Se nos fue el Borre...
*Carlos Fonseca Terán*
Se nos fue el Borre. Todavía no lo asimilo bien.
Orlando Borrego Díaz combatió en la guerra de liberación de Cuba bajo las
órdenes de Ernesto Che Guevara. En los años 60 fue segundo al mando del Che en
todos los cargos que asumió hasta su nombramiento a mediados de esa década como
Ministro del Azúcar. En los 70 asesoró al Consejo de Ministros de Cuba en el
tema económico y se doctoró en economía en la Unión Soviética. En los 80 fue
encargado de trasladar a Nicaragua en tiempo y forma todo lo que venía de Cuba,
y asesor del Ministerio de Transporte de la isla. En los noventa trabajó en la
dirección del sector turístico. Desde que triunfó la Revolución Bolivariana, fue
asesor del gobierno venezolano y el PSUV en temas de organización gubernamental
y en formación política de cuadros. Chávez en su momento y después Maduro, le
tuvieron siempre infinito aprecio.
Para mí: un amigo, un padre, uno de mis más grandes
maestros. Lo conocí en uno de sus viajes a Nicaragua en los ochenta y desde
entonces su palabra, sus consejos, sus enseñanzas, su ejemplo, fueron y serán
siempre un punto de referencia fundamental en mi formación revolucionaria.
El Che lo apodó "Vinagreta" por su mal
carácter, que se combinaba con un proverbial sentido del humor. Él me enseñó a
sentir al Che muy cercano y muy humano, porque el Che fue entre tantas cosas,
como dijo alguien una vez, lo mejor de lo humano. Y el Borre, uno de sus más
leales y devotos discípulos, que transmitió masivamente sus enseñanzas a las
nuevas generaciones, tanto en lo ético como en lo ideológico.
Honor y gloria a un hombre de vanguardia, a un
revolucionario ejemplar, a un comunista de verdad, aunque él en su modestia
consideraba que para ser comunista le faltaba mucho, porque para eso había que
tener la estatura moral del Che y de Fidel. Y sin duda, él la tuvo, aunque le
haya tocado asumir otro papel.
Vivirá en sus enseñanzas, que fueron tantas; es
decir, vivirá en nosotros, sus discípulos, que también somos tantos en Cuba,
Venezuela y Nicaragua.
No descansará en paz, porque seguirá presente en
nuestra lucha, porque seguirá luchando en nosotros, desde nuestras acciones, en
gran parte inspiradas en su presencia, que es eterna.
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