Defensa de la soberanía nacional, una acción desconocida por la oligarquía.

 *Edgard P. Galo*



En Nicaragua la oligarquía nunca construyó un proyecto genuino de nación, su naturaleza constitutiva se lo impide. Asumen conducta de superioridad propia de elite colonial. Resabios genéticos que les identifica cultural y políticamente. A la ruptura formal del lazo ibérico no vacilaron en fijar como propio el sentido de la naciente demarcación territorial. Conservar el orden y funcionamiento colonial fue prioridad. Castigo severo a quien pretendiera lo contrario.

Fue el origen de la formación estatal nacional. La casta oligárquica clerical impuso su relato, simbología y religión. Establecieron la ciudadanía como su privilegio y pertenencia. Los pobres no cuentan. Condenados por naturaleza celestial al trabajo y para batallar obligadamente las guerras de rapiña intra oligárquicas. La patria y soberanía un afán utilitario, vacío de contenido.

En una de tantas guerra un sector oligárquico no tuvo escrúpulo aliarse con el yankee William Walker. Coronel el grado que le otorgan. Lucero del alba y ángel tutelar del norte lo llamó el cura Agustín Vigil. Cuando el yankee se convirtió en amenaza para todos, entonces pactaron alianza. Les había preocupado su propio peculio y preservarse como casta dominante. La defensa de la soberanía nacional fue algo tangencial, producto de las circunstancias.

Al terminar la guerra, lejos de ampliar derechos al pueblo, siguieron negándolos. La ciudadanía como su patrimonio continuo inalterable. Lo establecieron en la constitución del 1858 para que nadie de abajo se equivoque. Ciudadanos los que tuvieran propiedad no menor de cien pesos o industria o profesión que produzco lo mismo.

Entramos al siglo XX con renovadas pugnas intraoligarquicas y atropello a la soberanía nacional. Cuando el 6 de Marzo de 1912 arriba a Corinto Philander C. Knox; derroche de servidumbre mostraron al rendirle homenaje, arco de triunfo incluido. Por si no bastaba, el Alcalde Samuel Portocarrero entregó al visitante una llave de oro simbólica de la ciudad. Hacía dos años y tres meses que la imperial nota Knox motivara la renuncia de José Santos Zelaya. Elemental violación a la soberanía del país, consideración venida a menos por los oligarcas conservadores. Para ellos era el medio vuelto de la factura intra oligárquica a los liberales. Soberanía y autodeterminación nacional palabras vacías de contenidos.

Desde entonces el síndrome de dependencia ante los yankee se convirtió en credo oligárquico, alfa y omega de su vergonzante entreguismo. La embajada yankee, ayer y hoy, una especie de santuario perverso al que recurrir en busca de aguas bautismales, la unción de gracia del imperio como si de tablas de la ley se tratara.

Asumieron la indecencia como norma cotidiana y criterio de acción. Emiliano y Diego Manuel Chamorro, tío y sobrino sobresalen. Ambos presidentes en la segunda década siglo XX. En su afán de congraciarse con los amos hipotecaron Nicaragua. Banqueros yankee administraban como cosa propia las aduanas, el Banco Nacional y ferrocarril del Pacífico, desmantelado a finales del mismo siglo por otro presidente de su mismo clan, Violeta B. Chamorro.

Benjamín Zeledón señaló diferencia; “Queremos que la Hacienda Pública sea regentada por personas aptas y honorables. Soberanía Nacional simbolizada por nuestra bandera azul y blanco sea efectiva y no la batan vientos intervencionistas”, fue un destello de luz apagado a sangre y fuego por la intervención.

15 años mas tarde, se alza como trueno libertario la figura limpia y vigorosa del General Sandino. Con su lucha alcanza vigencia como construcción histórica la soberanía nacional en un contexto de reafirmación ante el imperialismo yankee. Sandino resignifica la lucha por  la soberanía nacional a partir del compromiso con los oprimidos desde tiempos coloniales.

El horizonte de su lucha rompe con el monopolio narrativo de la oligarquía y al dar voz y vida a los excluidos reconfigura los atributos sociales de la soberanía nacional como vivencia cotidiana del pueblo. El pueblo como actor determinante de la soberanía adquiere con Sandino protagonismo decisivo; mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y nervio de la raza, afirmo el general.

Sandino inicia la reedificación de nuestra identidad como un pueblo capaz de construir su propio destino soberano sin intromisión extranjera. La soberanía como expresión emancipadora fue y continua siendo una dimensión desconocida para los grupos oligárquicos de Nicaragua que adscriben como natural la tutela imperial.

La soberanía como patrimonio que defender en tanto la suma de realización y existencia de país independiente, adquirió contenido nacional en nuestra historia en el marco de la lucha de liberación antimperialista dirigida por el general Sandino. Legado continuado por el FSLN junto al pueblo manteniendo en alto la bandera de dignidad nacional antimperialista.

Una Nicaragua libre que no volverá a ser hipotecada por las oligarquías. Podrán delirar con sus apellidos de alcurnia en ilusiones de gamonal decimonónico y regocijarse hasta el arrebato por la bendición de los yankee, pero jamás volverán al poder por que el pueblo victorioso junto al FSLN sabrá mandarlos al estercolero de la historia donde los traidores vende patria pertenecen.

*Texto publicado en: La primerísima*

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