Los partidos políticos, la sociedad y el Estado.
Los partidos
políticos son los intermediarios entre la sociedad y el Estado, esto es
universalmente aceptado en todas las sociedades, ello significa que tal y como
se define en la Ley de Partidos Políticos son: “agrupaciones de
ciudadanos nicaragüenses ideológicamente afines, constituidos con el objetivo,
entre otros, de optar al Poder Político con la finalidad de realizar un
programa que responda a las necesidades del Desarrollo Nacional”[1].
Si los partidos
políticos son los intermediarios de la sociedad, entendemos que en esta
coexisten diferentes grupos humanos, a los que identificamos como clases
sociales y que en ella se definen como hegemónicas y no hegemónicas de acuerdo
a la posición que ocupan en la misma.
Entendemos que
entre esos grupos diferentes, con intereses igualmente diferentes se desarrolla
un conflicto para ubicarse como hegemónicos, que les permita ejecutar su
programa de gobierno o que han definido como programa de nación. Los partidos Políticos son Instituciones de
Derecho Público. Entendemos, también, que tienen como fin promover la
participación de la población en la vida democrática[2],
ejecutando un conjunto de acciones que responda a las necesidades del
Desarrollo Nacional.
Definidos de esa
manera, reconocemos que los Partidos Políticos participan dentro de los
márgenes permitidos por la Constitución Política y las leyes vigentes en la
lucha por el poder[3].
Para efectos de
este documento debemos reconocer que en Nicaragua existen dos grandes
tendencias políticas, una a favor de los segmentos de la sociedad excluidos del
desarrollo y de las políticas sociales y otros representantes de los grupos que
han mantenido la hegemonía política y económica desde la independencia hasta el
19 de julio de 1979, cuando el FSLN hizo explotar al Estado y sus instituciones
para iniciar un camino difícil de transformaciones, con los grupos que habían
estado excluidos como segmentos hegemónicos en una sociedad en revolución.
En tal sentido el
Estado de Nicaragua, ha formulado y aprobado de manera consensuada, la ley de
partidos políticos y una ley electoral, como parte del andamiaje jurídico que
regulan la existencia, funcionamiento, y lucha por el poder de las
instituciones políticas por obtener el poder en nuestro país, esta, actualmente
reconoce la existencia actual de partidos políticos tales como:
1. El Frente
Sandinista de Liberación Nacional.
2. Partido Liberal
Constitucionalista.
3. Partido Liberal
Independiente.
4. Partido
Conservador de Nicaragua.
5. Alianza Liberal
Nicaragüense.
6. Alianza por la República.
La ley fue creada y ha sido reformada a la medida de
los intereses de quienes, en ese momento, desde el poder del Estado gobernaban
de acuerdo a sus intereses. Ello ha impido hasta hoy la creación de un amplio acuerdo[4]
inclusivo, que permita el crecimiento y desarrollo del país, no importando
quien esté en el poder, y la definición y práctica de una cultura política
nueva y moderna que respete las normas jurídicas como actuar natural de todos
los nicaragüenses.
Todas las propuestas que se han llamado acuerdos
Nacionales han sido excluyentes y unilaterales y han provocado reacciones
violentas de los sectores que no están insertos dentro de ellas, La sociedad
que se ha ido formando en nuestro país es la clásica sociedad formada por
sectores verticales que se superponen y en los cuales no tienen
representación y presencia los trabajadores pobres y campesinos, éstos no tienen comunicación entre ellas sino una lucha a veces violenta por
la defensa de sus intereses o de los que dicen representar, configurando un
sistema político sectario excluyente y con una facilidad al uso de la violencia
como elemento primordial para ventilar las diferencias entre los diferentes
sectores participantes, a lo más que se ha llegado en a la configuración de un
remedo de un contrato social nombrado por la población de manera despectiva
como “PACTO” que desde las instituciones políticas defiende sus intereses de
los políticos usualmente poderosos vinculados al poder y excluye a los débiles
que no lo detentan.
Estos remedos de contratos o “pactos” han servido para
compartir el poder entre aquellos que han luchado por el mismo y ponen en
peligro la permanencia de la institución que lo utiliza como propietaria del
mismo.
Este ha sido en la historia del país, un círculo
vicioso de violencia y pactos entre los poderosos que administran, de acuerdo a
sus intereses nada incluyentes.
Durante el
periodo de 1979 a 1990, conocido como el periodo revolucionario, con el FSLN en
el poder, se desarrolló una fuerte lucha por la hegemonía dentro
del gobierno, los grupos que co-gobernaban con la dictadura somocista a base de
pactos y componendas se apretaron a mantener y mejorar sus nuevas posiciones
con el financiamiento del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, quien
organizó, dirigió y financió un ejército primero de los remanentes de la
derrotada Guardia Nacional y después de campesinos, unos obligados mediante el
secuestro y otros confundidos por el perjuicio de las políticas de la misma
revolución, políticas que se tuvieron que implementar por la presión ejercida
por la oposición apoyada por los sectores más reaccionarios del gobierno
norteamericano[5].
Durante ese
periodo[6]
la lucha se presentaba como expresión por los esfuerzos de la consolidación del
proceso de cambios y los esfuerzos por evitar que dichos cambios se
instituyeran, era una lucha que hasta hoy continua, una lucha por conquistar el
imaginario colectivo de la población nicaraguense, que se comprendiera para
lograr la participación en los esfuerzos por las transformaciones económicas,
políticas y sociales como expresión de un cambio de sistema y no solamente un
cambio de Somoza en el poder.
Fue una década
muy difícil, mientras la revolución implementaba las políticas sociales en
beneficios de los sectores afectados por la dictadura, las clases excluidas del
poder desde 19 de julio de 1979, se oponían de manera velada y otras veces
públicas, unas veces políticas y otras más, de manera económica y militar
destruyendo infraestructura o bloqueando los esfuerzos de este empobrecido país
que soportaba con estoicismo dicha agresión.
En esta situación
y bajo la presión norteamericana el gobierno Sandinista y el ejército mercenario
de los Estados Unidos de Norteamérica tuvieron que sentarse a negociar, había
llegado una situación en que los Estados Unidos se estaban bajo presión por la
ayuda que desarrollaban en Nicaragua y Nicaragua golpeada y empobrecida
resistiendo se veía cada vez con mayores dificultades para sostener una
posición que le permitiera mantener la hegemonía en la lucha de clases.
Esta negociación concluyó, no sin antes superar innumerables inconvenientes y situaciones negativas de los sectores guerrilleros de la oposición, con una negociación de los sectores enfrentados a muerte, de esa manera se llegó a la PAZ, el 23 de marzo de 1988.
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