Para el sandinismo, revolución y educación es una misma cosa.
Edgard P. Galo
El compromiso del FSLN con la educación tiene sus raíces en las bases constitutivas de su programa como organización revolucionaria. La educación como propósito para el logro pleno de la condición humana siempre fue y es una prioridad fundamental para el sandinismo, por eso al triunfar la revolución en 1979 se impulsaron decididamente políticas de Estado en el campo de la educación, cuya máxima expresión fue la Cruzada Nacional de Alfabetización, iniciada en marzo de 1980 a tan solo ocho meses del triunfo revolucionario reafirmando lo expresado por el comandante Fidel Castro “toda revolución es un extraordinario proceso de educación. Por eso revolución y educación son una sola cosa”.[1]
La Cruzada Nacional de Educación fue una hazaña educativa que consiguió reducir el analfabetismo de un avergonzante 50.35% heredado por la dinastía somocista a un 12.96% logrado con el concurso de miles de jóvenes que acometieron la realización de esa tarea. Este hito educativo en la historia de nuestro país, galardonado con el premio Nadezka Kruskaya de la UNESCO fue posible solo con la Revolución Popular Sandinista, porque el sandinismo toma la educación como un derecho humano fundamental para la plenitud de hombres y mujeres actuando en sociedad y transformando sus condiciones de vida en virtud de la mayor conciencia social adquirida al saber leer y escribir, ya José Martí señaló “ser culto es el único modo de ser libre”[2].
Para el sandinismo la educación es en esencia acción cultural liberadora y ejercicio afirmativo de verdadera democracia participativa que restituye derechos, que coloca como fin a hombres y mujeres, como fin de realización de una sociedad mejor, más justa y solidaria, humanamente digna de buen vivir.
En cambio, la derecha oligárquica y clerical jamás ha considerado la educación del pueblo como un acto de realización social, desde la independencia de Nicaragua en 1821 hasta 1979 los grupos oligárquicos clericales herederos directos del colonialismo español establecieron un sistema de dominación y exclusión precisamente sobre la base de negar el derecho de educación a los sectores populares, a los obreros, los campesinos. Para la derecha oligárquica y clerical lo que conciben como democracia se reduca a una forma utilitaria y perversa en que la condición humana es subsumida a relaciones sociales excluyentes en las cuales el analfabetismo cobraba carta de naturaleza.
De 1990 al 2006 los engendros del somocismo devenidos en neoliberales hicieron retroceder los índices educativos logrados por la revolución cayendo a un 30 % resultado de la privatización de la educación de tres gobiernos sucesivos, 16 años de desmantelamiento de los alcances sociales logrados con la revolución.
Y llegamos a 2006 y el FSLN junto al pueblo volvió al
gobierno con una propuesta de reconciliación y unidad nacional que hemos venido
construyendo, con esperanza y solidaridad en beneficio de los pobres, y a pesar
del odio desatado por la oligarquía clerical en el 2018 y su intento de golpe,
seguimos y seguiremos avanzando en unidad y victorias, restituyendo derechos
esenciales de los nicaragüenses, construyendo una Nicaragua mejor, inclusiva,
justa, solidaria y aunque se mueran de nostalgia y rabia la oligarquía clerical
ya lo dijo el comandante Tomas Borge, aquí abra frente sandinista, hoy, mañana
y siempre.
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