello interferir en la funcionalidad institucional del
sistema político nicaragüense.
Una
de las principales preocupaciones sobre el papel de los medios de comunicación
obedece a que el gobierno democrático se basa en la existencia de instituciones
y reglas que organizan tanto al sistema político como a la sociedad; pero los
medios de comunicación han quedado fuera de las instituciones y han alcanzado
tal influencia que no sólo complementan, sino que a veces sustituyen a las
instituciones políticas. Los medios electrónicos dejaron de ser instrumentos,
para convertirse en actores de los procesos políticos con agendas e intereses
propios (Villafranco, 2005,p. 9).
La virtud que muchos
autores le asignaban a los medios de comunicación como mediadores entre la
sociedad y el poder político se ha desmoronado, ya que, en la actualidad no
solo cumplen la función de transmitir el juego de los actores políticos en la
lucha por el poder, sino que, los medios mismos se convierten en actores en
disputa por el poder. La espectacularización de la política como
entretenimiento para el consumo de las audiencias se convierte en herramienta
política que reconfigura los escenarios y tienen la capacidad de distorsionar
la realidad.
“Los
medios de comunicación social son en la actualidad un instrumento de poder como
jamás ha existido en la historia por su capacidad de crear conformidad en los
sometidos al poder, por su capacidad de influir en la opinión pública, por su
capacidad de decidir qué ha de ser considerado como verdad” (Castillo, 2000, p. 38).
La era digital donde la
conectividad y el flujo de gran cantidad de contenidos de toda índole llega a
todo tipo de ciudadano, ha abierto un espacio poco regulado donde los medios de
comunicación desde las plataformas digitales han pasado de ser mediadores entre
la ciudadanía y el poder o las instituciones a ser actores políticos que
re-significan la vida pública. Esta nueva forma de operar de los medios de
comunicación ha sustituido el rol mediador que convencionalmente le correspondia
a los partidos políticos. En este sentido Villafranco (2005) afirma que “El
resultado es que la política se ha desplazado a la arena mediática como forma
legitima de comunicación con los electores, generando una “democracia
mediática” (p. 10).
Conclusiones
Los medios de
comunicación han revelado la vulnerabilidad de la democracia a nivel global, e
incluso han transformado su concepto y mecanismos de funcionamiento dentro de
un contexto donde predomina la influencia
desregulada de la comunicación digital. En Nicaragua a partir del 2018 la
influencia de los medios de comunicación denominados independientes en la
opinión pública se amplificó, particularmente en la difusión de la agenda
mediática de polarización política desembocada en un intento de golpe de
Estado.
La mediatización de la
democracia por parte de los medios de comunicación representan un desafío para
la propia institucionalidad de los estados, dado que la opinión pública se
construye desde una virtualidad política y hegemonizada desde los medios con
agendas políticas preestablecidas y controladas de acuerdo a los intereses que
sostienen la operatividad mediática. Esta virtualidad política escenifican un
panorama que sustituye el curso normal de los proceso sociopolíticos enfocados
en un interés de amplificar el rechazo social u ocultar aspectos estratégico
para el desarrollo nacional.
La generación de discursos y noticias de forma reiterada y reproducidas al unísono por un consorcio de plataforma digitales de comunicación tienen como efecto una polarización disfuncional de la opinión pública dado que el interés de los medios se enmarca dentro de una disputa directa por el poder y no como mediadores y fiscalizadores del mismo.
Referencias
Castillo,
J. L. (2000). Democracia mediática, concentración de los medios de
comunicación y mentira política. Anales de la Cátedra Francisco Suárez(34),
29-43. Recuperado el 11 de Agosto de 2021, de
file:///C:/Users/SIL/Downloads/13542-Texto%20del%20art%C3%ADculo-37685-2-10-20200205.pdf
La Voz de América.
(27 de Mayo de 2021). EE. UU. rechaza acusaciones en Nicaragua contra la
Fundación Chamorro. Obtenido de
https://www.vozdeamerica.com/centroamerica/eeuu-rechaza-acusaciones-nicaragua-contra-fundacion-violeta-barrios-chamorro
López, S. (2007).
Democracia y medios de comunicación. Isonomía(26), 51-70. Obtenido de
http://www.scielo.org.mx/pdf/is/n26/n26a2.pdf
Sandoval, L. (2007).
La mediocracia. La relación entre medios de comunicación y democracia. El
caso mexicano ante la Ley Televisa. Proyecto de Investigación Aplicada,
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey .
USAID . (06 de Julio
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https://www.usaid.gov/cj
Vallés, J. (2010).
Revistas de Estudios Políticos(150), 11-50. Obtenido de
file:///C:/Users/SIL/Downloads/44309-Texto%20del%20art%C3%ADculo-134107-1-10-20160129.pdf
Villafranco, C.
(2005). El papel de los medios de comunicación en las democracias. Andamios,
2(3), 7-21. Obtenido de http://www.scielo.org.mx/pdf/anda/v2n3/v2n3a1.pdf
[1] Se entiende como la influencia que tienen los medios de comunicación en
la formación de la opinión pública. En la mediocracia los medios de
comunicación utilizan ampliamente la libertad de fijar los temas de la agenda
pública, convirtiéndose en un poder influyente dentro de los procesos políticos
y económicos. (Sandoval, 2007)
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