El Caribe –del colonialismo a la soberanía
-Por: Stephen Sefton
El Caribe está compuesto de 34 naciones y
territorios con historias muy diversas y con diferentes formas de gobierno. De
estos 34 naciones y territorios 18 son todavía dependencias o territorios de
países coloniales. Puerto Rico y las Islas Vírgenes Estadounidenses son
dependencias de Estados Unidos, seis islas son dependencias británicas y cinco
islas son dependencias neerlandesas, aunque dos de estos, Aruba y Curaçao,
tienen cierto grado de autonomía.
Cinco países son dependencias francesas incluyendo
el territorio de Guyana Francesa y las islas de Guadelupe y Martinica que son
formalmente departamentos en ultramar de Francia. Siete de estos territorios y
dependencias son monitoreados por el Comité Especial de Descolonización de la
ONU siendo estos los territorios británicos Anguila, Bermudas, Islas Caimán,
Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes británicas y Montserrat más las Islas
Vírgenes estadounidenses. Otro ejemplo de la herencia colonial en el Caribe es
la pequeña isla de San Martín que tiene una extensión de 87Km2 con 60% de su
territorio francés y 40% neerlandés, dividido así desde el año 1648.
De las 16 naciones independientes del Caribe, ocho,
a pesar de ser naciones independientes, todavía reconocen como jefe de estado
al Rey Carlos del Reino Unido. Las otras ocho naciones independientes son
repúblicas. Haití ganó su independencia de Francia en 1804, República
Dominicana de España en 1844, y Cuba se liberó del imperio español en 1902.
Dominica ganó su independencia en 1978 como una república. Trinidad y Tobago y
Guyana se declararon repúblicas varios años después de recibir su
independencia. Barbados se declaró una república en 2021. Surinam se
independizó de los Países Bajos como una república en 1975.
Las dos más importantes organizaciones regionales
son la Comunidad de Caribe (CARICOM) y la Asociación de Estados Caribeños
(AEC). CARICOM se fundó en 1973 como un renovado esfuerzo de integración
regional que remplazó iniciativas anteriores como la Federación de las Indias
Occidentales y la Asociación Caribeña de Libre Comercio. La AEC se estableció
en 1994. Sus miembros son todos los países independientes del Caribe y los
países del Sistema de Integración Centroamericano junto con Colombia, México y
Venezuela. Miembros Asociados de la AEC son Aruba, Curaçao, Guadalupe, Martinica, San Martín
neerlandés, Francia, en nombre de Guyana Francesa, San Bartolomé y San Martín
francés y los Países Bajos, en nombre de Bonaire, Saba y San Eustacio.
A este breve resumen de la configuración política en
la región que explica la extensa influencia europea en el Caribe, hay que
añadir la lucha por la soberanía de las naciones independientes del Caribe
frente a la opresiva realidad del poder económico y militar de los Estados
Unidos. Entre la historia lamentable de constante intervención, opresión y
sufrimiento en la región, la historia de Haití es una de los más impactantes.
Luego de independizarse bajo la república francesa, la restaurada monarquía
francesa impuso a Haití por la fuerza militar en 1825 el pago de una deuda
extorsionista que al final sumó al equivalente de US$21 mil millones para
recompensar los franceses dueños de esclavos por las pérdidas provocadas por la
independencia. La deuda finalmente se canceló solamente en 1947, 123 años
después.
Estados Unidos ocupaba Haití militarmente desde 1915
hasta 1934. Luego, desde 1956, apoyado por Estados Unidos y sus aliados, el
gobierno de crimen organizado de la familia Duvalier gobernó el país de la
misma manera brutal que Trujillo en República Dominicana o Somoza en Nicaragua.
Desde el fin de la dinastía Duvalier en 1986, Estados Unidos y sus aliados,
principalmente Canadá y Francia han intervenido constantemente en la política
interna de Haití y promovieron el golpe de estado de 2004 contra el Presidente
Jean Bertrand Aristide. El golpe de 2004 en Haití fue una prueba de la solidez
y consistencia de CARICOM que ya había sufrido una profunda crisis política
diez años antes por motivo de la invasión de Grenada por Estados Unidos en
1983.
Así que, la decisión contundente por CARICOM de
rechazar el golpe contra el presidente Aristide en 2004 fue una afirmación
decidida de la independencia y soberanía del Caribe frente a otra intervención
imperialista más en la región. Otros ejemplos de la determinación de los países
de CARICOM de seguir una política externa independiente y soberana han sido el
mantenimiento de buenas relaciones con Cuba, la participación de la mayoría de
sus miembros en la iniciativa venezolana de Petrocaribe y la integración de
Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San
Vicente y las Granadinas en la Alianza Bolivariana de nuestras Américas (ALBA).
El Octavo Cumbre de CARICOM con Cuba en Barbados el
año pasado dio un fuerte impulso a las relaciones de las naciones del Caribe
con la revolución cubana. La Declaración de la Cumbre reiteró el compromiso de
CARICOM de mantener los fuertes lazos fraternales que unen sus países, a
promover las relaciones económicas y comerciales con Cuba de todo tipo y
reconoció con aprecio la cooperación médica cubana con CARICOM. La Declaración
también expresa la visión de los países el Caribe en relación al mundo
multipolar en desarrollo, “la presidencia de Cuba del Grupo de los 77 y China
durante 2023 es una excelente oportunidad para aprovechar las sinergias entre
las agendas de CARICOM y el G-77 para promover el desarrollo de sus miembros, y
fomentar la solidaridad y la cooperación internacional”.
Otro tema que demuestra la firmeza moral de las
naciones caribeñas y su determinación de reivindicar sus derechos es el tema de
las reparaciones por la esclavitud. CARICOM ha establecido una Comisión de
Reparaciones como resultado de una iniciativa de parte del compañero Ralph
Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas en 2013. La
iniciativa recibió el apoyo unánime en la Conferencia de Jefes de Gobierno de
CARICOM de aquel año. El mandato de la Comisión de Reparaciones es: “Establecer
los fundamentos morales, éticos y jurídicos para el pago de Reparaciones por
parte de los Gobiernos de todas las antiguas potencias coloniales y las
instituciones pertinentes de esos países, a las naciones y pueblos de la
Comunidad del Caribe por los Crímenes de lesa Humanidad del Genocidio Indígena,
la Trata Transatlántica de Esclavos y un sistema racializado de Esclavitud con
seres humanos tratado como bienes.”
Aunque es muy difícil formular un caso con una firme
base en el derecho internacional, CARICOM ha desarrollado un plan de diez
puntos, lo cual es una iniciativa importante que fortalece el movimiento
internacional que exige reparaciones de los poderes occidentales que se
enriquecieron y se desarrollaban en base a la esclavitud. El tema de
reparaciones por la esclavitud tiene elementos parecidos a los reclamos a los
países desarrollados por motivo de sus responsabilidades por el cambio
climático. Las naciones caribeñas comparten con sus hermanos países
centroamericanos la demanda por la Justicia Climática.
Los países de CARICOM emiten 0.2% de las emisiones
de gases invernaderos globales, pero, igual que América Central, sufren los
cada vez peores efectos del cambio climático. CARICOM exige apoyo prioritario
para los Pequeños Estados Insulares y de Baja Altitud en Desarrollo en el
contexto de la aprobación en el COP27 de Glasgow de un fondo para pérdidas y
daños, aunque en la práctica los países desarrollados todavía no han cumplido
su compromiso anterior de garantizar un fondo de US$100 mil millones para
combatir el cambio climático. Sin embargo, para la guerra en Ucrania estos
países ya han desembolsado o están al punto de desembolsar un total de más de
US$155 mil millones. En cambio, ya el año pasado la República Popular China
acordó establecer un fondo para ayudar el Caribe con la mitigación y prevención
de desastres. Durante la crisis provocado por el Covid-19, en contraste con la
mezquindad de los países occidentales, China ayudaba mucho a los países del
Caribe con insumos para permitir un mejor manejo de la pandemia en la región. Además,
varios países del Caribe se han juntado a la Iniciativa de la Franja y Ruta,
entre ellos Jamaica, Trinidad y Tobago, las Bahamas, Barbados, Antigua y
Barbuda, Dominica y Grenada.
Paso a paso, los países del Caribe van superando su
histórica herencia colonial y los patrones de la intervención neocolonial de
las últimas décadas. En este contexto, Nicaragua se está desarrollando como una
nación clave en la región porque ha demostrado las grandes victorias que se
puede lograr en base a los esenciales valores de desarrollo soberano,
cooperación regional y solidaridad complementaria promovidos por la Alianza
Bolivariana de nuestras Américas con su enfoque sobre las necesidades y
aspiraciones de la persona humana. La integración de su Costa Caribe que ha abierto
tantas oportunidades de intercambio económico, social y cultural hace de Nicaragua un modelo para
sus hermanos países centroamericanos y una contraparte natural para las hermanas naciones
caribeñas.
Tomado de: 19 Digital
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