Lo que no te destruye, te hace más fuerte
*Bayardo Altamirano*
El FSLN siempre ha aprendido de sus éxitos y sus
derrotas.
El Comandante Carlos Fonseca educó a los militantes en
analizar de la manera más objetiva los aciertos y equivocaciones tenidos a
partir de cualquier actividad, proceso o tarea. Por ejemplo, el análisis de la
campaña Raití Bocay sirvió para corregir fallas y emprender la jornada de
Pancasán. A su vez, el análisis de los sucesos del movimiento guerrillero de Pancasán
y Cerro Grande dio origen al periodo de acumulación de fuerzas en silencio y a
la posterior insurrección en las ciudades junto con la creación de los frentes
guerrilleros que condujeron a la ofensiva final y a la victoria del 19 de
julio.
De tal manera, que cuando las fuerzas del imperialismo
lanzan su intento de golpe de Estado con los tranques, la Policía Nacional junto
con los aguerridos y heroícos militantes sandinistas contrarresta sus acciones
y los desalojan de todas las posiciones que se habían apoderado.
De previo, la genialidad estratégica del comandante
Daniel, toma varias medidas por hacer ver la realidad a los sectores que habían
caído en el engaño de la campaña de falsedades difundidas por los medios al
servicio de la CIA. Cancela el decreto de los cambios en el INSS y llama a una
mesa de conversaciones de paz. Considerando que los sectores eclesiásticos eran
vistos por la gente como mediadores, acepta que sean los obispos quienes
dirijan el diálogo nacional.
Los sectores del COSEP, que tan bien habían sido tratados
por el gobierno, creyeron que era hora de apoderarse del gobierno y regresar al
país al sistema de despojo, sin límites de la economía. Sacaron las uñas y
principiaron a hacer exigencias desorbitadas. La CIA les ordenó pedir la
renuncia del presidente Daniel y ofrecer un exilio dorado a los miembros de su
gabinete.
Los obispos derechistas se sumaron a la campaña indigna y
demandaron el acuartelamiento de la Policía Nacional para dejar manos libres a
los tranqueros y a los terroristas incendiarios. Salieron a luz grupos de pseudo
estudiantes que el imperialismo había entrenado para el llamado golpe suave. Se
apoderaron de las universidades que pusieron en manos de delincuentes que las
saquearon. Se robaron los equipos de computación y todo cuanto de valor
pudieran comercializar. Destruyeron planta física y medios de transporte.
El comandante dijo basta y vino la contraofensiva popular.
El enemigo fue derrotado y muchos de los cabecillas fueron detenidos. Llamaron
entonces a sus organismos de derechos humanos y a la OEA para reclamar con
descaro inaudito “justicia” y hablar de “presos políticos”.
Una vez más corresponde analizar los hechos y sacar
lecciones.
1.- Vivíamos despreocupados pensando que los avances
económicos y los logros en educación y salud no permitirían caer en posturas
erróneas a nuestro pueblo. Es trabajo de cada militante hacer trabajo político en su barrio, comunidad o lugar de trabajo, para que todos sepan porque el Frente es la única opción real.
2.- Señalar que nos percatamos que habíamos descuidado la
capacitación política de los militantes y de las masas populares que cayeron en
la red de mentiras de los periodistas “independientes”, que no son más que
plomíferos a sueldo de la USAID. De empresarios de medios que reciben
sustanciosas “ayudas” en dólares para defender la “libertad de prensa”. Ahora nos queda continuar y nutrir nuestra formación política-ideológica, tener bases y argumentos para defender nuestra Revolución, estar seguros y convencidos de lo que hemos logrado por Nicaragua.
3.- Otro descuido nuestro fue el abandono de las redes
sociales que quedaron en manos de los golpistas. A través de ellas indujeron al
error y al engaño a buena cantidad de jóvenes. Nuestra trinchera ahora también está en las redes, en el espacio virtual y desde ahí también damos la batalla.
Estos errores se han ido enmendando y ya no serán de fácil
empleo contra el gobierno del pueblo. Sin embargo, la experiencia de lo pasado
y lo que los imperialistas hacen en países hermanos nos llevan a mantenernos vigilantes
con la guardia en alto para estar preparados ante cualquier nuevo incidente o
provocación.
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