Un Estado y Gobierno asesino: Conflicto social en Colombia
*Augusto César*
Edificios
de la policía incinerados, instalaciones de gobiernos quemados, medios de
transporte incendiados, bloqueos de calles y carreteras, mercados y tiendas de
alimentos cerrados, bancos con las puertas cerradas y cajeros asaltados. Colombia
2021.
Con
50.3 millones de habitantes[1], y
una superficie de 1.141.749 Km2 se destaca por ser uno de los países
con mayor tasa de desempleo en el mundo[2], y
los habitantes tienen la percepción de la existencia de una gran corrupción en
el sector público.
Con la
firma del acuerdo de paz en Cuba, entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, el 26 de septiembre del
2016, la comunidad internacional y la población de Colombia pensaron que la paz
definitiva había llegado a ese país, pero no fue así, en ese país se muere por
defender una reserva natural, oponerse a un puerto, ser LGTBI o dejar las armas,
el problema es muy diferente de lo que los medios afirman, no solamente se
trata del asesinato a los líderes sociales o a los desmovilizados que
entregaron las armas confiando que, con la firma del acuerdo llegaría la paz. El
problema es muy diferente de lo que sugieren las cifras de heridos y muertos.
El
movimiento de protesta, que nació en Colombia el 21 de noviembre de 2019, en
contra de la matanza indiscriminada contra los líderes sociales y
desmovilizados de las FARC-EP, que a diario ejecutaban las fuerzas armadas
(Policía, Ejercito, grupos de paramilitares y el ejército invisible del
narcotráfico), todos ligados a los tentáculos de Álvaro Uribe, quien fuera el
presidente del país por obra y gracia de los capitales de narcotráfico, para
los que gobernó, había casi desaparecido, producto de la pandemia y las
cantidades de muertos en el campo y ciudad de ese país, la firma de la paz,
abrió una caja de pandora, y los fantasmas que salieron de ella explican en cierta
medida la actual crisis, pero lo que es evidente, es que la presente es una
situación sin precedentes, tres elementos tales como: la protesta
social, la economía y la representación
política, se han integrado y generado las más grandes manifestaciones
populares en la historia de ese país.
La
protesta social: centenares de miles de personas han saturados las calles
de las ciudades más importantes de Colombia, se muestran cansados de una
situación que solo agrada a la oligarquía colombiana y en beneficio de sus
intereses, cada día sus capitales crecen, producto de la miseria y la
esclavitud de miles de trabajadores del campo y la ciudad.
La
economía: con grandes recursos naturales y minerales como esmeraldas,
cobre, oro, níquel, hierro, gas natural, carbón y petróleo, es el noveno
mayor productor de níquel a nivel mundial, es un importante productor de carbón
en el mundo, pero con una dependencia económica de los Estados Unidos que no le
ha permitido hacer uso de dichos recursos en beneficio de su desarrollo. Colombia
a pesar de sus riquezas se mantiene como país subdesarrollado, la pobreza
extrema campea en el campo donde falta la salud y la educación que el neo
liberalismo ha sido incapaz de dar repuestas a los sectores más empobrecidos.
Los recursos naturales minerales y metales son muy importantes para la economía
de Colombia al punto que representan el 57.3% de las exportaciones totales.
La
representación política: es evidente que los miembros del partido político
que dirigen el gobierno no representan a la mayoría de la población, de ello
pueden dar cuenta las familias de los líderes sociales en la zona rural,
asesinados por grupos paramilitares al servicio de las huestes de Álvaro Uribe
y sus grupos de narcotraficantes, armados y funcionando como paramilitares,
ejecutando “Falsos Positivos[3]”
también los centenares de miles de manifestantes que han sido blanco de los
francotiradores, las bombas y balas en las protestas populares.
La
cacareada democracia colombiana esta cuestionada, el gobierno no representa los
más altos intereses de la mayoría de la población si así fuera no habría
necesidad de que las fuerzas de la policía y el ejercito salieran a las calles
armados para el combate provistos de tanques y armamento de guerra contra la
población.
En un
intento de calmar las protestas, el gobierno del presidente Duque, ha llamado a
un diálogo con las instituciones políticas existentes en el país, el caso es
que ninguna de ella esta representada en las protestas de la calle, ahí esta el
pueblo, los sin partidos.
Similares
momentos había vivido el país cuando la firma de la Constitución de 1991 o las
revueltas de 1948 tras el asesinato del candidato Jorge Eliécer Gaitán[4],
que dieron origen a las guerrillas. Las reformas tributaria que propuso hace dos
semanas el presidente Iván Duque[5] y
de acuerdo a los economistas colombianos estaban diseñadas para convertir a los
pobre en más pobre y más ricos a los ricos, le dieron un impulso descomunal, cuatro
días después que el pueblo tomara las calles y se enfrentara a pecho
descubierto a las fuerzas de la policía y el ejército, el representante de los
sectores narcotraficantes y “Uribistas[6]”
retiró la propuesta de ley, pero ello no detuvo el descontento, la renuncia de
Alberto Carrasquilla[7] Ministro
de hacienda, y considerado el cerebro de la reforma, tampoco lo logró, el
pueblo Colombiano continua en las calles luchando y muriendo por lo que
consideran justo y necesario.
"Si
un pueblo sale a protestar en medio de una pandemia, es porque el gobierno es
más peligroso que el virus". Así reza una gran verdad en una de las
muchas pancartas que los manifestantes enarbolan, y por mucho que dibujen y
disfracen las reformas en un documento de 110 páginas, denominado “Ley de
Solidaridad Sostenible”, pero que el pueblo la llama por su verdadero nombre derivado
de su objetivo, “Reformas tributarias” una ley que está dirigida contra los
sectores populares desprotegidos ante los gobernantes.
El
miércoles 5 de Mayo, los manifestantes se plantaron frente a los edificios
públicos y paralizaron el sistema de transporte, obligando a los gobiernos
locales a decretar restricciones en el movimientos de personas[8], a
todo ello se suma el descontento de la población al tratamiento de la pandemia
del COVID-19, que ha producido a esta fecha 72.000 fallecidos, provocando el
cierre de empresas, generando el desempleo cada vez mayor y por lo tanto
mayores indicies de pobreza y hambruna.
La reforma tributaria era una medida de
urgencia para el gobierno de Duque, se esperaba recaudar aproximadamente 30
billones de pesos para rescatar la decaída economía del país, que ha tenido el
peor desempeño en casi 50 años, el Producto Interno Bruto (PIB) del país tubo
una caída de 6,8 % en 2020 y el desempleo alcanzó al 16,8 % en marzo.
Aproximadamente la mitad de los 50 millones de habitantes está en la
informalidad y la pobreza golpea al 42,5 % de la población[9].
Efectivamente, tal y como dice la
pancarta, el gobierno se considera más peligroso que la pandemia, estos causan
más muertos que la Pandemia. Se espera que estas protestas escalen sus niveles,
acercándose a mayores índices de violencia, ya a estas alturas se habla que “Manuel
Marulanda Vélez[10],
tenía razón en sus posiciones políticas y sus planteamientos guerrilleros,
sobre el modelo neoliberal que los dueños de tierras y fábricas impusieron en Colombia.
Este movimiento podrá ser derrotado a sangre
y fuego, pero queda fijo en el imaginario de la población la necesidad del
cambio, la sangre de los muertos y los más de 800 heridos[11], estará
fresca en las calles de los pueblos y comunidades de Colombia, la necesidad de
otro modelo popular y participativo, donde las voces de la población sean
escuchadas, para ser los protagonista de esa gran tarea de construcción de
nueva sociedad.
Organismos internacionales incluyendo
las Naciones Unidas y la Unión Europea, han mostrado una cínica preocupación,
que el Estado colombiano ha ignorado, continuando con la matanza de ciudadanos
colombianos que protestan pacíficamente.
En una cómica declaración a la prensa
colombiana e internacional, el ex-ministro de Defensa Diego Molano, afirmó que
las protestas son premeditadas, planificadas, organizadas y financiadas por
grupos disidentes de la FARC-EP y el ALN (grupos guerrilleros activos en ese
país) y más tarde manifestó en una declaración ridícula, carente de toda lógica
y argumento que, Venezuela y su presidente Nicolas Maduro, Cuba y Raúl Castro
son los que están detrás de estos hechos violentos contra la “democracia”
Colombiana.
En este panorama, hay una opción sobre
la mesa de Álvaro Uribe, quien está detrás de las acciones del gobierno, se
especula con mucha fuerza que se preparan las condiciones para un golpe de
Estado que lo ejecutaría el ejército y que favorecería a Uribe, remozando el
sistema neoliberal en contra de los intereses populares. Los norteamericanos
estarían detrás de todo ello, no sin antes desmontar la escaza organización
social[12]
en el campo y la ciudad, dejando al país sin un instrumento político que organice,
dirija y conduzca a las masas a la victoria contra el capital, la oligarquía y
el narcotráfico colombiano.
[1]
De acuerdo a cifras del Banco Mundial para el 2019.
[2]
17.3%
[3]
Modelo de asesinar a cualquier persona o indigentes y reportarlos como
guerrilleros muertos encombate.
[4]
Candidato a la presidencia por el partido liberal de Colombia.
[5]
Fiel político a Álvaro Uribe.
[6]
Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia y acusado de Narcotraficante.
[7]
Nombrado al día siguiente en otro cargo.
[8]
Toque de queda.
[9]
De acuerdo a cifras oficiales de Colombia.
[10]
“Tiro Fijo” líder de las FARC-EP.
[11]
De acuerdo a la defensoría del pueblo colombiano.
[12]
Las FARC-EP y el ELN, no alcanza ese nivel de organización aun para afirmar que
ellos pueden conducir al pueblo colombiano al triunfo.
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