UN IMPERIO EN PÁNICO PROPONE A RUSIA UNA OFERTA
By Pepe Escobar / Analista Internacional
Al darse cuenta que la
guerra de la OTAN con Rusia probablemente terminará siendo desfavorable para el
Imperio, Estados Unidos están tanteando una oferta de salida del conflicto. Los
que están detrás del Trono son siempre más peligrosos cuando tienen la espalda
contra la pared.
Su poder se está
desvaneciendo con rapidez: en el aspecto militar, a través de una paulatina
humillación de la OTAN en Ucrania; financieramente la mayor parte del Sur
Global se muestra dispuesto a no tener nada que ver con la moneda de un gigante
en bancarrota; políticamente, la mayoría global está dando pasos decisivos para
dejar de obedecer a una minoría rapaz y desacreditada.
Así que ahora los que
están detrás del Trono están conspirando para al menos tratar de detener el
desastre que se avecina en el frente militar.
Tal como confirmó una
fuente de alto nivel del establishment estadounidense, los altos mandos de OTAN
recibieron una nueva directiva de Anthony Blinken respecto de la marcha del
conflicto en Ucrania.
El secretario de Estado
habría recibido la instrucción de transmitir la nueva directiva, una especie de
mensaje al Kremlin, a través de los principales medios publicado de inmediato
por el Washington Post. No debemos de olvidar que en términos de poder real,
Blinken, no es más que un emisario de los neoconservadores y neoliberales
straussianos que son los que realmente dirigen la política exterior de Estados
Unidos.
En la división del trabajo
de élite de los principales medios de comunicación estadounidenses, el New York
Times está muy cerca del Departamento de Estado y el Washington Post muy pero
muy cerca de la CIA. En este caso, la directiva era demasiado importante y
necesitaba ser transmitida en la capital imperial, por tanto, se publicó como
un artículo de opinión (y de pago).
La novedad es que, por
primera vez desde el comienzo de la Operación Militar Especial (SMO) de Rusia
en Ucrania, los estadounidenses están proponiendo una variación de su clásico»
una oferta que no se puede rechazar», un ofrecimiento que en este caso incluye
algunas concesiones que podrían satisfacer los imperativos de seguridad de
Rusia.
Crucialmente, la oferta de
EE. UU. pasa por alto por completo a Kiev, certificando una vez más que esta es
una guerra contra Rusia dirigida por el Imperio y sus secuaces de la OTAN, con
los ucranianos como meros intermediarios desechables.
‘Por
favor, no pases a la ofensiva’
El corresponsal de la
vieja escuela del Washington Post en Moscú, John Helmer, ha brindado un
servicio importante, ofreciendo el texto completo de la oferta de Blinken, y
por supuesto pregonando nociones fantasiosas como «las armas estadounidenses
ayudaran a pulverizar la fuerza de invasión de Putin» y una explicación digna
de vergüenza: “en otras palabras, Rusia no debería estar lista para descansar,
reagruparse y atacar”.
El mensaje de Washington
puede, a primera vista, dar la impresión que EE. UU. admitiría, como un hecho
consumado, el control ruso sobre Crimea, Donbass, Zaporozhie y Kherson, “el
puente terrestre que conecta Crimea y Rusia”.
Ucrania tendría un estado
desmilitarizado, y el despliegue de misiles HIMARS y de los tanques Leopard y
Abrams se limitarían al oeste de Ucrania, como un elemento «disuasivo contra
nuevos ataques rusos».
Lo que se ha ofrecido, en
términos bastante confusos, es de hecho una partición de Ucrania, incluida una
zona desmilitarizada, a cambio que el Estado Mayor ruso cancele su aún
desconocida ofensiva de 2023, que podría ser tan devastadora como para cortar
el acceso de Kiev a la Mar Negro y/o cortar el suministro de armas de la OTAN a
través de la frontera polaca.
La oferta de Estados
Unidos se define a sí misma como el camino hacia una “paz justa y duradera que
defienda la integridad territorial de Ucrania”. Bueno, en realidad no será la
Ucrania que todavía conocemos, pero Kiev podría retener las tierras
occidentales que Polonia se muere por engullir.
También se desentierra la posibilidad de un
acuerdo directo entre Washington y Moscú sobre “un eventual equilibrio militar
de posguerra”, incluida la no membresía de Ucrania en la OTAN. En cuanto a la
propia Ucrania, los estadounidenses parecen creer que será una “economía fuerte
y no corrupta con membresía en la Unión Europea”.
Todo lo que queda de valor
en Ucrania ya ha sido tragado no solo por su oligarquía corrupta, sino, sobre
todo, por inversores y especuladores del tipo BlackRock. De hecho detrás de la
propuesta están los buitres corporativos que no pueden darse el lujo de perder
los puertos de exportación de granos de Ucrania, así como el acuerdo comercial
refrendado con la Unión Europea antes de la guerra. ¡Están aterrorizados!, la
ofensiva rusa pueda capturar Odessa, el principal puerto marítimo y centro de
transporte del Mar Negro, escenario que dejaría a Ucrania sin salida al mar.
No hay evidencia alguna
que el presidente, Vladimir Putin, y el Consejo de Seguridad de Rusia, incluido
su secretario Nikolai Patrushev y el vicepresidente Dimitri Medvedev, tengan
motivos para creer algo que venga del establishment estadounidense,
especialmente cuando se conoce a través de meros emisarios como Blinken y el
Washington Post . . . Después de todo, el alto mando de las fuerzas armadas
rusas (la Stavka) considera que los estadounidenses son » no son capaces de
cumplir con un acuerdo», a pesar que la oferta este por escrito.
La propuesta publicada por
el Washington Post habla como un gambito desesperado que muestra “algunas
zanahorias a Moscú” con la esperanza de retrasar o incluso cancelar la ofensiva
planificada para los próximos meses.
De hecho, los operativos
de inteligencia de la vieja escuela, que no están en deuda con la galaxia
neoconservadora straussiana, apuestan a que la táctica estadounidense es una
maniobra de «ambigüedad estratégica», por tanto, los rusos continuarán con la
desmilitarización, desnazificación y deselectrificación, y se «detendrán» en
cualquier momento y en cualquier lugar que consideren oportuno al este del
Dnieper. O más allá.
Lo
que realmente quiere el Estado Profundo
Las ambiciones de
Washington en esta guerra de la OTAN contra Rusia van mucho más allá de
Ucrania. Y ni siquiera estamos hablando de prevenir una unión euroasiática
Rusia-China-Alemania o una “pesadilla” de desunión entre países competidores de
occidente; en este caso se trata de problemas más prosaicos en el campo de
batalla de Ucrania.
Las «recomendaciones»
(militares, económicas, políticas, diplomáticas) se detallaron en un documento
de Estrategia del Atlantic Council a fines del año pasado. Con el título
«Escenario de guerra 1: la guerra continúa en su ritmo actual», se detalla completamente
la estrategia neoconservadora de Strauss.
El documento recomienda:
desde “reunir transferencias de apoyo y asistencia militar a Kiev suficientes
para permitirle ganar” hasta “aumentar la letalidad de la asistencia militar
incluyendo aviones de combate que permitirían a Ucrania controlar su espacio
aéreo y atacar a las fuerzas rusas, y tecnología de misiles con alcance
suficiente para llegar al territorio ruso”.
Desde entrenar al ejército
ucraniano «para usar armas occidentales, guerra electrónica y capacidades
cibernéticas ofensivas y defensivas, y para integrar sin problemas nuevos
reclutas en el servicio» hasta reforzar «las defensas en las líneas del frente,
en la región de Donbass», incluido el «entrenamiento de combate» centrándose en
la guerra irregular”.
Además de “imponer
sanciones secundarias a todas las entidades que hacen negocios con el Kremlin”,
el Atlantic Council propone la Madre de Todos los Saqueos: “Confiscar los $300
mil millones que el estado ruso tiene en cuentas en el extranjero (en Estados
Unidos y en los países de la UE) y usar el dinero incautado para financiar la
reconstrucción”.
La reorganización de la
Operación militar especial, con Putin, el Jefe del Estado Mayor General Valery
Gerasimov y el General Armagedón está descarrilando todos estos elaborados
planes.
Los straussianos ahora
están sumidos en medio de un oscuro sentimiento de pánico. Incluso el número
dos de Blinken, la belicista ruso fóbica Victoria Nuland, ha admitido ante el
Senado que no habrá tanques Abrams en el campo de batalla antes de la primavera
(siendo realistas, sólo en 2024). También, prometió “reducir las sanciones” si
Moscú “vuelve a las negociaciones”. Unas negociaciones que fueron frustradas
por los propios estadounidenses en Estambul en la primavera de 2022.
Nuland también llamó a los
rusos a “retirar sus tropas”. Bueno, eso al menos ofrece un alivio cómico en
comparación con el pánico que emana de la «oferta que no puedes rechazar» de
Blinken. Estén atentos a un probable “niet” como respuesta de Rusia.
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