LA MÍSTICA SANDINISTA

Ilustración tomada de "La Gaceta Sandinista"

Herbet A. Bonilla

Nuestro objetivo es poner en reflexión algunas ideas sobre la mística que nos permitan comprender con mayor claridad su sentido significativo y con ello lo que pueda ser “mística sandinista” y sus formas concretas en la práctica.

1. En primer lugar, mística es una palabra totalmente relacionada con el mundo de la espiritualidad; cobra significación en la experiencia de unión de la persona con la realidad divina, de ahí que remite por su origen etimológico a un sentido religioso, aludiendo a un momento de religación del ser humano con Dios; un acto de entrega a quien nos impulsa, nos da fuerza o bien, fundamenta nuestro existir. De ahí que la mística sea experiencia de Dios que nos hace ver, saber y querer.

En su dimensión personal, es el punto más alto de la vida espiritual de una persona, irrumpe como una voz de nuestro fuero interno que nos invita a escuchar el mensaje motivador de vida; es como un llamado seductor a movernos en la dirección del corazón de cada cosa, fuerza movilizadora ante todas las cosas en su profundidad, por la cual llegamos a percibir el misterio fascinante que las sustenta, llevándonos a descubrir en ellas las significaciones más profundas.

De ahí que unidos a lo divino, nos sentimos impelidos a soñar a crear las utopías que nos provee de los valores fundamentales para la transformación de la realidad, sea ésta individual, social o histórica.  Por tal razón, podemos decir que la mística es un momento de la espiritualidad humana, que nos hace ver con nuevos ojos de la justicia y del amor la realidad en la cual vivimos, nos hace percibir en nuestro fuero interno la condición de vulnerabilidad, fragilidad en que se hallan los otros y las otras.

2. En segundo lugar, por la mística como impulso divino recobramos el sentido de direccionalidad de nuestras acciones en una práctica coherente. Quien se siente impulsado por esa fuerza a actuar se le hace una urgencia direccionar su esfuerzo hacia los demás que sufren por alguna causa injusta. Fuerza impulsora que no queda solo en la subjetividad como sentimiento romántico, sino que se hace objetiva, en la historia concreta que vivimos.

El ejemplo vivo de esa mística lo vemos en nuestro General Augusto C Sandino quien siempre se sintió impelido por una fuerza interior inquietante movilizadora y creadora de utopías, que le hizo ver y descubrir la situación ignominiosa que vivía el pueblo de Nicaragua. No se resistió, sino que se entregó a ella.  La comprende como una fuerza de amor y justicia. Así, estando en México se siente impulsado a regresarse a Nicaragua y darse a la tarea de buscar a esos cien hombres que amaran a Nicaragua como él.

El General Sandino toma conciencia de la realidad mística al decir que “Impulsión divina es la que anima y protege a nuestro Ejercito, desde el principio y así lo será hasta el fin” (febrero 1931) Sólo quien estuviera empapado de mística podría decir “nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán”. (…) Amo la justicia y por ella voy al sacrificio. Los tesoros materiales no ejercen ningún poder en mi persona; los tesoros que anhelo poseer son espirituales.

Igualmente, Carlos Fonseca siente el impulso por ese poder fundante que lo lleva a tomar conciencia desde muy temprana edad de la condición de miseria y opresión que vivía el pueblo nicaragüense. Entregándose en cuerpo y alma a la causa revolucionaria.

3. En Tercer lugar, mística toma lugar en formas concreta de la realidad histórica; es asumir una responsabilidad radical por los más débiles, es actuar en una praxis coherente con esa fuerza o voz impulsora. Entrega a una causa reivindicativa del derecho de toda persona a vivir con respeto y dignidad su propia vida. Quienes se sienten invadidos por la mística impulsora, siempre busca cómo concretizar de manera práctica los ideales o los sueños. En el saboreo de la realidad injusta del pueblo somos llevados por esa experiencia mística a abrazar una causa de manera concreta en la historia. 

En nuestra historia particular, Sandino no se quedó solo con el deseo interior, sino que concretizó su programa liberador formando el ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Carlos Fonseca siguiendo los ideales de Sandino, juntamente con otros compañeros después de integrarse en diversos proyectos de liberación del pueblo, concretizó su programa liberador en el Frente Sandinista de Liberación Nacional. 

De ahí podemos definir mística Sandinista primeramente como la dimensión común de entrega al igual que Sandino, a esa fuerza impulsora o movilizadora que fundamenta toda una praxis comprometida; segundo, hacer nuestra la causa de lucha de Sandino concretizada como proyecto histórico-socio-político. Así, muchos se vieron invadidos y penetrados en su fuero interno por la causa enarbolada por el General Sandino, esto explica que otros siguieran sus pasos.

Desde un compromiso por la causa del pueblo. Ricardo Morales empapado de la mística hace suyo el ideal de Sandino y desde la Cárcel de la aviación escribe “ahora estoy aquí. Prisionero porque lucho por una causa justa. ¿Cuál será mi destino? Lo importante es que estamos al lado del pueblo y que estamos haciendo su historia” (Morales, 1972).

“Estamos en el camino. –decía Ricardo- Después del primer paso, no pararemos de andar jamás” Y realmente así sucedió, miles de compañeros que movidos por ese fuego intenso de amor y justicia por el pueblo, se integraron al programa de liberación del FSLN, llevando sus vidas hasta las últimas consecuencias.  

Por la mística movilizadora y fundante Leonel Rugama asume la causa sandinista haciendo suyo el programa liberador del FSLN que siendo un jovencito resistió junto a otros compañeros hasta la muerte a un batallón de la guardia somocista.

Empapados e impulsados de mística Rigoberto Cruz, Selim Shible, Silvio Mayorga, Danilo Rosales, Casimiro Sotelo, David Tejada, Carlos Tinoco, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Faustino Ruiz,  julio Buitrago, , Luisa Amanda, Arlen Siu,  y otros tantos de miles de hombres y mujeres de las primeras y segunda generación de Sandinistas que ofrendaron sus vidas que “no dijeron  que morían por la patria sino que murieron”.  

Sin esa mística que muchos le llaman patriótica, revolucionaria o sandinista no se hubiera podido concretizar la insurrección del 19 julio de 1979. Sin mística sandinista nos tocaría vivir solo desesperanzas y fracasos, no obstante, gracias a esa entrega mística seguimos firmes y leales a la causa de Sandino y Carlos Fonseca, listos al llamado a la defensa en todos los frentes del proyecto revolucionario sandinista ahora y más allá.

  

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