La Realidad cultural Sandinista, supera la ilusión de la derecha apátrida.

 *Por Leonardo González Estrada*


Hace 5 años Nicaragua vivía otro capítulo más de insurgencia antiimperialista, pues el fascismo burgués católico e injerencista Yanqui/europeo emprendió acciones terroristas para cooptar el poder del Estado.

Ya el país venía experimentando 12 años de progreso, desarrollo, transformación estructural, transformación social y transformación política, desde el 2007 la extrema pobreza y la miseria ya no era la agenda política de los güegüenses.

Llevaba una estabilidad y crecimiento que era un modelo ejemplar en el continente Latinoamericano y caribeño, donde todos los sectores sociales y políticos participaban del consenso que existió. Se había alcanzado un nuevo pacto social, consignado en la reforma Constitucional del 2014. A pesar de los abusos y malas costumbres de la política tradicional, que sin aportar al nuevo modelo político, propagaban mensajes irracionales de odio. Los medios de prensa y ONGs difundían en todas las modalidades imaginables, mensajes de odio y noticias falsas.

La tranquilidad y armonía nacional fue ocupada como camino para la conspiración, que iba a asomar sus fétidas intenciones, desde la primera semana de abril 2018. Aquí los ex sandinistas resentidos, el clero, la burguesía fascista y extrema derecha política, comienzan su avance con miras del poder, sobre la sangre y cuerpos de inocentes que iban a ser sacrificados en un tiempo récord y sodomizados en las redes sociales, para intimidar y extorsionar la conciencia libre de los nicaragüenses.

Hay que acostar que de facto tuvieron parcialmente el poder, pues en algunos municipios lograron paralizar la actividad económica y de función pública, intimidaron, extorsionaron y torturaron a muchos nicaragüenses. Algunos centros educativos (UCA, UNAN, UPOLI) fueron ocupados como centro de operaciones de terrorismo, narco tráfico y tortura. Tomar el poder por las vías de hecho sin establecer un proceso administrativo legal y legítimo no es gobernar, y es lo que estos opositores Anti sandinistas jamás lograron tener.

Según Gen Sharp, el golpe blando o tomar el poder sin un ejército, se alcanza en un corto plazo o no se alcanza. Y fue lo que la ilusión creada con odio y mentiras, les hizo creer, que para mayo, es decir, que en menos de un mes, iban a alcanzar el poder total del Estado, cuyo gobierno de transición, iba a garantizar (todavía hasta hoy no se sabe) un tipo de democracia donde los Nicaragüenses que tienen una ideología sandinista, organizados en ese movimiento político, que han tenido el poder del Estado contemporáneo desde 1979, por más de veinte año, no puede considerarse esto algo distinto a una ilusión. Pues es imposible que esto se logre ni con mercenarios armados por los EEUU, cómo en los ochentas (1980-1990), o intervención directa de la marina norteamericana como en la década de los  veintes (1926-1933).

Ese contexto no es el mismo de 1909 y 1914, pues en el 2018 gobernaba el Estado la organiza política más fuerte de todo el continente, dato que no fue tomado en cuenta por todos los agentes extranjeros y patrocinadores de los tranques.

Dentro de la ilusión impuesta por la derecha Nicaragüense, le hacían creer a los lumpem reclutados, que aunque torturen o quemen personas vivas, destruyan propiedad pública y privada, asesinen policías, esto no era un delito, que era el precio del mismo pueblo, por seguir su camino junto al FSLN.

En el diálogo fallido, se vertieron toneladas de cinismo, de las elites organizadas y financiadas por la CIA, como los tontos útiles funcionales, expuestos como pseudo líderes políticos, los cuales eran traidores, mercenarios pagos de agencias extranjeras, todos ellos.  Le metió la pueblo el clero, el capital burgués, y representantes Anti sandinistas.

Aquella agenda estaba destinada al fracaso, pues se basaba en ilusiones y terror, mentiras y extorsión, manipulación y destrucción. Fue una gran ilusión, el golpe de Estado fallido, se comienza a desarticular, en la medida que el mismo pueblo se organiza para defenderse del terrorismo y la manipulación, a pesar que en esa emancipación, tu misma sangre de la familia, estuviera cautivada por la ilusión de expulsar al FSLN del poder, había que sacarlas de ese engaño, pues el FSLN, desde su fundación siempre ha propuesto la lucha en toda modalidad, ya que está oposición asesinaba, torturaba, secuestraba a sandinistas, entonces se les dió su respuesta proporcional.

La propia fuerza pública, sea la policía Nacional que tuvieron 28 bajas, no abusó nunca de la fuerza, se acuartelo como se pidió en el diálogo. Menos el ejército, este participó protegiendo instalaciones del vandalismo y daño a la propiedad del Estado.

La Revolución Sandinista es una característica cultural histórica, que se probó en el 2018. Muchos auguraban la claudicación del gobierno del Presidente Daniel Ortega, que las bases políticas tanto en los barrios, el campo y la ciudad iban a dejar solo a su dirigencia sandinistas. Más fue todo lo contrario, hubo un solo consenso, retomar la paz, tranquilidad, economía y la seguridad en todo el país, a riesgo de lo que fuera.

Por esto la Unidad demostrada para normalizar la actividad dentro del Estado, tiene un alto valor, pues el FSLN se reestructuró de una manera que no era posible considerar antes de abril. Reactivó la memoria de lucha, el anhelo de la paz, como la defensa de la historia de toda la gesta revolucionaria sandinista desde el general Benjamín Zeledón. Es ahí cuando, la extrema derecha se enfrenta a una Revolución dispuesta a defender la historia del pueblo, no del Estado, sino del pueblo en sí. Porque el Estado ha sido cercenado muchas veces por la misma derecha entreguista y apátrida, pero las luchas Antiimperialistas del pueblo se mantienen en el imaginario colectivo, a pesar que pretendan borrarnos como pueblo altivo, pequeño, pero con una loca obsesión de lucha por nuestra soberanía y autodeterminación.

Por otro lado hay que recordar que el programa político de la derecha latinoamericana y caribeña, en concreto de la Nicaragüense no es más que un neoliberal de dependencia y colonialismo económico y social, suspender los derechos Constituciones, para imponer una agenda feroz como la del consenso de Washington de 1989 como lo hicieron en 1990, esto no es retórica, es tangible y objetivo. La derecha en el poder es corrupta y exploradora, mentirosa y racista.

En tal sentido, de haberse dado el golpe de Estado en un mes, en el 2018, la derecha a esta fecha 2023, ya hubiera vendido de nuevo la matriz energética, el agua, los puertos de aguas profundas, reducido la policía, reducido el ejército, dolarizado la economía que esta coyuntura implicaría una deuda externa e inflación como la Argentina, aumentado el transporte público, quitado los subsidios todos y claro privatizar la salud y educación. Esto es una enorme ilusión de la derecha, que la Revolución Sandinista no va a permitir que suceda, pues el pueblo sabe que ahora debe estar organizado para defender su soberanía e independencia de los tiranos occidentales y sus servirles apátridas.

La luz del Alba de los güegüenses y la Revolución popular Sandinista son el proceso cultural que es tangible para todo el mundo; aunque medios, gobiernos, elites aristocráticas la condenen. En la historia y en cada relación güegüense es una realidad la Revolución Sandinista desde el 19 de julio de 1979, que ha roto el acero de las cadenas de subyugación ante los yanquis, que sostiene la lucha por su soberanía y la paz.

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