China regresa al Pacífico
Las noticias que nos llegan
sobre zonas y regiones en conflicto, muchas tienen que ver con el Mar de la
China Meridional, o bien Mar del Sur de China. Donde existe la disputa sobre su
control entre 7 países. Y capitalizando esa situación Estados Unidos se ha
colado y lo ha transformado en franco enfrentamiento con China. En el argumento
de “protección” de las libertades de navegación de rutas de comercio marítimo
de sus aliados. Mal pretexto pues a la fecha no se ha adherido al documento
vinculante de la Convención de Naciones Unidas sobre el derecho de Mar. Este
mar, que tiene aproximadamente 3,500,000 Km2 (1 millón de Km2 más que el Mar
Mediterráneo), es la antesala para el acceso de China al Océano Pacífico. Pero
al decir que China regresa al Pacífico, es desde la perspectiva imperial del
dominio de sus aguas. Y si decimos que regresa es afirmar y partir del
presupuesto que en algún momento de la historia estuvo dominándolo. Estados Unidos,
consciente de ello, sabe que ese pase trascendería más allá del mismo Pacifico
para con otros mares y océanos, en consecuencia, el acceso a otros continentes y
dominio de las rutas marítimas. Y eso significaría el fin de su señorío.
De manera que resulta de
naturaleza imperial, detener la salida de China desde su punto arranque en sus
mismas costas en el Mar de la China Meridional. Y en la medida que esta
realidad, de dos lógicas en enfrentamiento, abran sus espacios desde el lado de
un imperio dominante (Estados Unidos) y desde la óptica de un imperio en
crecimiento (China), estaremos siendo testigos de más noticias. Donde resulta
que la existencia de Estados Unidos, y la entrada de China, son la realidad
imperial en la que vivimos, y es lo que está moldeando el contexto actual.
Es decir, si se es imperio
algo debe de significar y trascender en el dominio de las aguas. Es una lógica
geopolítica y geoestratégica, así como comercial y económica, un asunto que no
es extraño desde un estudio de la historia de los imperios (dominio del
Mediterráneo entre Cartago y Roma). A como no es novedad la resistencia que
opone un imperio en decadencia a perder sus dominios. Claro, el punto por verse
es el tiempo, forma y mecanismos con que sucederán en lo particular. Y estamos frente a una sintomatología y
patologías que se repite en estos enfrentamientos entre imperios, así como las
singularidades de cada época e imperios en particular.
Cuando hablamos de Estados
Unidos, comprendemos la historia de un país que nacido de un primer
asentamiento que realizó el Reino Unido en el norte de América (año 1607),
luego se hizo Colonia (Virginia; primera colonia oficial). Llego a ser 13 las
colonias. Y para 1750 no completaba aun el millón de habitantes. Pero que para
1770 llegaba a los dos millones y medio. Que en 1776 declara su independencia y
que, luego de una guerra, es reconocida esa independencia por Reino Unido en
1783. Que, a inicios del siglo XIX con Oregón, llega territorialmente al Océano
Pacífico. Luego inicia una guerra con México a quien le quita casi la mitad de
su territorio. En 1867 compra Alaska a los rusos. Y que todo esto representa
una historia siempre en expansión desde su génesis como colonia. Un territorio
de poco menos de un millón de Km2 cuando se independizó, que llega a tener más
de 9 millones de Km2 en menos de un siglo. Y que en 1913 crea la Reserva
Federal, como banco central de Estados Unidos, que es privado e independiente
del gobierno. Con lo que inicia una fase de expansión, ahora financiera, cuando
territorialmente ha llegado a su “limite”. Aunque ya había cruzado el Océano
Pacífico y estaba en las Filipinas, cerca de China.
¿Y China? Estaba en el
Pacifico varios siglos antes. Y según Gavin Menzies, luego de 14 años de investigación,
explica en su libro “1421. El año en que China descubrió el mundo”, para cuando
los europeos se lanzan a la conquista de los mares a finales del siglo XV, en
ese momento “Los chinos disfrutaban de una tradición marítima más antigua y más
rica que los europeos. Cuando zarparon las flotas de Zhu Di, en 1421, tenían al
menos VI siglos de exploraciones oceánicas y navegación astronómica a sus
espaldas”. En ese tiempo las galeras en Venecia podían transportar unas 50
toneladas, en cambio los barcos del tesoro chino tenían capacidad para más de
2,000. Se han encontrado pruebas arqueológicas que China llegó a tener unas 21
bases que iban desde Hawái, América del Norte, Centroamérica, América del Sur,
Isla de Pascua, Nueva Zelanda, Australia, etc. Aunque a partir del siglo XV, China se
replegó sobre sí misma. En esos tiempos China dominaba el Océano Pacífico. Hoy
China está de regreso y, al hacerlo, se ha encontrado con un imperio en
decadencia que domina sus aguas y ella, en franco desarrollo, viene por la
recuperación de su espacio histórico, sin prisa, pero sin pausa.
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