Epifanía Sandinista
Josseline Yaleska Berroterán.
A propósito de la Cruzada Nacional de Alfabetización. Hace pocos días tuve la oportunidad de estar en una comunidad rural de Nicaragua, lugar en el que entendí con mayor claridad qué es el sandinismo, me di cuenta que los verdaderos procesos revolucionarios deben de beneficiar no necesariamente al que tiene, sino al que nunca ha tenido, porque teniendo él, tengo yo.
Sandino
era campesino, y en cada campesino de Nicaragua hay un Sandino, hombre o mujer,
joven o anciano...; en cada trabajador del campo se refleja la esperanza de un
pueblo que desea su liberación, liberación que inicia por el reconocimiento de su
valor, por la reivindicación de sus derechos, liberación que solo ha sido
posible con el sandinismo.
Me
di cuenta que me hace falta campo, mucho campo, pero nunca me han hecho falta
las ganas de conocer y aprender sobre esa realidad, que aunque sea muy distinta
a la mía, siempre me ha conmovido, he comprendido que el sandinismo es eso, la
empatía con el otro, el deseo porque el otro también tenga algún día lo que yo
tengo, lo que yo sé, pero sobre todo lo que desee tener.
El sandinismo es esa mística que te conmueve y
te mueve a sincronizar tus palabras con tus hechos. En esa comunidad también
entendí, que Nicaragua tiene gente capaz y aguerrida, gente inteligente no por
tener diplomas o reconocimientos académicos, ¡no!, ... inteligente porque
dentro de sus limitaciones siempre encuentra la forma de sobrevivir, un pueblo
decidido, un pueblo trabajador, un pueblo cargado de ilusiones y de sueños, es
la Nicaragua que poco a poco viene creciendo y evolucionando, es el pueblo que
indiscutiblemente solo con la visión del sandinismo puede superarse, prosperar
y convertir la oscurana en claridad.
Estuve
ahí, pensando que aunque tengo un poco de estudios, me sentí ignorante en ese
mundo, reconocer lo que ignoramos nos hace más libres y más humildes. Y el
sandinismo por naturaleza es enseñanza para la vida, ... es libertador y
emancipador. Comprendí que el campesino, no es sólo el que trabaja en la tierra
y el cultivo... y que cuando Sandino dijo que su honra era surgir del seno de
los oprimidos, se refería implícitamente al campesino, que es el nervio central
de todo el país, es el eslabón más político dentro del sistema, que sin darse
cuenta hace política desde su comunidad.
He
comprendido que a pesar de no haber estado en la lucha armada y que como desde
siempre no he dudado de que hubiera sido parte, hoy estoy en el tiempo que
tenía que estar, ya no me toca defender al pueblo con el FAL en la mano, sino
con más ideas y con propuestas, con la entrega total al pueblo, haciendo patria
con un lápiz y un cuaderno.
Estoy en el tiempo que tenía que estar para defender el legado de los de ayer, de aquel hombre que aunque nunca me aceptó ser sandinista, me abrió el camino al sandinismo, mi abuelo. Y para sostener este proyecto que ha incluido a aquella mujer, que sin preguntarle, me quedó viendo, y me dijo que todos los beneficios de su comunidad han sido gracias al sandinismo. Solo en ese momento pude entender que todo es un proceso en el que los frutos se ven a largo plazo.
Pero
además, es un proceso del que todos debemos aportar de corazón, el sandinismo
que yo he tomado como parte de mi formación no es el que se hereda por
tradición familiar, sino el que se decide por convicción y decisión personal,
ese que ya después no podés arrancarte, porque se te pega en las entrañas, y
hasta en lo más profundo del ser.
A
40 años de la Cruzada Nacional de Alfabetización, me sumo al clamor y a la
honra de aquellos que subieron a las montañas por amor a ver una nueva
Nicaragua, que al igual que yo, soñamos con erradicar la ignorancia, ese deseo
que nació de Carlos y que solo el sandinismo ha logrado concretar como parte de
su proyecto político.
Allí,
bajo el sol, en el polvo y en el monte verdecito,
Con
esas mujeres y con esos hombres,
Yo entendí claramente,
Que
el sandinismo es lucha constante,
Es
ver hacia adelante, es pensar en todos.
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