Mucho Chamorro para Nicaragua
*Víctor Manuel Ramos*
Estafeta
El
primero de julio de 1823, el Congreso que mandaba el Acta de Independencia del
Reino de Guatemala y que debió celebrarse el 1 de marzo de 1822, proclamó la
independencia absoluta de Centro América y creó las Provincias Unidas del Centro
de América, que se gobernarían mediante un gobierno republicano, democrático y
representativo. Habían perdido la batalla los funcionarios del régimen colonial
que deseaban mantener sus títulos nobiliarios, razón por la que anexaron al
antiguo Reino de Guatemala al Imperio Mexicano que presidía Agustín de
Iturbide, en contra de los deseos del pueblo que ansiaba la libertad presidida
por un régimen surgido en las elecciones.
En
esa acta, los diputados proclamaron: “Que la expresadas provincias
representadas en esta Asamblea, son libres e independientes de la antigua
España y de Méjico y de cualquier otra potencia, así del antiguo como de nuevo
mundo, y que no son, ni deben ser patrimonio de personas ni familia alguna”.
Sin
embargo, los realistas no habían claudicado. Era el momento de tomar las riendas
de la República y así, a pesar de la Constitución, violentaron las primeras
elecciones para nombrar al Presidente Federal e impusieron al General José
Manuel Arce, quien a pesar de ser liberal pactó con los conservadores que se
decían nobles y comenzaron una persecución en contra de los gobernantes de los
Estados de la Unión, desfachatez que dio lugar al surgimiento de la figura de
Francisco Morazán y su campaña victoriosa que logra derribar a los
conservadores encabezados por el Márquez de Aycinena y pone en vigencia
nuevamente la Constitución atropellada.
Muy
a pesar de lo dispuesto en el Acta de independencia de 1823, Inglaterra
conspira en contra de la unidad centroamericana y logra la desintegración de la
Federación. En ese intervalo, en que los caciques locales lograron la
destrucción de la Federación, casi todos ellos recibieron el respaldo de
Inglaterra, que era la potencia dominante, y como los gobiernos de las parcelas
centroamericanas eran extremadamente débiles y los países sumamente pobres, los
ingleses aprovecharon y se apoderaron de la Costa Caribe de Honduras y
Nicaragua y de Belice y las Islas de la Bahía, amparados, en un supuesto Rey
Mosco al que Inglaterra reconoció como gobernante legítimo de esas tierras.
Pero,
pocos años después de la desintegración, un nuevo país poderoso emergió en el
Caribe para imponer sus reglas, con el contubernio de personajes traidores a
sus patrias y los pueblos: Eran Los Estados Unidos. Fue entonces cuando
surgieron personas y familias que se apoderaron del destino de los países
centroamericanos, entregando la soberanía, proclamada en el numeral 2 del acta
del 1823.
Con
el apoyo de los dólares de la nueva potencia, las familias, que se consideraban
dueñas de Nicaragua, entran a dominar, como lacayos de los Yankees, la política
nicaragüense y a practicar actos de traición a Nicaragua para mantenerse en el poder. Esas familias: los
Chamorro, los Estrada, los Díaz, los Bolaños y los Somoza.
Los
que están ahora en el ojo de la situación nicaragüense son los Chamorro
Barrios. Cristiana Chamorro está enjuiciada por recibir dólares para impulsar un
ambiente que empuje a Los Estados Unidos a salir en defensa de la democracia en
Nicaragua, así como hizo en Guatemala, República Dominicana, Grenada, Panamá y
Honduras. Ella es hija de Violeta Barrios de Chamorro, expresidenta de
Nicaragua en el paréntesis en que las fuerzas traidoras a Nicaragua retomaron
el control del país.
Nicaragua
ha tenido muchos presidentes de la
familia Chamorro. Ninguno de ellos se ha destacado por su patriotismo pues, en
general, actuaron como traidores a Nicaragua, confabulados con los intereses de
los norteamericanos que sometieron a Nicaragua a episodios increíbles, como
dijo Juan Bosch, y a la ocupación flagrante
por filibusteros y tropas yankees e impusieron la sanguinaria tiranía de los
Somoza.
Cuando
Nicaragua se convirtió en sitio de tránsito entre el Caribe y el Pacífico de
los norteamericanos que iban y venían de California, debido a la fiebre del oro,
los gobernantes nicaragüenses, en el primer acto de entrega de la soberanía
nacional, acordaron concesiones con una compañía norteamericana encargada de
trasladar a los norteamericanos a través de Nicaragua (The American Atlantic
and Pacific Ship Canal Company y The Accesory Transit Company). La primera
concesión fue para construir un canal
por esa misma ruta, pero luego vieron que el negocio del tránsito era muy
rentable y negociaron otro tratado que no cumplieron porque no pagaron lo
pactado. Y es aquí en donde entra en escena el primer Chamorro: Don Fruto
Chamorro era gobernante de Nicaragua (1883-1884), en vez de exigir la
cancelación del tratado abusivo se puso a implorar su cumplimiento, sin
entender que uno de los dueños de las Compañías era Vanderbilt, un poderoso en
los lobys de Washington. Don Fruto reclamó, primero a la Compañía el pago de la
deuda, como no obtuvo respuesta acudió, para quejarse, al gobierno
norteamericano. La Compañía con el apoyo de Washington organizaron una revuelta
para derrocar a Chamorro, quien muere en el poder y es sustituido por el
Vicepresidente Estrada. Castellón, parte de la sublevación, llama a los
filibusteros para que le respalden en su intención de asumir el mando de
Nicaragua. Todo esto conduce a que Walker se apodere de Nicaragua y se proclame
como Presidente. La solidaridad centroamericana, respaldada por Inglaterra,
para oponerse a Los Estados Unidos, derrota a Walker que debe salir de
Nicaragua, rescatado por un buque de guerra norteamericano.
En
1860, Fernando Chamorro Alfaro, Hermano de Fruto, ejerció interinamente la
presidencia. Entre 1875 y 1879, Pedro Joaquín Chamorro Alfaro, hermano de los
anteriores, también fue presidente.
Los
Estados Unidos consideraron al General José Santos Zelaya como un hombre no
confiable porque se les atravesaba en el camino. Zelaya renunció cuando los
yankees lo sometieron a presión. En esta conspiración participó Emiliano
Chamorro junto con Juan José Estrada
quienes pactaron apoyo militar y económico con el Cónsul norteamericano Thomas
Moffat, en Blufields, dando origen a la primera intervención norteamericana en
Nicaragua, respaldada por los traidores Estrada y Chamorro que entregaron la
soberanía nacional a los yankee, hasta 1925.
Emiliano
Chamorro Vargas gobernó por primera vez del 1º de enero de 1917 al 1º de enero
de 1921. Como recompensa por su contribución a la derrota de la revuelta contra
el presidente Adolfo Díaz Recinos fue nombrado Ministro Plenipotenciario en
Estados Unidos. En el ejercicio de su cargo, firmó en 1914 el funesto Tratado
Bryan-Chamorro, por el que se concedía a Estados Unidos el derecho a
perpetuidad para construir un canal interoceánico que a través de Nicaragua
uniría el Mar Caribe y el Océano Pacífico. En 1926 asumió nuevamente el poder
tras un golpe de Estado contra el presidente Solórzano, pero tuvo que dimitir
por las presiones estadounidenses. Opositor en un principio a la dictadura de
Anastasio Somoza, llegó finalmente a un acuerdo con éste, por el cual se
garantizaba al partido conservador cierto número de escaños en el Congreso
Nacional.
De
1921 a 1923, gobernó Nicaragua Diego Manuel Chamorro Bolaños, hijo de Pedro
Joaquín Chamorro y Alfaro. Murió durante su mandato. Rosendo Chamorro Oreamuno
gobernó unos días de octubre de 1923, en sustitución de Diego mientras llegaba
el vice presidente.
Por
último, Violeta Barrios de Chamorro no era del linaje Chamorro pero estaba
casada con el periodista Pedro Joaquín Chamorro, asesinado por Somoza. Ejerció
la presidencia entre 1990 y 1997. Ella sucedió a Daniel Ortega, quien pierde
las elecciones debido a la guerra provocada por Los Estados Unidos con el apoyo
de los Chamorro y otras sabandijas traidoras, para derrocar a la Revolución
Sandinista, utilizando como instrumento a un movimiento de bandoleros llamado
Los Contras que hicieron fechorías en Honduras.
Doña
Violeta ilegalizó a más de 47 partidos pequeños de izquierda y aumentó el
control sobre los Canales de Tv y radios, con trabas para que el sandinismo
accediera a estos medios, al tiempo que vendió las frecuencias de Tv y de radio
a la compañía de su familia, el Grupo La Prensa, y a partidarios.
El
9 de abril de 1984, en La Haya, el Gobierno Sandinista de Nicaragua había
presentado una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de la ONU para
abrir un proceso judicial en contra de Los Estados Unidos por su apoyo
económico y logístico a los Contras. El 27 de junio de 1986, la Corte sentenció
a Estados Unidos a pagar 17.000 millones de dólares por 38 000 víctimas civiles
y por la destrucción de infraestructura en puertos y represas. En septiembre de
1992, Violeta Chamorro, sin ser dueña de la compensación a que obligaba a Los
Estados Unidos y sin consultar al pueblo, en un acto de traición, perdonó por
decreto esa deuda. La apertura comercial se orientó al desmantelamiento
selectivo de la protección arancelaria para el sector agropecuario y la pequeña
y mediana industria. Ello se tradujo en una demanda efectiva hacia mayores
importaciones de bienes de consumo, desequilibrando a su vez la balanza de
pagos.
Durante
el Gobierno de Violeta la pobreza alcanzó el 54 % de la población nacional, y
en las zonas rurales llegó al 63 % de la población. Pero además, Violeta sumó
otro Chamorro a la lista de traidores a Nicaragua: Antonio Lacayo era el poder
perverso tras el trono.
Ahora
vuelven los Chamorro: “Son prominentes porque son miembros de las élites
económicas, políticas y culturales del país”, ha dicho José Luis Rocha. Por
tales razones tienen, según Rocha, perfecto derecho a aspirar a gobernar a Nicaragua,
no importa si esas aspiraciones, sobre todo la de Cristiana María Chamorro,
ahora enjuiciada, estén apuntaladas por fondos norteamericanos para
desestabilizar el gobierno sandinista y fortalecer su pretendida candidatura,
porque hasta ahora no es candidata ni precandidata pues no tiene un partido que
la respalde, como ha revelado la Presidenta de la autoridad electoral de
Nicaragua. Cristiana es la candidata presidencial que encabezaba las encuestas,
miente el país de España. Carlos
Fernando Chamorro se ha exiliado en Costa Rica y desde ahí tiene a su
disposición los canales de CNN y otras cadenas norteamericanas falseadoras de
la verdad, las páginas de El país de España y de otros periódicos rentados por
los yankees. España, de manera insolente, desea entrometerse en los asuntos
soberanos de Nicaragua. Pedro Joaquín Chamorro, ahora está detenido por inquirir en aplicación del decreto 1055, o Ley de defensa de los derechos del
pueblo a la independencia, la soberanía y la autodeterminación para la paz. Los
tres, vinculados a una ONG que recibe fondos norteamericanos destinados a
promover la desestabilización del país, actuando, mediante actos que la
legislación nicaragüense califica como traición a la Patria. Todos, hijos de
doña Violeta que quieren tumbar la Revolución Sandinista.
Con
esta historia truculenta de la negación de los postulados del Acta de
Independencia del 1º de julio de 1823, por parte de los Chamorro, me pregunto:
¿Querrán los nicaragüenses volver al pasado y ser gobernados por la fatídica y
traidora a la patria familia Chamorro?
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