China regresa al Pacífico


 
*Jorge Bautista*

Las noticias que nos llegan sobre zonas y regiones en conflicto, muchas tienen que ver con el Mar de la China Meridional, o bien Mar del Sur de China. Donde existe la disputa sobre su control entre 7 países. Y capitalizando esa situación Estados Unidos se ha colado y lo ha transformado en franco enfrentamiento con China. En el argumento de “protección” de las libertades de navegación de rutas de comercio marítimo de sus aliados. Mal pretexto pues a la fecha no se ha adherido al documento vinculante de la Convención de Naciones Unidas sobre el derecho de Mar. Este mar, que tiene aproximadamente 3,500,000 Km2 (1 millón de Km2 más que el Mar Mediterráneo), es la antesala para el acceso de China al Océano Pacífico. Pero al decir que China regresa al Pacífico, es desde la perspectiva imperial del dominio de sus aguas. Y si decimos que regresa es afirmar y partir del presupuesto que en algún momento de la historia estuvo dominándolo. Estados Unidos, consciente de ello, sabe que ese pase trascendería más allá del mismo Pacifico para con otros mares y océanos, en consecuencia, el acceso a otros continentes y dominio de las rutas marítimas. Y eso significaría el fin de su señorío.

De manera que resulta de naturaleza imperial, detener la salida de China desde su punto arranque en sus mismas costas en el Mar de la China Meridional. Y en la medida que esta realidad, de dos lógicas en enfrentamiento, abran sus espacios desde el lado de un imperio dominante (Estados Unidos) y desde la óptica de un imperio en crecimiento (China), estaremos siendo testigos de más noticias. Donde resulta que la existencia de Estados Unidos, y la entrada de China, son la realidad imperial en la que vivimos, y es lo que está moldeando el contexto actual.

Es decir, si se es imperio algo debe de significar y trascender en el dominio de las aguas. Es una lógica geopolítica y geoestratégica, así como comercial y económica, un asunto que no es extraño desde un estudio de la historia de los imperios (dominio del Mediterráneo entre Cartago y Roma). A como no es novedad la resistencia que opone un imperio en decadencia a perder sus dominios. Claro, el punto por verse es el tiempo, forma y mecanismos con que sucederán en lo particular.  Y estamos frente a una sintomatología y patologías que se repite en estos enfrentamientos entre imperios, así como las singularidades de cada época e imperios en particular.

Cuando hablamos de Estados Unidos, comprendemos la historia de un país que nacido de un primer asentamiento que realizó el Reino Unido en el norte de América (año 1607), luego se hizo Colonia (Virginia; primera colonia oficial). Llego a ser 13 las colonias. Y para 1750 no completaba aun el millón de habitantes. Pero que para 1770 llegaba a los dos millones y medio. Que en 1776 declara su independencia y que, luego de una guerra, es reconocida esa independencia por Reino Unido en 1783. Que, a inicios del siglo XIX con Oregón, llega territorialmente al Océano Pacífico. Luego inicia una guerra con México a quien le quita casi la mitad de su territorio. En 1867 compra Alaska a los rusos. Y que todo esto representa una historia siempre en expansión desde su génesis como colonia. Un territorio de poco menos de un millón de Km2 cuando se independizó, que llega a tener más de 9 millones de Km2 en menos de un siglo. Y que en 1913 crea la Reserva Federal, como banco central de Estados Unidos, que es privado e independiente del gobierno. Con lo que inicia una fase de expansión, ahora financiera, cuando territorialmente ha llegado a su “limite”. Aunque ya había cruzado el Océano Pacífico y estaba en las Filipinas, cerca de China.

¿Y China? Estaba en el Pacifico varios siglos antes. Y según Gavin Menzies, luego de 14 años de investigación, explica en su libro “1421. El año en que China descubrió el mundo”, para cuando los europeos se lanzan a la conquista de los mares a finales del siglo XV, en ese momento “Los chinos disfrutaban de una tradición marítima más antigua y más rica que los europeos. Cuando zarparon las flotas de Zhu Di, en 1421, tenían al menos VI siglos de exploraciones oceánicas y navegación astronómica a sus espaldas”. En ese tiempo las galeras en Venecia podían transportar unas 50 toneladas, en cambio los barcos del tesoro chino tenían capacidad para más de 2,000. Se han encontrado pruebas arqueológicas que China llegó a tener unas 21 bases que iban desde Hawái, América del Norte, Centroamérica, América del Sur, Isla de Pascua, Nueva Zelanda, Australia, etc.   Aunque a partir del siglo XV, China se replegó sobre sí misma. En esos tiempos China dominaba el Océano Pacífico. Hoy China está de regreso y, al hacerlo, se ha encontrado con un imperio en decadencia que domina sus aguas y ella, en franco desarrollo, viene por la recuperación de su espacio histórico, sin prisa, pero sin pausa.

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