¿DE DÓNDE SALIÓ CHÁVEZ? ¿DE DÓNDE SACABA SU FUERZA INVENCIBLE?
José F. Javier Arrúe De Pablo
Profeta Jeremías renegaba de todo el sufrimiento que le acarreaba obedecer el mandato de Dios…, incluso, maldecía su destino y quiso arrancar de su pecho el huracán que lo arrastraba…, “y juré no hablar más en su nombre, pero, había un fuego ardiente que me devoraba dentro de mis huesos, que intenté apagar, y no pude”. Jeremías 20:9
Chávez fue, es y será,
fruto de su pueblo. Chávez salió de las entrañas profundas y generosas de
Venezuela. Chávez fue producto de ese alambique prodigioso del mestizaje
popular: indio, africano y europeo. Cuando le preguntaron a Chávez, si tuviera
que nacer de nuevo, dónde le gustaría nacer?, no dudó un segundo: “Donde nací…,
en una casita de piso de tierra y un patio con matas”, rodeado del amor familiar,
lleno de hermanos, con unos padres humildes -maestros de escuela-, y en manos
de una abuela entrañable, Rosa Inés. Ahí estuvo, en su niñez, la forja del
acero al rojo vivo, para blindar de amor a este hombre extraordinario.
De joven, la Academia
Militar le permitió a Chávez encontrarse con Bolívar y con la esencia
patriótica de los libertadores, que labraron, a sangre y fuego, la
Independencia de América, rompiendo las cadenas del Imperio Español. La
formación militar de Chávez, siempre impregnada por la rebeldía y la
conspiración con sus hermanos de armas, formó, de manera “inconsciente”, la
conciencia de un militar bolivariano. La Patria Grande de Nuestramérica, se
encarnó en el “Supremo sueño de Bolívar”, como lo definió Sandino, otro grande
de la libertad y la dignidad de nuestros pueblos indoblegables.
Tal día como hoy, hace 32
años, el 27 de febrero de 1989, la rebelión espontánea del pueblo venezolano
-el Caracazo-, supuso un salto trascendental en la vida de Chávez y de su lucha
por la justicia. La fuerza militar, al servicio de la oligarquía y de un
sistema egoísta y genocida, masacró en las calles a un pueblo, que había
expresado su indignación contra las medidas del Fondo Monetario Internacional.
Se había cumplido la maldición de Bolívar: “Maldito el soldado que vuelva sus
armas contra su Pueblo”. Chávez y sus
compañeros bolivarianos sintieron la rabia y la vergüenza de no haberlo
defendido con valentía, ni estado junto a su pueblo, mientras miles y miles de
venezolanos, hombres y mujeres, mostraban, con su vida, al mundo el coraje de
una raza indómita.
Fue tanta la furia
acumulada, que 3 años después, el 4 de febrero de 1992, se desata la Rebelión
Militar Bolivariana, esta vez sin pueblo, pero que marcó la historia de
Venezuela con un “por ahora”, lleno de esperanza, que unía “para siempre” al pueblo
todo, en la alianza Cívico- Militar que sigue demostrando su fuerza
inclaudicable, ante las agresiones imperialistas que “no han podido, ni
podrán”, con aquel pueblo que parió un hombre de la talla de Chávez.
Lo verdaderamente
asombroso es que Chávez se sembró en el alma del pueblo venezolano, y se mezcló
en la sangre de todos los pueblos de América, y el grito de “Somos Chávez” nos
guía y alienta y nos trasmite esa fuerza indeclinable para seguir luchando por
la justicia y la paz de otro mundo posible y necesario…, y, como un fuego
volcánico, nadie lo puede apagar.
Managua, 27 febrero 2021
*Texto publicado originalmente en el Semanario N°39 del CEDMEB, UNAN-Managua*
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