Recuerdos de la montaña: IV
*Victor H. Granados Martínez*
LA HISTORIA DE LOS VALIENTES CAMPESINOS DE CUSKAWÁS
Así
como un niño de película, así quise actuar cuando nos informaron que nuestro
padre Matías Granados Guillen lo tenían colgado de una solera (área que
se usa para empatar a dos o varios pedazo de madera en una casa o se usa para
colgar objeto de mucho peso), de la casa del señor Saba Gutiérrez de Cuskawas.
Para ese entonces, yo tenía 7 años de edad y me encontraba junto a mi madre Natividad
de Jesús Martínez Sánchez, nos encontrábamos escondidos en una montaña
tupida de arbustos, ahí nos escondieron los compañeros guerrilleros para que la
Guardia Nacional (GN) no nos encontrara en caso que nuestro padre no
aguantara las torturas, el comandante Jacinto Hernández fue el que nos envió a
esconder en esa montaña, mi madre no paraba de llorar y yo buscaba como
consolarla y a la vez me daba tanta rabia que quería irme ayudarlo para que se
escapara del lugar donde él se encontraba torturado y colgado, pero, gracias a Dios
él aguantó y se soltó como a las 02:00 de la madrugada, él llegó donde estábamos
todos nosotros, como a las 6:00 de la mañana, llegó con tanta cicatriz en la cabeza,
la espalda y en su rostro, que casi no se podía reconocer su cara de tantos golpes,
culatazo y bayonetazo que recibió en todo su cuerpo.
Nosotros
teníamos como 8 días de estar viviendo con esa modalidad de pasar todo el día escondido
en unas gambas (raíces exteriores) de palos o árboles. Solo nos alimentábamos
con una pelotita de pozol, con eso pasábamos todo el día yo y mi madre Natividad,
mientras el resto del grupo de adultos se encontraba en el campamentito de Bilampi
donde estaba mi abuelo Máximo Martínez Sánchez, Juan María Martínez, (Raúl, mano
derecha del comandante Víctor Tirado López), Gerardo Aguilar Rodríguez (Pancracio),
Justo Pastor Guillen Martinez (Reynaldo), Rogelio Picado Sánchez, Edgar Munguía
(la gata o ventura) y el comandante Jacinto Hernández (Efigenio o Leonida).
En
la casa del legendario difunto Santos López, que para entonces tenía dos hijos
jóvenes de 12 y 14 años (Cándido y Santos) estaban alojada mi abuela Maclovia Sánchez
Pérez (Ramona), Marcelina y Juana Rodríguez Aguilar y Aura Esthela Martínez
Sánchez (Socorrito). La hoy difunta abuela Maclovia era la que cuidaba a la
chavalada o niños de mi madre Natividad Martínez, de Marcelina y de Juana. Todas
vivían con la familia de la casa del difunto colaborador histórico del Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Santos López.
Mi
padre Matías Granados Guillen (Reynaldo o Modesto), tenía 15 día de estar preso,
cayó o fue capturado porque una vecina de nombre Georgina, lo denuncio o delató,
y llevó a la GN al lugar donde él se encontraba descansando, se
encontraba durmiendo en una troja (área donde se almacena o se guarda el maíz
sin desgranar con tusa), él llevaba la misión de retirar unas encomiendas de un
lugar conocido como La Tronca, tenía que retirar y regresarse para la zona de Bilampi
a las 8 de la mañana, pero, fue sorprendido por la GN y automáticamente
le quitaron una carabina m1, fue desnudado, le amarraron sus manos con un
mecate y este a su vez amarrado de la cola de un caballo de propiedad del señor
Sabas Gutiérrez que era un gran somocista que vivía al pie de la iglesia de San
Antonio de Cuskawás, lo arrastraron desnudo por un abra o camino real (lugar
por donde es frecuentado por personas y bestias mulares, un camino un poco
ancho y extenso por largas horas y días de caminatas) hasta llevarlo bien
golpeado y raspado todas sus costillas y espalda hasta donde se encontraba la GN
alojada (casa del somocista sabas Gutiérrez, ahí era el lugar de torturas e
interrogatorio o en la propia iglesia de San Antonio de Cuskawás)
Entonces,
a mi padre lo arrastraron y lo golpearon hasta más no poder, tenía fuertes
lesiones y profundas por todo el cuerpo pero a los 15 días, se les soltó a la GN
a eso de la 2:00 de la madrugada mientras la GN dormía y el posta se
durmió totalmente, fue la oportunidad que mi difunto padre Matías tubo para
soltarse y escaparse agarrando en dirección norte, contrario donde se
encontraba la iglesia San Antonio de Cuskawás, en esa dirección había potrero (lugar
donde se pastorean o se alimenta el ganado) y bosques, condiciones que le
permitieron a él fugarse y esconderse entre el bosque. Después, cogió en
dirección al noroeste en sentido contrario al lugar donde estaba la GN lo
que permitió que mi padre caminara parte de la madrugada desnudo y con
confianza hasta llegar donde nosotros nos encontrábamos refugiados en la finca
del compañero Santos López. Él llego como las 6:30 de la mañana, la gente del comandante
Jacinto Hernández nos dieron el aviso que mi padre había regresado moribundo a
eso a las 8:00 de la mañana, yo reconocí a mi padre y me dirigí hacia él, donde
lo tenían curando, el comandante Jacinto Hernández le estaba curando las
múltiples heridas, mi madre Natividad lo abrazo y se soltó en llanto, después
se fue a ver al restos de los niños del matrimonio Granados Martínez que lo custodiaba mi abuela Maclovia (abuela
moncha) que estaba acompañada de mi tía Marcelina y Juana Rodríguez Aguilar
junto con toda la chavalada, la niña que cargaba mi madre era la Rosa Emilia Granados
y el bebé que daba de mamar mi abuela era José Feliciano Martínez Salgado (él tenía
como 6 meses o más, no recuerdo) pero, mi abuela lidiaba con Rosa Emilia y Feliciano
Martínez mientras yo y mi madre vivíamos escondido en una selva bajo lluvia y
sin comida, esperando que la guardia nacional no nos encontrara en el escondite.
Feliciano
Martínez quedó en mano de mi abuela porque mi tío José Ángel Martínez Sánchez, le
había pedido a mi abuela que se lo cuidara ya que el partiría hacia El Garrobo
donde vivía su suegro Benigno Salgado, padre de Luz Marina Salgado. Ella
cargaba con otro chiquito (que era hijo también de ese matrimonio de José Ángel
y luz marina) que estaba recién nacido y que dado a las malas condiciones en
que estábamos viviendo en la clandestinidad en los campamentos, mi tío chango (José
Ángel) decidió llevarse a su esposa para donde vivían sus suegros y
posteriormente regresar a incorporarse al grupo guerrilleros.
Él
nunca se imaginó que no volvería a ver a su hijo José Feliciano, no se imaginó
que no regresaría a reencontrarse con nosotros, cuando él llego donde vivían
sus suegros, él llego de visita como cuando él hacia la visita de novia a la
tía Luz Marina... pero no se imaginó que su suegro era oreja, juez de mesta,
soplón etc… el famoso Benigno Salgado Díaz, dejo que mi tío José ángel, agarrará
confianza en la casa de sus suegro y una vez él cayó en esa trampa, el maldito Benigno
le monto la jugada a su ex yerno José Ángel Martínez, le echó la GN a mi tío
que se encontraba descansando en la cama, él no tuvo tiempo para defenderse, salió
de la casa volando filo con un machete hasta caer acribillado por las balas del
enemigo de su propio suegro Benigno, él fue a caer asesinado en una quebrada de
la comunidad del Garrobo. Benigno aprovechó que mi tío chango estuviera
durmiendo para evacuar a toda su familia, incluyendo a la tía Luz Marina con su
recién nacido. Así fue entonces que matan a mi tío José Ángel y es la fecha y no
sabemos dónde quedó enterrado. Fue así que José Feliciano Martínez quedó en
manos de mi abuela Maclovia Sánchez Pérez y lo termina de criar.
Esta
historia continúa… cuando tuvimos que abandonar el campamento de Bilampi.
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