LA OEA, un organismo putrefacto.

 *Víctor Manuel Ramos*


Simón Bolívar vislumbró, en 1829, que Los Estados Unidos de América constituían el gran peligro para la América del Sur del Río Bravo. Desde Guayaquil, escribió, el 5 de agosto de 1829, refiriéndose al vecino del Norte, en una carta al coronel Patrick Campbell, Encargado de Negocios en Bogotá: "Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad."[1]

Los Estados Unidos habían proclamado la Doctrina Monroe y el Destino manifiesto, una verdadera advertencia de la ferocidad con que  tratarían a los vecinos del Sur.

La Doctrina Monroe (1823), señala que:

consideraríamos un peligro para nuestra paz y seguridad cualquier tentativa de parte [de las potencias europeas] que tuviera por objeto extender su sistema a alguna porción de este hemisferio... cualquier intervención de una potencia europea con el objeto de oprimir [a las naciones latinoamericanas] o de dirigir de alguna manera sus destinos, no podrá ser vista por nosotros sino como una manifestación hostil hacia los Estados Unidos.”[2]

Por otro lado, la tesis del “Destino Manifiesto” indicaba que los derechos de los Estados Unidos eran una expresión de las prerrogativas de la humanidad toda, por lo que tan sólo se ejercía el “derecho a la posesión” de los territorios americanos.

ya que: el destino de esta nación se hace manifiesto, no sólo por el éxito alcanzado [en su desarrollo y conquistas] tal y como ya lo establecía su moral puritana, sino también por la misma geografía, vista de tal forma que no sólo el Sur y el Oeste americano estaban destinados a ser campo de su expansión, sino también el Caribe y de allí toda la América, para saltar de aquí a una expansión ultracontinental.”[3]

José Martí, un día antes de su caída en Dos Ríos, el 18 de mayo de 1895, escribe a Manuel Mercado una carta que ha quedado como testamento patriótico: “ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.”[4]

Rubén Darío, el poeta nicaragüense y universal, testigo de las tropelías de los gringos en Nicaragua, escribió en su Oda a Roosevelt:

“Eres Los Estados Unidos.

Eres América ingenua que tiene sangre indígena,

Que reza a Jesucristo y que aún habla español.”[5]

En una de sus crónicas, leemos a Darío: “Por el lado Norte está el peligro”, y más adelante nos advierte: “Y hay que recordar que en la historia de la diplomacia americana no ha brillado nunca la buena fe ni la cultura moral. Y nada de tratados de reciprocidad, con quien al hacer el tratado nos pone la soga al cuello. ‘La tremenda fuerza al servicio del mal existe ya’, dice un gran escritor al respecto. Y es la verdad. El hombre del Norte: ¡He ahí el enemigo![6]

Contribuyeron, a esclarecer el pensamiento latinoamericano sobre el peligro real de Los Estados Unidos, los ilustres: José Enrique Rodó, con su popular libro Ariel, en el que presenta a Ariel, como América Latina, enfrentado al Gran Calibán del Norte. Víctor Raúl Haya de la Torre, quien dedicó su vida a luchar por un Perú independiente, libre de la influencia nociva de los Estados Unidos. Ganó las elecciones presidenciales en dos ocasiones pero no le dejaron tomar posesión, indudablemente por órdenes giradas, a los militares peruanos traidores a la patria, desde Norteamérica. En Perú, fue esclarecedora la escritura de José Carlos Mariátegui que en su libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, hizo un análisis marxista de las condiciones de atraso y sometimiento de Perú y esbozó las soluciones a esas lacras. Con estos nombres no se agota la lista en la que no pueden faltar Fidel Castro y Hugo Chávez.

La yankeemanía habría de llegar a su final cuando los pueblos de América Latina sufrieron, en carne propia, el expansionismo norteamericano, que encontró alianza vergonzosa en las oligarquías atrasadas, antipatrióticas, lacayas y dictatoriales que gobernaban a las naciones latinoamericanas y que requerían del respaldo yankee para sostenerse en el poder a cambio de entregar las soberanías y las riquezas nacionales.

Es decir, Los Estados Unidos siempre tuvieron en mente dos asuntos fundamentales para asegurar su hegemonía en el Continente: apoderarse de las tierras de sus vecinos y de las Islas del Caribe y someternos mediante el chantaje y la fuerza para salvaguardar sus intereses. Esa es la razón por la cual se funda la OEA, calificada por Fidel Castro como el Ministerio de Colonias de Los Estados Unidos, con funciones agregadas de Encargada de los golpes de Estado en América Latina.

---*---

La historia de Honduras en la OEA es realmente vergonzosa, sumisa, de lacayo. La respuesta de un judas latinoamericano, a cambio de unas cuantas monedas sujetas a condiciones indignantes. Los hechos están ahí, en los anales históricos, de los que me atrevo a hacer una reseña.

Los representantes de Honduras ante la OEA, desde su fundación  en 1948–con la excepción del Embajador que representó al gobierno de José Manuel Zelaya- han escenificado actuaciones de sometimiento a los intereses norteamericanos, han actuado en cumplimiento de los dictados del Departamento de Estado, so pena de quitarle a Honduras las pocas monedas que dan a su gobierno para sostener la tiranía sin temor a las reivindicaciones populares.

---*---

Voy a hacer una breve reseña histórica de la actuación vergonzante de los embajadores y de algunos Ministros de Relaciones Exteriores de Honduras en la fea OEA.

Los Estados Unidos saca las uñas largas cuando en Guatemala, tras el derrocamiento del tirano Jorge Ubico, como consecuencia del movimiento estudiantil que exigió su renuncia, se constituye una democracia inaugurada por Juan José Arévalo, quien hace algunas reformas tibias que contribuyen a afianzar la participación popular en las grandes decisiones. A Arévalo le sucede el Coronel Jacobo Árbenz, un militar comprometido con las causas populares que se promete profundizar los cambios en favor de los pueblos, fundamentalmente de los campesinos que atravesaban una terrible crisis por las condiciones inhumanas de explotación y esclavismo en que sobrevivían y sobreviven aún. Arévalo propuso una reforma agraria radical para dotar a los campesinos de tierras. Parte de las tierras a distribuir estaban en manos de la United Fruit Company. John Foster Dulles era el Secretario de Estado en el gobierno de Eisenhower y su hermano, Allen Welsh Dulles, el Director de la CIA. Ambos eran, además, accionistas de la Compañía, de tal manera que tenían intereses personales para que Árbenz no les arrebatará, para efectos de la Reforma Agraria, las tierras que mantenían ociosas.

Honduras jugó un papel denigrante en la OEA en este asunto de Guatemala. El señor Juan Manuel Gálvez, que había fungido como Abogado de la United Fruit Co. en Honduras, asume la presidencia del país para suceder al tirano Carías. Consecuente con sus antiguos amos y amigos en la United y en el gobierno yankee, Gálvez autoriza a Castillo Armas para instalarse en Honduras y entrenar un ejército de mercenarios, con el fin de derrocar a Árbenz, por encargo de John Foster Dulles, quien le suministra las armas con el apoyo del tirano Anastasio Somoza de Nicaragua y la indulgencia de Gálvez.

Con el fin de asegurarse el respaldo de las naciones latinoamericanas, John Foster Dulles convoca a la Décima Conferencia Panamericana.

Se celebró en la ciudad de Caracas en 1954. Participaron todos los Estados Americanos menos Costa Rica. Como dijimos con anterioridad, la principal preocupación de EUA era el problema del comunismo, y su presencia en la Conferencia sólo estuvo ligada por la necesidad de lograr una Resolución en este sentido. Luego de aprobada, el presidente de la delegación de ese país [John Foster Dulles] se retiró, dejando a sus segundos para el tratamiento de los problemas económicos, que eran los de verdadero interés para los latinoamericanos. La propuesta de Resolución presentada por John Foster Dulles declaraba: "Que si el movimiento comunista internacional llegase a dominar las instituciones políticas de cualquier Estado Americano, ello constituiría una amenaza contra la soberanía e independencia política de todos nosotros, poniendo en peligro la paz de América, lo que exigiría la acción pertinente de conformidad con los Tratados vigentes". Los Estados latinoamericanos de ninguna manera estaban dispuestos a apoyar esta propuesta, ya que significaría abrir nuevamente las puertas a la intervención norteamericana contra cualquier gobierno que este país considerara que estaba sujeto al comunismo. De hecho se trataba de un intento de apoyo a la Doctrina Monroe. Además, el interés de EUA para que se aprobara esta Resolución, estaba orientado a su deseo inminente por derrocar al Gobierno guatemalteco de Jacobo Árbenz.”[7]

El Canciller guatemalteco, Guillermo Toriello[8], contestó con contundencia los argumentos de Dulles que apenas disfrazaba el intervencionismo norteamericano:

Hay quienes han desatado contra Guatemala la más inicua campaña, y no han tenido vergüenza de recurrir a las armas más cobardes para difamar, desviar y desvirtuar uno de los movimientos más puros que ha habido en el continente, han recurrido a la enorme maquinaria de los medios de difusión…  y los han prostituido haciéndolos un instrumento de mentira y de calumnia y han pegado a las espaldas de Guatemala la etiqueta de ‘comunismo.”[9]

Toriello insistió en que su gobierno defendía la democracia, el mejoramiento de la situación de la vida de los guatemaltecos mediante la superación del sistema semifeudal para instalar un sistema capitalista y defender la soberanía nacional y la independencia.  Toriello advirtió que votaría en contra de la resolución anticomunista porque solo serviría de excusa  para avasallar la soberanía de los países latinoamericanos.

La Conferencia aprobó, el 13 de marzo de 1954, la Resolución XCIII denominada “Declaración de Solidaridad para la Preservación de la Integridad Pública de los Estados Americanos contra la intervención del Comunismo Internacional”. Los resultados de la votación fueron: 17 votos a favor, a pesar de que muchos países expresaron sus reservas por considerar el texto una puerta a la intervención norteamericana. Guatemala votó en contra y Argentina y México se abstuvieron. Honduras se sumó a los votos de las tiranías de Nicaragua, República Dominicana y Venezuela votó a favor. Se inauguraba, de esta manera, la nueva etapa de atropellos a los pueblos latinoamericanos, por parte de Los Estados Unidos, a través de la fea OEA.

Guatemala apeló al Consejo de Seguridad pero Los Estados Unidos boicotearon la reunión. Cuando por fin se reunió la ONU, el golpe de Estado en Guatemala se había consumado y, a partir de ese golpe, se estableció una larga tiranía militar que asesinó a las comunidades indígenas, sin que la OEA reparara en esos crímenes. Honduras había dado un paso en falso y se puso la soga al cuello.

El 21 de diciembre, José Ramón Villeda Morales, toma posesión de la presidencia de Honduras. Electo por una mayoría aplastante que repudiaba el pasado dictatorial, tomó su juramento delante de las grandes esperanzas del pueblo hondureño y en presencia de 40 representantes internacionales. Muy pronto abandona sus promesas de democracia y libertad y decreta la persecución de los comunistas y la quema de los libros marxistas que la policía analfabeta calificara como subversivos. Su interés egoísta de impedir que el candidato de su partido Liberal, el Abogado Modesto Rodas Alvarado le llevó a confabularse con los militares para que ejecutaran un golpe de Estado que instauró, a partir del 3 de octubre de 1963, una tiranía militar que duró hasta 1982, en que se restablece una seudodemocracia con Roberto Suazo Córdoba. Ramón Villeda Morales rompió relaciones con Cuba por órdenes de Los Estados Unidos y de la OEA.

Coincidiendo con el golpe de Estado militar cruento en Honduras, (1964) se protagonizaron los golpes de Estado en Brasil en contra del presidente demócrata João Goulart y otro golpe de Estado en contra del presidente demócrata de República Dominicana, Juan Bosch. Todos instigados por los norteamericanos.

Años antes, en 1959, Fidel Castro había entrado triunfal en La Habana, tras derrocar la tiranía asesina y pronorteamericana de Fulgencio Batista. Los norteamericanos inmediatamente demostraron su hostilidad hacia el gobierno de Castro e hicieron maniobras para apoderarse del poder. Como esas maniobras no tuvieron resultado, Los Estados Unidos, en cooperación con los gobiernos dictatoriales de Guatemala y de Nicaragua y con la complacencia de varios regímenes latinoamericanos, invadieron a Cuba en Playa Girón. Ahí el imperialismo sufrió su primera gran derrota continental.  Los cubanos, recelosos de las actividades anticubanas de los norteamericanas proclamaron el Estado Socialista y buscaron alianza con la Unión Soviética y los países de la organización de los No Alineados.

Los Estados Unidos nuevamente acudieron a la fea OEA para aislar a Cuba, frente a la imposibilidad de derrocar al régimen cubano. Para tal fin convocaron la Octava Reunión de Consulta reunida en Punta de Este, Uruguay, en enero de 1952. El temario, elaborado por Los Estados Unidos, plateaba las amenazas a la paz y a la independencia de los Estados Americanos que representaban las intervenciones de potencias extra continentales, fundamentalmente la Unión Soviética, como consecuencia de las declaraciones de Kruschev de que respaldaría a Cuba en el caso de una intervención norteamericana. La idea fundamental era imponer sanciones contra Cuba. Varios gobiernos ofrecieron respaldo a Cuba antes de la reunión: México, que se mantuvo firme, Brasil de Joao Goulart, Montevideo, la Argentina de Frondissi, Chile de Alesandri, Bolivia de Paz Estensoro y Ecuador de Otto Arosemena.

La parte operativa de la resolución decía literalmente que la adhesión al marxismo-leninismo es incompatible con el sistema interamericano y que el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista rompía la unidad y solidaridad continental; que el gobierno de Cuba, identificado con el marxismo-leninismo, es incompatible con los principios y objetivos del sistema interamericano y que esta incompatibilidad excluye al gobierno cubano de participar en el sistema interamericano. En la reunión se expulsó a Cuba de la OEA.

Sin embargo, a pesar de la expulsión de Cuba, la OEA no dejó de entrometerse en los asuntos cubanos. Como respuesta, el Gobierno cubano envió una nota oficial a la organización para advertir que Cuba estaba expulsada arbitrariamente y que la OEA no tenía ninguna jurisdicción ni competencia en el país.

La Resolución que surgió de esta Reunión de Consulta (Resolución VI), vinculada a la exclusión del gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano quedó redactada de la siguiente manera: "1. Que la adhesión de cualquier miembro de la Organización de Estados Americanos al marxismo-leninismo es incompatible con el Sistema Interamericano y el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y la solidaridad del Hemisferio. 2. Que el actual gobierno de Cuba, que oficialmente se ha identificado como un gobierno marxista-leninista, es incompatible con los principios y propósitos del Sistema Interamericano. 3. Que esta incompatibilidad excluye al actual gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano. 4. Que el Consejo de la Organización de Estados Americanos y los otros órganos y organismos del Sistema Interamericano adopten sin demora las providencias necesarias para cumplir esta Resolución".

Luis Dallanegra Pedraza se refiere a los conciliábulos previos de la siguiente manera: “Antes de la Reunión de Punta del Este, los esquemas de votaciones países contrarios a sanciones a Cuba, estaban prefijados de la siguiente manera: México, conjuntamente con Brasil, cambiaron impresiones y se pusieron de acuerdo; a su vez, contaron con el apoyo en principio de Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Ya en Punta del Este se reanudaron las conversaciones sobre el tema, y se mantuvieron las posiciones, pero se retiraron Uruguay y Venezuela, a la vez que se agregaron Argentina, Haití y Honduras. De todas formas había seguros 8 votos, lo que eliminaría la posibilidad de los 2/3 para excluir a Cuba. Pero a último momento, la delegación de EUA "compró" el voto de Haití, que estaba necesitado de financiación, retirándose del grupo. En definitiva, la Resolución VI consiguió los 2/3 necesarios.[10] La delegación de México dejó sentada la siguiente reserva en el Acta Final de la Octava Reunión de Consulta: "(...) que, en su concepto, la exclusión de un Estado Miembro no es jurídicamente posible sin la modificación previa de la Carta de la Organización de los Estados Americanos conforme al procedimiento previsto en el artículo 111 de la misma". Cabe destacar que, en la Carta de la OEA, no se encuentra prevista la "expulsión" de un miembro, así como tampoco del TIAR, por ello en la Resolución VI se habla de exclusión y no de expulsión.”[11] En esta reunión participó, El Che Guevara en representación de Cuba, quien tuvo una entrevista con Joao Goulart de Brasil y con Frondissi de Argentina. Días después, estos presidentes fueron derrocados por sendos golpes de Estado patrocinados por EUA. Honduras volvió a escenificar su posición de lacayo norteamericano. Sin embargo Ramón Villeda Morales, junto con Juan Bosch de Dominicana también serían derrocados, acusados –válgame dios- de ser comunistas.

Honduras rompió las relaciones diplomáticas con Cuba el 24 de abril de 1961, en un acto servil a Los Estados Unidos. Cuba y Honduras restablecieron las relaciones diplomáticas tras 41 años de ruptura. El presidente Flores Facussé firmó el acuerdo unos días antes de entregar el mando a su sucesor. El nuevo embajador de la isla en Tegucigalpa, Elis Alberto González, presentó las credenciales ante las autoridades del Gobierno recién instalado de Ricardo Maduro, quien estuvo enfadado con EUA a finales de su mandato. El 3 de junio de 2009, en la XIX Asamblea General de la OEA, realizada en San Pedro Sula (Honduras), durante el gobierno de Manuel Zelaya Rosales, con el apoyo de Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Venezuela, se logra un acuerdo entre los cancilleres de los países integrantes de la OEA, en la llamada Comisión General, presidida por el canciller canadiense Lawrence Cannon, para la reinclusión de Cuba en la entidad. Cuba rehusó volver a la fea OEA.

Cuba, al verse amenazada por parte de Los Estados Unidos de Norteamérica, pactó con la Unión Soviética la instalación en la Isla de misiles ofensivos, capaces de portar cargas nucleares. El 22 de Octubre de 1962, ante el conocimiento, por parte del gobierno norteamericano, de esta situación, el presidente John F. Kennedy declaró la intención de establecer una cuarentena naval e incrementar la vigilancia aérea de Cuba, a la vez que recurrió al Consejo de Seguridad de la ONU y paralelamente a la OEA. El asunto pasó al Consejo de Seguridad pero en el Consejo de la OEA, EUA pidió la convocatoria a una Reunión de Consulta. Se aprobó una Resolución que sancionaba, por primera vez, el uso de la fuerza armada, de acuerdo con los términos establecidos en el TIAR.

En la Octava Reunión de Consulta, hubo desacuerdo respecto del poder que se le debía otorgar. Todos los miembros estuvieron de acuerdo en que se necesitaba el consentimiento del gobierno antes que el Comité pudiera ser enviado a su territorio. Trece Estados apoyaron una propuesta para conceder al Consejo de la OEA la facultad de iniciar investigaciones de seguridad en el caso en que se requiera la mayoría de votos, aunque el Estado se opusiera. Brasil votó en contra, y Bolivia, Chile, República Dominicana, Haití, México y Venezuela se abstuvieron”. Honduras, como siempre, sumisa, votó a favor.

Meses después del derrocamiento de Juan Bosch, en Dominicana, acusado de comunista, golpe instigado por USA, un grupo de militares, encabezados por dos oficiales, uno de ellos Caamaño Deñó, hijo de un general trujillista, se levantaron en armas para restituir a Bosch en la presidencia. Esto no iba a ser tolerado por Los Estados Unidos. Durante su gobierno de siete meses, Bosch promulgó una constitución con nuevas garantías para los dominicanos, sobre todo para las clases obrera y campesina. El 28 de abril, el Presidente de EUA, Johnson, envió marines, con el justificativo de defender las vidas de ciudadanos norteamericanos. Debido al repudio continental, Johnson se apresuró a convocar a la OEA para legalizar su atraco a los dominicanos. Johnson violaba  la Carta de la OEA, especialmente sus artículos 15 y 17, pero su acción, en principio, quedó "legitimada" por la aplicación del Corolario Theodoro Roosevelt a la Doctrina Monroe. La Décima reunión de Consulta fue convocada, por iniciativa del gobierno de Chile, con el fin de tratar la "grave situación creada por la lucha armada en la República Dominicana". Mediante triquiñuelas se desecharon los proyectos de México y de Chile y se votó el proyecto norteamericano que creo un Comité Especial con representantes de Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, y Panamá, para que fuera a la República Dominicana y buscara medios para restablecer la paz. El 2 de mayo, Johnson expresó su inquietud porque los revolucionarios, a los que acusó de comunistas, tomaran el poder en República Dominicana. Los Estados Unidos no toleraban el retorno de Bosch.

En la Décima Reunión de Consulta, EUA urgió a los latinoamericanos a la creación de una Fuerza Interamericana de Paz (FIP), con el objeto de enviarla a Santo Domingo. Cinco Estados se opusieron a la Resolución: Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay, mientras que Venezuela se abstuvo. Los 14 votos afirmativos se completaron con el delegado de la República Dominicana, de dudosa representación diplomática. No obstante, se creó una FIP, comandada por un General brasileño (presidencia del General Castello Branco, quien asumió en nombre de la Junta Militar que derrocó a Goulart, acusado de izquierdista). Brasil, proporcionó un contingente de hombres, igual que Costa Rica (que aportó miembros de la policía porque carece de fuerzas armadas desde 1948), y El Salvador, Honduras, Nicaragua y Paraguay. Las fuerzas norteamericanas que se encontraban en Santo Domingo, quedaron al mando de un general brasileño. Honduras, otra vez en el papel de gendarme sometido. El 2 de junio, la Décima Reunión de Consulta nombró un Comité ad hoc, para establecer las condiciones para la paz, la recuperación económica y para dar las directivas a la FIP. El miembro principal de este Comité era el Embajador de EUA ante la OEA, Ellsworth Bunker, y los demás miembros eran de Brasil, El Salvador, México y Uruguay. Estos se opusieron a la creación de un nuevo órgano y Argentina, Chile y Venezuela se abstuvieron de votar. Este último país, que antes apoyaba a EUA, ahora tenía reservas respecto de la actitud e intención

Los Estados Unidos de establecer en Santo Domingo un gobierno pro norteamericano. Honduras fue, nuevamente, apoyo para estas resoluciones temerarias y peligrosas para la independencia de los pueblos. El resultado final fue el re-entronizamiento del trujillismo, al mando de Joaquín Balaguer, que gobernó por muchos años con la complacencia gringa y el respaldo de la fea OEA.

Luego de varios años de lucha en contra del tirano sanguinario Anastasio Somoza, el Frente Sandinista de Liberación Nacional se hizo con el poder en Nicaragua. El Gobierno de Honduras, posteriormente actuó como porta aviones norteamericanos, durante los años 80, pues fue en el territorio hondureño en donde se armaron y entrenaron a los “contras” que luchaban para derrocar al gobierno sandinista. El General Gustavo Álvarez Martínez, Jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras, soñaba con entrar a caballo en Managua a la que pensaba sería fácil derrotar con el apoyo de Reagan. Álvarez Martínez, sin embargo, fue defenestrado y, más tarde, cuando regresó del exilio, asesinado, para impedir que declarara sobre los crímenes cometidos durante su mandato en las Fuerzas Armadas de Honduras. El Presidente Roberto Suazo Córdoba toleró esos crímenes porque era un mequetrefe de los yankees y de los militares. La guerra encubierta en contra de Nicaragua y contra el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional ocasionó muchos daños a Honduras: se introdujo el tráfico de drogas, se asesinaron y desaparecieron a muchos hondureños por cuyos crímenes aún esperamos justicia. Honduras desempeñó nuevamente el papel denigrante de brindar apoyo a las fuerzas intervencionistas que violaban la soberanía y la integridad de Nicaragua y prestó el territorio para entrenar a la Contra desde donde se agredía a Nicaragua.

Tras muchos años de lucha, el General Omar Torrijos Herrera, con el apoyo internacional de las fuerzas progresistas del mundo, logró que Los Estados Unidos firmaran un nuevo tratado del Canal, con el compromiso de devolver, a la soberanía panameña, La Zona del Canal y el Canal mismo. En una ocasión, los norteamericanos que tenían mucha influencia en los militares panameños, encontraron una pila de traidores y escenificaron un golpe de Estado en contra de Torrijos, quien se encontraba en México. El General Torrijos abordó una nave en El Salvador, en donde había realizado sus estudios y tenía antiguos compañeros, y el General Noriega tomó el Aeropuerto de Chiriquí para asegurar el retorno del Líder de la Revolución Soberanista Panameña. Una vez que Torrijos desembarcó, fue aclamado por su pueblo y acompañado hasta que llegó a Ciudad de Panamá. Los golpistas habían huido. Los Estados Unidos no lograban aceptar la devolución del Canal y pensaban que la aniquilación de Torrijos era el camino expedito. En ese ambiente se produjo el asesinato de Torrijos al hacer estallar el helicóptero que lo trasladaba desde Río Hato a su despacho en Ciudad de Panamá. El mando fue inmediatamente asumido por el General Noriega, con quien, Los Estados Unidos, se había coludido, según las revelaciones de los mismos gringos, en el tráfico de drogas. Noriega, por tanto constituía la verdadera esperanza para lograr que Panamá desistiera de la devolución del Canal. Sin embargo se toparon con una auténtica resistencia de parte del General Noriega que mostró un grandísimo patriotismo en la defensa de la soberanía del Canal lograda por Torrijos y el pueblo panameño, con el acompañamiento de la comunidad internacional. Al no poder doblegar a Noriega, Los Estados lo consideraron un peligro. Con esta motivación, Los Estados Unidos invadió Panamá durante la madrugada del 20 de diciembre de 1989. Los yankees hicieron uso desproporcionado de la fuerza de tal manera que murieron unas 6000 personas civiles en el Barrio El Chorrillo con la consecuente destrucción de miles de viviendas bombardeadas. La justificación, capturar a Noriega para someterlo a la justicia norteamericana. En esa misma fecha se reunió, de urgencia el Consejo Permanente de la OEA. Los Estados Unidos quisieron imponer a un embajador fraudulento que representaría a Panamá, pero la mayoría se opuso y permitieron que el legítimo representante panameño interviniera en la sesión. En Panamá, los norteamericanos tenían el respaldo de las fuerzas traidoras encabezadas por Endara que luego sería electo presidente. Si bien Honduras, en la OEA, lamentó la intervención militar en Panamá, la justificó alegando que en Panamá se había creado un Estado de guerra y había actos de violencia en contra de ciudadanos, militares y civiles de EUA, cuando en realidad quien promovía el Estado de guerra eran Los Estados Unidos de América. Nicaragua presentó un proyecto para condenar la intervención militar y para exigir el inmediato retiro de las tropas norteamericanas. 18 Estados votaron por el proyecto, pero 11 lo rechazaron, lo que permitió que no se lograran los 2/3 de los votos. Honduras, como siempre se alineó con la maldad y votó en contra. Un texto patrocinado por Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú y Uruguay proponía “condenar la intervención militar en Panamá y exigir el retiro inmediato de las tropas invasoras”. Honduras, de manera vergonzosa, se abstuvo.

Durante la década de los 70, Los Estados Unidos impusieron tiranías militares en Sudamérica que dejaron horripilantes saldos de torturados, asesinatos, perseguidos, desparecidos y robo de niños. Los dictadores de Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela recibieron el apoyo de Los Estados Unidos. Honduras nunca levantó su voz para condenar esos regímenes oprobiosos.

En diciembre de 1983, Los Estados Unidos invadieron la pequeña Isla de Grenada y derrotaron al gobierno democrático que mantenía relaciones cordiales con Cuba y la Unión Soviética. Honduras no dijo esta boca es mía. En setiembre de 1994, Los Estados Unidos invaden Haití, esta vez, integrando una tropa interamericana en la que participó nuevamente Honduras con un contingente militar. En abril de 2002, Washington patrocinó un frustrado golpe de Estado en contra del Presidente Hugo Chávez. Honduras se llamó al silencio. En 2009, el gobierno de Manuel Zelaya, en Honduras, fue derrocado por los militares, con la instrucción dada por Hilary Clinton y el Pentágono, por haberse vinculado Zelaya con el gobierno de Chávez y participar en Petro Caribe y el Alba. La OEA sancionó a Honduras de mentirillas porque posteriormente permitieron la entronización del actual gobierno civil militar fraudulento y embarrado en múltiples actos de corrupción y narcotráfico.

Por último, la OEA, al mando del traidor Luis Almagro, conocido hoy como Almugre, no ha dejado de hacer comparsa con Los Estados Unidos para estrangular la economía de Cuba. A pesar de que Cuba no forma parte de la OEA, esta organización de bandidos, quiso intervenir en los asuntos internos de la Isla cuando puso en entredicho la nueva Constitución Cubana. De igual manera, la OEA se ha plegado a los intereses norteamericanos para enfrentar a Nicaragua y a Venezuela. Venezuela se retiró de la OEA pero esta reconoció al impostor Guaidó. Honduras protagonizó, en el seno de la OEA, un vergonzoso incidente con la Canciller Venezolana Delcy Rodríguez, incidente en el cual nuestro país resultó totalmente desautorizado. La canciller María Agüero fue realmente Humillada por Delcy Rodríguez.[12] Rodríguez además calificó a Perú de sumiso, a Costa Rica de ignorante y a USA y a Almagro de promover la guerra civil en Venezuela. Los Estados Unidos han seguido irrespetando a Venezuela mediante el embargo, el reconocimiento de un títere como presidente y la apropiación de los bienes venezolanos en USA y en Gran Bretaña. Honduras se unió al Grupo de Lima, al cual el presidente Kucsynski autocalificó como grupo de perritos falderos de Trump, para patrocinar la agresión a Venezuela. Honduras se ha mostrado colaboradora, rompió relaciones con Maduro, el legítimo presidente de Venezuela y reconoció a Guaidó. Sacó al noble embajador de Venezuela, Don Filinto Durán Chuecos, y recibió a un mequetrefe. Vaya papel lamentable el de este gobierno ilegal de JOH.

Por último, no olvidemos los golpes de Estado, detrás de los cuales estuvo también USA, en Brasil, Paraguay, y el más reciente en Bolivia, en donde se ha instaurado una dictadura feroz y sanguinaria. Honduras sigue muda frente a estos atropellos al derecho internacional

---*---

La última hazaña de Almagro y de la OEA es acosar a Nicaragua. Se ha sumado a la campaña iniciada por Los Estados Unidos para reprimir a la Revolución Sandinista porque su interés es derrocar a Ortega para volver a instalar a los gobiernos sumisos liderados por los Chamorros que actúa como sus fieles perritos falderos. Almagro ha celebrado una reunión de la OEA para condenar a Nicaragua porque, de acuerdo con su criterio, las elecciones recién celebradas en Nicaragua, en donde el Presidente Ortega se alzó con el 75% de los votos, son fraudulentas. El Gobierno sandinista ha protestado enérgicamente este entrometimiento de Almagro y de la OEA en Nicaragua, por absurdo e ilegal y porque este actuar de la OEA no es mas que en cumplimiento de las órdenes emanadas por Washington para los regímenes que actúan como lamebotas de los yanquis, en contra de los países que han elegido un camino de independencia y libertad como Cuba, Venezuela, Bolivia, Perú, México y Nicaragua. Nicaragua, con plena dignidad, ha denunciado el Tratado de la OEA y plantea su retiro porque no puede seguir integrando una Organización que es mampara de los designios antisandinistas de Washington. Esta decisión ha logrado el apoyo de la Asamblea Nacional de Nicaragua, de la Corte Suprema de Justicia, del Alba y de muchas personalidades políticas del mundo y ha contribuido al desmoronamiento casi mortal de la OEA, tal como lo ha planteado López Obrador quien ha planteado la disolución del Ministerio de colonias de USA y su sustitución por un Organismo integrado por los países situados al Sur del Río Bravo, los países que el dulce Martí llamó Nuestra América, para salvarse el peligro que está en el Norte, como lo señaló el gran Rubén Darío.

La OEA ha entrado en su etapa final de putrefacción y por sus olores nauseabundos todo mundo abandonará el barco en búsqueda de una nueva organización que represente los auténticos intereses de los pueblos hijos de Bolivar, Morazán y Martí. 21 de noviembre de 2021.



[1] Carta del Libertador Simón Bolívar al coronel Patricio Campbell, fechada en Guayaquil, 5 de agosto de 1829 http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.php?article3309

[2] Pereyra Carlos: Breve historia de América. México, pag.749. Citado por Castañeda Reyes, José C.: El imperialismo de Los Estados Unidos en el pensamiento de Martí, Rodó y Haya de la Torre: pasado y presente. En Iztapalapa 43, enero-junio de 1998. Pas. 51-78.

[3] Zea, Leopoldo: Dialéctica de la conciencia americana. Alianza Editorial, Mexicana. (Biblioteca Iberoamericana). México, 1976. Pág. 11.

[4] Carta de José Martí a Manuel Mercado - Granma

http://www.granma.cu/granmad/secciones/26-julio-2011/de-jose-marti/articulo-14.html

[5] Darío, Rubén: Oda a Roosevelt. Cantos de Vida y Esperanza. En Poesías completa, Aguilar, Madrid, 1968.

[6] Darío Rubén: La República de Panamá y otras crónicas. Selección, estudio y notas de Jorge Eduardo Arellano. Edición dela Academia Nicaragüense de la Lengua y de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Managua, 2011.

[7] Dallanegra Pedraza, Luis: Inclusión de la guerra fría en las relaciones interamericanas.

[8] Para mejor conocimiento de este asunto de Guatemala recomendó leer el libro: La Batalla de Guatemala de Guillermo Toriello. Cuadernos Americanos, 39, México, 1955.

[9] Discurso pronunciado por el Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala en la Tercera Sesión Plenaria, 5 de marzo de 1954. Citado por Juan A. Lanús, De Chapultepec al Beagle: política exterior argentina, 1945-1980 (Buenos Aires: Emecé, 2000), 192.

[10] Tello, Manuel: México: una posición internacional. Joaquín Mortiz, México, 1972.

[11] Dallanegra Pedraza, Luis: Inclusión de la guerra fría en las relaciones interamericanas. En relaciones políticas entre EUA y América Latina. ¿Predomino “monroista” o Unidad Latinoamericana? Buenos aires. Edición del Autor, 1994.

[12] https://48u8nv393uue1gl3wq7pyxg1-wpengine.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2017/06/Sequence-01.mp4?_=1

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Perfil de un vende patria

"Mi Padre: Un ser humano de otro mundo"

Humberto, el defensor de delincuentes

La Oligarquía Americana contra Nicaragua y el F.S.L.N