LA FÁBULA Y EL IMPERIO

Imagen tomada del Internet 

  por Jorge Bautista Lara 

La colección de “Clásicos de la Literatura”, editó el libro “Las mejores fábulas”. Y en su texto, fábula primera, está el “Lobo y el cordero”.  Su escritura se atribuye, por las fuentes de las que se dispone, a Esopo unos 600 a.C.

En la fábula, parafraseando, cuenta de un lobo y un cordero que llegaron a beber agua a un río. El lobo agua arriba, miraba al cordero que bebía agua abajo. Y sin mediar palabras le reclamó porqué le enturbiaba el agua. Aquel observó que el agua corría desde donde él se encontraba. El lobo no haciendo caso a la vedad y razón, reclamó por que le maldecían. El cordero respondió que no le había maldecido. Pero el lobo, buscando pretexto para matarlo, le dice que hace seis meses su padre le había injuriado. Aquel respondió que en ese tiempo no había nacido. No obstante, el lobo dijo que no importaba, que era el tiempo de cobrar la ofensa, y arrojándose encima del cordero lo mato. No valiendo ninguna lógica del cordero cuando la decisión de atacar y matarlo, el lobo, la había tomado. Solo buscaba la excusa que lo permitiera o justificara. Aunque esta base no tuviese el amparo de nada, excepto propia voluntad.

Las realidades que hoy vivimos en el plano internacional, nos llaman a un cotejo con esta fábula, cuando las decisiones y los acontecimientos se alinean en esa dirección; en mantener a flote el imperio. Donde no vale ni valdrá argumento alguno. Y si se escucha y valora alguno, y se negocia, es para efectos de ganar tiempo, obtenido, se descarta y continua la meta original.

Cuando los acuerdos de Minsk, se estableció un Protocolo por medio del cual se llevaría un proceso de negociación. Entre los puntos se encontraba uno que buscaba la descentralización del gobierno, se entendería la autonomía, y no se encuentra en ninguna parte intenciones de negociar la independencia. Mediando entre esa firma y el día de la Operación Especial de Rusia, una cifra de unos 14,000 muertos por ataques de Ucrania a la zona. El acuerdo desde Ucrania nunca se cumplió, aunque formalmente se mantenía la idea de llevarla adelante. Donde práctica y discurso no calzaban.

Cuando se les preguntó en fechas recientes sobre la firma de los acuerdos de Minsk a los gobernantes de Ucrania, estos respondieron que realmente nunca hubo interés en el gobierno en los acuerdos de Minsk. Sino que se decidió firmarlos para efectos de ganar el mayor tiempo posible, armarse y entrenarse, y tomar a la fuerza la zona.

En ese momento los que negociaban detrás de la silla y estaban al timón eran los E.E.U.U. y la OTAN. Ucrania pasó a ser una colonia. Por lo que los objetivos estaban fijados.

En las “Las 48 Leyes del Poder”, de Robert Green, se titula como ley No. 33, el “Descubrir el talón de Aquiles de cada persona”. Y en este caso los E.E.U.U. y OTAN, encontraron que Ucrania, a su juicio y de verdad lo és, sería ese talón de Aquiles de Rusia, a como Taiwán el de China. Y en ambos casos procedieron a calentarlos para minar las bases del enemigo.

Aplicando en esto la ley No.39 que dice “Remover las aguas para pescar peces”. En sintonía con lo que pasó en la plaza del Maidán, Ucrania, donde había en las concentraciones, personal de la Embajada de E.E.U.U., promoviendo y repartiendo comida entre los manifestantes, para alentar más las revueltas.  Y en el caso de Taiwán, la visita de Nancy Pelosi llega con la misma intensión, y solo unos días más tarde, una segunda delegación del congreso para no dejar que las aguas se calmen.

Los analistas recuerdan y comparan con los pasos que dieron en Ucrania, y ven en estas movidas las mismas intenciones de provocar e inducir una guerra frontal. Tratando de lograr el cumplimiento de la ley del poder No. 44: “desarmar y enfurecer a los demás...”. Porque si desesperas al enemigo, este dará pasos erráticos. Y se dibujará como agresor ante una Comunidad Internacional, y de su parte “conservarás las manos limpias” (Ley No. 26). A como se ve en lo de Pelosi cuando se anunció la visita, pese a las observaciones de personas calificadas en esto que advertían la gravedad de la provocación, a ella se le dibujaba como una visita “inocente” de una “demócrata” que actúa con “libertad de movimiento”. Deja incendiada la región y se va. Luego el gobierno chino reacciona, un coro de diplomáticos de países europeos lanza la condena por una reacción “desproporcionada” (¿?), porque del otro lado “solo fue una visita” de una mujer mayor de edad. Victimizable en todo momento ante los medios por su “fragilidad”. Algo milimétricamente calculado.

En las pláticas, diplomacia, de negociaciones desde el lado de Rusia y China, para con E.E.U.U., siempre se encuentra contrapinzas en el camino de manera que impidan, retarden o anulen cualquier acuerdo anterior o propuesta alguna presente para firmar y que proporcione alguna estabilidad y seguridad de las partes. Como ha pasado con los pocos acercamientos entre los delegados de Ucrania y Rusia que cuando sale luz un posible acuerdo a discutir, desde E.E.U.U. cuestionan públicamente el mismo y al día siguiente las cosas se evaporan. Y se anuncian desde el norte el envió de más armas a Ucrania. De manera que las cosas no generen estabilidad en la zona, sino que se queden y expandan en el conflictivo, sin normas de control. En consecuencia, la respiración de un ambiente de mayor inestabilidad e incertidumbre entre la Comunidad Internacional y los países fronterizos se mantenga viva. No está de más recordar que Estados Unidos dirige desde el otro lado del Océano Atlántico.

Las razones son claras, como las del lobo, y es la ley No.15 “Aplastar totalmente al enemigo”.

La frase de que “Nadie quiere menos poder; todo el mundo quiere más”, dice Robert. Porque el objetivo del poder es “…controlar totalmente al enemigo, hacer que obedezca. No se puede permitir quedar a medio camino”. Porque en el poder, nos dice, se va y ve el día a día. No se puede pasar con la guardia baja.

El arma más grande en esta lucha, es el engaño. Es “…el arma más potente del arsenal…”. El control de los medios y redes lo garantizan para occidente.

Una anotación interesante que hace este libro, en una de sus líneas escondidas es expresar que, ante todas estas leyes en ejecución, existe una defensa, una forma de evadirlas, aminorar sus efectos, superarlas o neutralizarlas. ¿Cómo? ¿Con qué? Y dice que “…la paciencia es el escudo fundamental …protege de cometer errores garrafales…”.  Y para ponerla en práctica solo tiene un factor o elemento, que él mismo cita, y es “el tiempo”. Es decir “…no tiene más que tiempo…”.

Del lado de occidente están ocupando las leyes del sometimiento y aplastamiento del enemigo. Sin concesiones. ¿Podrán? ¿Es posible prolongar la vida y sobreviva con esa política? Kissinger advierte, por segunda vez en una reciente entrevista, que no (En 2014 hizo la primera advertencia). Él dice que es de realidad política negociar y llegar a los acuerdos. Los tiempos han cambiado. Los oídos permanecen sordos.

Rusia y China juegan al segundo principio; el del escudo. Pero la misma contención y paciencia tiene sus límites humanos ante un persistente ataque a múltiples niveles, ese es el riesgo sobre el cual cabalga el planeta. Una evolución y tránsito aun sin concluir. Pero, a como refería al inicio, es una fábula que nos recuerda al Imperio. Y la fábula nuestra aún no termina.

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