REVELACIONES DE UN EX MILITAR.
Bayardo Altamirano
LA CONSPIRACIÓN
CONTRA EL PT EN BRASIL
El general retirado Eduardo Villas Boas, quien fue comandante general
del ejército durante la presidencia de Dilma Rousseff y sigue como figura de
enorme influencia sobre la tropa, sacudió a Brasil con las revelaciones
contenidas en un libro reciente. Es la transcripción de 13 horas de entrevistas
llevadas a cabo por el académico Celso Castro, de la Fundación Getulio Vargas,
centro prestigiado de enseñanza superior. El título es General Villas
Boas: conversaciones con el comandante.
Entre las revelaciones impactantes,
Villas admite cínicamente que se reunió varias veces con el entonces
vicepresidente Michel Temer, cuando se armaba el golpe institucional que sacó a
Dilma de la presidencia. También admite que un texto divulgado por las redes
sociales en vísperas de que el Supremo Tribunal Federal votase un habeas
corpus solicitado por la defensa de Lula tenía como propósito directo
alcanzar como resultado el rechazo a la petición.
Lo que más sorprende es la confesión de
Villas de que el texto no salió de su pluma: fue el resultado de varias
conversaciones con el alto comando del ejército. No se trató de una iniciativa personal,
sino de toda la jefatura del ejército brasileño. Mientras aeronáutica y marina
no fueron ni consultadas, ni informadas.
Para Villas, liberar a Lula era un
riesgo a la institucionalidad del país. No dice, pero deja clara la posibilidad
de una intervención militar en caso de que Lula fuese vuelto a la libertad
hubiera sido altísimo.
También revela que fue bajo su comando
que los militares volvieron a sumergirse en la política, buscando a un
candidato que en las elecciones presidenciales de 2018 pudiese derrotar a la
izquierda, representada esencialmente por el Partido de los Trabajadores (PT).
Luego de que Dilma, la sucesora de
Lula, instauró la Comisión de la Verdad, destinada a investigar y denunciar los
crímenes de lesa humanidad cometidos por militares y agentes públicos de
seguridad durante la dictadura (1964-1985), Villas y otros altos jefes temían
un revanchismo dice de la izquierda. Para evitar ese movimiento, era
necesario elegir a un adversario del PT.
Curiosamente, reitera
su ojeriza contra la participación de los militares en la policía,
que él encabezó junto a otros generales que ahora integran el gobierno del
ultraderechista Bolsonaro.
El actual mandatario brasileño jamás
pasó, cuando estuvo en activo, de la posición de teniente. Alcanzó el grado de
capitán luego de ser prácticamente expurgado del ejército, pues es norma de las
fuerzas armadas brasileñas ascender un grado a quien se retira. Es un ejemplo
de indisciplina e irregularidad. Pero era la única opción viable para derrotar
a la izquierda en 2018 y de paso, asegurar a los milites un retorno a los
beneficios de la política.
El libro revela el punto de vista
militar sobre los problemas nacionales, en una muestra de conservadurismo sin
límites.
Trata con énfasis la cuestión del
ambiente, con foco en la región amazónica. Dice que se trata del blanco de la
codicia internacional, que toda la agenda en el tema va en contra del interés
nacional y que el ministro Ricardo Salles, de Medio Ambiente, es una especie de
cruzado contra esos grupos. Las críticas durísimas sobre la devastación llevada
a cabo ante la inercia del gobierno, cuando no de su clara conducción, serían
de acuerdo con Villas, la mejor prueba de que la política aplicada es la
correcta.
Lo que queda claro como el ojo del
piche, es que el de Bolsonaro, es un gobierno militarizado. Hay 10 mil soldados
en puestos del gobierno. Es un gobierno que sólo existió gracias a los
militares, que tuvieron como objetivo alcanzar el poder ya no mediante un golpe
como el de 1964, sino renovado, blanco y silencioso, como procede la CIA.
Es un gobierno encabezado por un ex
militar de trayectoria confusa, que es un ex diputado de historial patético –en
28 años presentó solo dos proyectos de ley, uno como coautor, y ambos fueron
derrotados–, que contó, desde el lanzamiento de su candidatura, con pleno
respaldo del ejército, que ahora se hace cómplice de todo lo que ocurre en el
Brasil con la pandemia: más de mil muertos cada 24 horas.
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