La mujer desde la visón del Gobierno Sandinista

 *Editorial Ideario Popular*


La orientación de políticas públicas en el país, ha tenido un cambio sin precedentes, que se ha  materializado en la segunda etapa de la Revolución Sandinista, logrando insertar dentro de los programas de gobierno a aquellos individuos excluidos por patrones socioculturales, como la mujer y de manera más específica, la mujer rural. Sujeto que desde la perspectiva de los gobiernos neoliberales (1990-2006) se entendía únicamente como actor económico para la producción agrícola, desarraigándole toda condición de sujeto social, político y cultural, relegándolas a la exclusión y abandono.

Dicha forma de gobiernos neoliberales, responde a una cultura política oligárquica, que tiene sus raíces en los partidos liberoconservadores, mismos que entienden y han comprendido a las mujeres desde una visón tradicionalista y conservadora, marcada por una fuerte tendencia clasista. La mujer desde esos intereses, es asumida no como un sujeto político, sino más bien como un instrumento político para acceder al poder, dos ejemplos claros de ello es cuando la dictadura somocista declara el derecho al voto de las mujeres como estrategia electoral (a lo que se había opuesto durante años), en 1955, pero es hasta 1957 cuando éstas logran ejercer su derecho.

El segundo ejemplo lo vemos con la asunción de Violeta Barrios de Chamorro como presidente de Nicaragua, su escogencia como candidata no significaba la liberación e inclusión de la mujer, sino más bien su instrumentalización, doña violeta en ese contexto no dejó de estar asociada durante su campaña electoral a la remarcación de patrones tradicionalistas que deben ser asumidos por las mujeres; poseer una actitud maternalista,  ser una “buena mujer”[1],  conciliadora, y el afán por remarcar su figura de esposa ejemplar por defender el legado de su marido, así como de inmaculizar su imagen de una candidata muy pasiva, comprensiva y sumisa a los preceptos tradicionales del hogar.

En ese sentido, la mujer deja de entenderse como un sujeto político emancipado, para convertirse en instrumento de acceso al poder, su figura de presidente nunca estuvo desprendida de su yerno[2], el hombre que tomaba las decisiones y la asesoraba en todo momento, su acompañante en cada actividad. Incluso durante su mandato no se logra rescatar ninguna ley que reivindicara de manera sustancial los derechos de las mujeres, representando esto una gran paradoja dentro de la historia del país. Las mujeres no logran cambiar sus condiciones de vida real, ni son incluidas dentro de los planes de gobierno como actores fundamentales para la transformación y desarrollo del país, pese a los índices de pobreza y pobreza extrema, siendo aún más aguda en la zona rural, el 70%[3] de este sector se encontraba en condiciones de pobreza.

Pese al crecimiento económico experimentado en este período, no se logró obtener un cambio significativo, pues todos los esfuerzos estaban orientados hacia la producción y extracción de recursos para su exportación. El enfoque de Desarrollo se ve atravesado por el paradigma economicista, obviando al hombre y la mujer como pilares fundamentales de este proceso.

Al asumir al poder el Gobierno Sandinista 2007, se marca un antes y un después en la historia de Nicaragua, siendo de entre tantos, uno de los avances más profundos y esenciales, la reivindicación de la mujer, entendida como un sujeto clave en todos los procesos de transformación social, inclusive se establece como política gubernamental el derecho de la mujer a ser electa a cargos públicos, con la ley 648, Ley de igualdad de derechos y oportunidades en equidad de género, institucionalizando de este modo una perspectiva de género, misma que atraviesa de forma transversal la ejecución de todos los programas, planes y políticas para el desarrollo del país.

Sin embargo, es importante dejar señalado que esta asociación de la mujer al desarrollo y su concepción como individuo garante de derechos y deberes, tiene sus orígenes en el programa histórico del FSLN[4] y entiende como una necesidad la emancipación de la mujer en diferentes esferas: “La Revolución Popular Sandinista abolirá la odiosa discriminación que la mujer ha padecido con respecto al hombre; establecerá la igualdad económica, política y cultural entre la mujer y el hombre”. Es entonces, en la segunda etapa de la revolución que se logra materializar este proyecto y se inicia a construir una sociedad diferente de la mano de la mujer.

Las mujeres rurales, también son reivindicadas e involucradas de manera determinante en el nuevo proceso de Desarrollo nacional humano, los programas como el bono productivo, la formación y escuelas técnicas en el campo, Usura Cero, Hambre Cero, asesoría a mujeres emprendedoras del campo, seguimiento a cooperativas integradas por mujeres, Programas de Semillas para siembra y Libra por Libra, son algunos de los esfuerzos que se han hecho desde el gobierno para incluir a las mujeres del campo y fortalecer sus capacidades, pero además les brinda las herramientas necesarias para su emancipación y liberación, desde su contexto y su realidad.

Otras de las leyes aprobadas por el gobierno en beneficio de las mujeres rurales, ha sido la ley 717, Ley sobre la posesión de Tierras con equidad de género, misma que trata de dar un respaldo jurídico a aquellas mujeres con escasos recursos a través de la creación de un fondo para la compra de tierras. Por su parte, la aprobación de la ley 779, Ley integral contra la violencia de la mujer, ha tenido un impacto trascendental en la sociedad y sobre todo en aquellas mujeres que eran víctimas de violencia o discriminación y en el caso de las mujeres del campo, ha significado un respaldo jurídico y de empoderamiento ante cualquier tipo de agresión.

Todo ello no se puede entender sino, como un proceso evolutivo y de constantes esfuerzos tanto de las mujeres como del Gobierno por brindarles la garantía de derechos, pero sobre todo dignidad a aquellas mujeres excluidas e invisibilizados por gobiernos anteriores. La mujer desde la política sandinista es entendida como un motor del desarrollo, un sujeto político, económico y cultural que debe estar presente en cada etapa, espacio de transformación y de avance. Sin la mujer no se logran cambios profundos y ha sido con el GRUN que se ha iniciado una nueva era para la mujer, que ahora enfrenta nuevos retos pero que se continúa avanzando en ese sentido y dirección.

No queda duda de que el gobierno ha trazado sus políticas desde una visión inclusiva, en igualdad para las mujeres, reivindicando sus derechos y su rol protagónico en la sociedad.



[1] Desde la visión de las cúpulas oligárquicas

[2] Antonio Lacayo

[3] Nicaragua, Reporte de Pobreza, Desafíos y oportunidades para la reducción de la Pobreza (1993)

[4] Programa Histórico del FSLN de 1969: La emancipación de la mujer

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