El malinchismo en contra de Nicaragua
*Por Víctor Manuel Ramos*
Con
motivo de la celebración del V centenario de la caída de Tenochtitlan durante
la batalla por la conquista de México bajo la arrolladora fuerza opresora de
los españoles dirigidos por Hernán Cortés, se hizo evidente la actitud traidora
de muchos mexicanos que se unieron al invasor, en vez de buscar el
entendimiento entre los pueblos mexicanos. No tardaron en arrepentirse de su
actitud traidora, malinche, pero ya era tarde. Rodaron cabezas, el emperador
Moctezuma asesinado, los templos fueron destruidos, los dioses tirados al suelo
y despedazados, las creencias sacadas de la cabeza de los indígenas a fuerza de
torturas increíblemente salvajes, incluida la de echarles vivos en las
hogueras. Pero ya era tarde, como nos lo advirtió Bertolt Brecht.
Lo
terrible de todo esto es que algunos no han aprendido la lección y el
malinchismo sigue vigente como una doctrina de aquellos que han configurado una
patria falsa, una patria a la que hay que saquear y expoliar; a la que hay que
entregar a los conquistadores modernos para que nos arrebaten todas las
riquezas del pueblo con sus habitantes y las del suelo con sus recursos
naturales. Francisco Morazán definió, con exactitud precisa, estas dos patrias:
la de los malinches y la del pueblo en su Manifiesto de David.
Morazán
y Bolívar fueron víctimas de estos traidores. Morazán no pudo consolidar la
Unidad Centroamericana y los bandidos se repartieron los pedazos en que
convirtieron las Provincias Unidas de Centro América, entregadas a bandidos y
tiranos que han mantenido a los pueblos en una larga noche de 200 años de
sometimiento, tiranía y entrega traidora a los intereses del imperialismo, la
pandemia que azota con más virulencia a las naciones de la Nuestra América que
amaba el dulce poeta José Martí.
Simón Bolívar, El Libertador de seis naciones, tras 20
años de combate desigual en contra de las fuerzas coloniales, tuvo que batirse,
luego de derrotar a los amos españoles, para enfrentarse a los malinches
traidores del patio. No pudo en contra de ellos y tuvo que abandonar, derrotado
y enfermo, a Bogotá para refugiarse en Santa Marta en donde falleció sin ver
cumplido su ideal de una América al Sur del Río Bravo convertida en una sola
nación unida, fuerte y soberana.
Estos malinches todavía conspiran en contra
de la unidad y en contra de cualquier avance de algún pueblo en la conquista de
su independencia definitiva para reivindicar los ideales que movieron a los
padres de nuestras patrias hace 200 años. Estos traidores doblaron la cerviz
ante el amo norteamericano para invadir y aplastar a Guatemala –antes habían
asistido al parto maléfico de la OEA-, fueron partícipes de los criminales
actos terroristas para derrocar al gobierno revolucionario de Cuba y no
pudieron y durante largas décadas se unieron, sin vergüenza alguna, al criminal
bloqueo en contra de la Isla, acompañaron a EEUU en la invasión a Dominicana
para aplastar los ideales libertarios del pueblo dominicano, impusieron
criminales dictaduras en Chile, Argentina, Uruguay y Brasil, masacraron a los
panameños y causaron destrucción para capturar a Noriega porque se negó a
devolver el Canal a los yankees, hacen lo indecible para ahogar en dificultades
a los bolivarianos venezolanos y para derrocar el gobierno revolucionario,
usaron un traidor para traicionar la revolución ciudadana de Ecuador,
protagonizaron un golpe de Estado en Bolivia con el apoyo amoral de Moreno,
Macri y Bolsonaro; encarcelaron a Lula para impedirle participar en las
elecciones y descalificaron judicialmente –vaya justicia- a Correa y a Evo con
el mismo fin, mantienen gobiernos antipopulares en Colombia, Guatemala y
Honduras.
En
este momento el interés norteamericano en atajar las aspiraciones libertarias
de América Nuestra está con el ojo puesto en Nicaragua. Han reclutado a los
traidores que piensan que el país es su pertenencia, como en verdad lo era
antes de la Revolución Sandinista: con el dinero saqueado a nuestros pueblos,
USA ha organizado Organismos No Gubernamentales, que son especie de quinta
columnas encabezadas por traidores a la patria que sueñan con recuperar el
control de la Nicaragua sandinista para volver a usufructuar las migajas que
les dejarían caer los verdaderos amos, los yankees que los utilizan para sus
fines monroístas.
Más,
por suerte, el pueblo de Nicaragua ya no atiende a los llamados de sirenas. Han
consolidado su revolución con importantes avances en el área social, en el
combate a la pobreza, en la construcción de importante infraestructura. Sin
dejar de señalar que, entre el pueblo nicaragüense, se ha consolidado una nueva
conciencia revolucionaria que fortalece los avances de la revolución y que se
constituye en un muro firme en contra de los deseos malinchistas de la contra
que sigue viva y coleando pero herida de muerte, y en contra del amo de ellos,
ubicado en Washington. Eso quedó demostrado cuando desmontaron el intento de
golpe de Estado que quisieron ejecutar para liquidar a la revolución y volver a
entregar a Nicaragua a la voluntad yankee. A estos malinches internos, hay que
sumar los malinches externos: el Grupo de Lima (por suerte casi desarticulado),
la Unión Europea y España que pretende reconvertirse en potencia colonia, a
pesar de que todos actúan como mandaderos de USA.
Por suerte ahora Morazán, Bolívar, Martí, Sandino, El Che, Fidel y Chávez conducen el resurgimiento de una nueva era que impulsan Cuba, Venezuela, Bolivia, México, Argentina, Perú y los pueblos de las demás naciones que luchan sin cuartel por hacer realidad los ideales de libertad, independencia y soberanía que proclamaron los padres de la Patria Grande y que se materializan con pasos agigantados. En ese camino avanza Nicaragua sandinista con firmeza. Los malinchistas nicas no tienen ninguna posibilidad de pasar. La patria de los malinches nicas es el somocismo; la de los revolucionarios, el sandinismo liberador.
Tegucigalpa, 17 de agosto de 2021
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