Las memorias de las guerras en el siglo XXI

 Jonathan Flores*


No justifico ninguna pérdida de vida en el conflicto actual entre Rusia y Ucrania sin importar la nacionalidad, porque siempre será mejor la paz. Sin embargo, el conflicto más reciente que me ha impactado ha sido el de Siria en Medio Oriente. Según la ONU, de 2011 a 2021 han muerto 350 mil civiles registrados. Los organismos internacionales consideran que es una cantidad subestimada. Este conflicto arroja la mayor cifra de pérdidas humanas de todos los conflictos actuales en el mundo, sin contar a los miles de desaparecidos, desplazados y mutilados.

Cómo olvidar que Siria ha sido una de las últimas y más recientes guerra por el petróleo que tanto necesitan las economías más pujantes, sobre todo de Occidente.

Las últimas guerras o mejor conocidas como las "nuevas guerras" han sido generadas por lo que hasta ahora es uno de los recursos más importante para la producción mundial, el petróleo. Un recurso relativamente escaso y considerado el pulso de la economía global y  a la vez es el motor y objetivo de las últimas guerras en el siglo XXI.

Todo ello se sustenta en lo que se conoce como la "paradoja de la abundancia" o "la maldición de los recursos". En el que los países más ricos en petróleo tienden  a ser más propensos a la miseria, la inestabilidad política y los conflictos bélicos mediante intervenciones extranjeras o financiamiento de grupos internos que terminan impulsando un cambio de régimen por otro, que en la jerga occidental le llamamos democracia. De los casos más cercano de nuestro continente tenemos a Venezuela, y unas millas más lejanas  tenemos Irak y Siria  como los más emblemáticos.

Entre las más recientes guerras por el petróleo se encuentra la de Iraq en 2003, tras la invasión de EE.UU que lideraba una coalición internacional compuesta por países miembros de la OTAN, con el pretexto de buscar armas de destrucción masiva que nunca pudieron demostrar. Y cómo olvidar que Nicaragua también  puso su granito de arena enviando tropas militares a Irak ese mismo año, bajo el gobierno neoliberal de Enrique Bolaños para congraciarse con los Estados Unidos en claro y alineamiento a su política exterior.

Lo más interesante de estas invasiones extrajeras ilegales es que, tras finalizar sus operaciones militares en esos territorios, no solo dejaron miles de víctimas mortales y destrucción de infraestructuras, sino que, la ocupación se prolonga al dejar instaladas en esos territorios ricos en petróleo a grandes empresas transnacionales que explotan, venden y hacen contrabando con los recursos de las naciones ocupadas y controlando en gran medida los yacimientos.

Por ejemplo, tras las retiradas de Irak de las tropas interventoras, se quedaron las compañías petroleras estadounidenses y europeas como ExxonMobil, BP, Shell, Emerson, que desde 1973 no tenían presencia. Todo este drama es la expresión del funcionamiento del sistema capitalista voraz, que tiene que provocar guerras y crisis económicas, manteniendo latente focos bélicos en distintas regiones del mundo como son el palestino-israelí, las coreas, China versus Taiwán, Venezuela y la situación actual de Ucrania que no escapa de este bucle sistémico.

*El autor es docente universitario, especialista en Relaciones Internacionales y estudios de Género*.

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